Cuando
ella se marchó se lo llevó
todo… su esperanza, sus sonrisas, sus ilusiones, sus sueños, sus deseos,
su
optimismo, su razón de ser y todo lo que le hacía estar vivo, así vagó
un año
entero llorando su llanto como un muerto viviente despertando compasión
en sus
allegados…
Que mujer podría tan
poderosamente su alma y su corazón marcado, su casa comenzó a ser
descuidada,
las pinturas a caerse, una fina capa de polvo asentarse sobre las
superficies,
las telarañas crecieron en los rincones… la comida comenzó a escasear,
su
cuerpo medio muerto requería menos alimentos, su mente ya no completa no
razonaba el daño que se estaba haciendo…
Así sus
comidas fueron modestas,
no eran calculadas, dejaron de ser equilibradas, viviese mas del
aliento, del
aire y del agua que de lo que su cuerpo cada vez más debilitado
consumía, los
desayunos habían desparecido, los mediodías eran reiterativos y poco
nutridos,
las meriendas se habían ausentados y las cenas eran hábilmente
salteadas, la
piel comenzó a pegarse a sus huesos y sus ojos a hundirse en su c ara,
amplios
moretones lo rodeaban, como un profundo abismo que desencadenaba en su
alma,
roja de tanto pensar en ella y llorarla… sufrirla… había fallado al
intentar
odiarla…
Como un autómata se acostaba por
las noches pero sus ojos pasaban horas antes de conciliar el sueño, con
desgana
y sin voluntad se ponía de pie por las mañanas, el día transcurría
monótono,
sin acciones, tanto podía sentarse frente a una ventana y mirar el
cristal o el
cielo, como leer un libro y adentrarse un poco en una vida, que ajena a
la
suya, le recordaba el sabor y el sentido de estar vida… pero era
temporal y
hoja a hoja acababan regresándole a la realidad… realidad que concluía
yendo a trabajar
sin ningún sentido, solo por el de cumplir sus obligaciones en una
sociedad que
desaprobaba y con la que no estaba de acuerdo, así acudía día a día con
sus
responsabilidades, pero no era el mismo, nadie podía obviarlo, aun
cuando se
marchaba, su caminar era cuidadosamente seguido, era un hombre que
estaba
muerto, un corazón que ya no le permitía estar vivo…
La
misma preocupación que
aprisionaba las entrañas de sus compañeros al verle tan desmejorado, tan
cambiado, tan lejos del chico amistoso y risueño que habían conocido, es
verdad
que a veces una broma arrancara una risa queda de sus labios, o
despertara el
indicio de el brillo de su ansiedad en aquellos tristes ojos, pero
ningún
estimulo era permanente, y cada vez más escasos y menos eficaces… se
preocupaban verle tan desmejorado no solo en su alma si no en su
debilitado
cuerpo…
Cuantas veces sus manos habían
tendido una parte de su propia ración de comida para alentarlo a
recuperarse
con poco éxito, y en los ojos de quienes lo querían era duro verlo, pues
era
ver nada más que un hombre muerto.
Su
familia no pasaba mejor esa situación,
sus visitas se habían vuelto ajenas y esporádicas, perdidas en
comentarios que evitaban
tocar los temas que de “ella” trataban, pero inevitablemente las
observaciones
a su desmejorada condición siempre apuntaban a lo mismo y nos e resolvía
nada
con ello…
Cuantas veces su madre salió a despedirlo
a la calle cuando se marchaba mirándolo alejarse, y en su fuero interno
preguntarse si volvería a verlo, cada día de aquel intenso sufrir de su
hijo la
consumía ¿cómo había logrado criatura en este mundo meterse tan dentro
de las
entrañas de aquel hijo suyo?
Pero
aquel día se vio por vez
primera en el espejo, había pasado un año…
Le
asustó lo que vio, había
despertado de un trance agudo aquel primero de enero tras brindar con su
reflejo se dio cuenta que él… él aun estaba vivo… y lo que no te mata te
hace
más fuerte…
Miro su hogar venido a menos, y
paso parte de la noche ordenándolo todo, al otro día se levantó de un
brinco
respirando agitado, acabo los quehaceres que había dejado pendientes el
día anterior,
visito a su familia que no pudo evitar comprender que algo era
diferente, pero
en los breves minutos que compartieron nada pudieron comprender, incluso
en su
trabajo vieron una energía diferente, una concentración diferente, una
voluntad
renovada que les recordaba a alguien perdido doce meces atrás…
Comenzó
a cuidar sus comidas, a
ejercitar y recuperar su cuerpo, este respondió al estimulo con alegría,
sus
piernas se endurecieron, sus brazos se fortificaron, su abdomen adquirió
forma,
y el espejo empezó a sonreírle al pasar y el a detenerse para
observarse, era
otro…
Comenzó a salir de verdad, no
ensimismado como había hecho un tiempo atrás, no sumido, no entregado,
no
enredado en recuerdos que no dejaban a su mente volar… y el estaba
volando una vez
más… comenzó a ver que las miradas se detenían en él, y el comenzó a
detener su
mirada en otras personas, con el tiempo las miradas se cruzaron
adecuadamente y
su corazón palpitó una vez más…
Y sonrió con una inmensa
felicidad, su alma comenzó a agitarse, el cuerpo había revivido, había
superado
su prueba, su propio desafío, y ahora, el corazón volvía a latir, todo
comenzaba
a estar bien, mejor que nunca, como siempre debió haber estado, y la
sonrisa
volvió a los labios de aquel muchacho enamorado…
Los
días se trascendieron unos a
otros, aquel cruce de miradas desencadeno una charla, aquellas palabras
murieron intensas en un baile agitado, donde ambos cuerpos fuertemente
pegados
se rosaban, se iban entregando al frenesí de los deseos que comenzaron a
quemarles desde dentro… y una noche como cualquiera durmieron juntos… y
tras
esa noche las siguieron muchas otras…
Comenzó
a vérseles caminar por la
playa así apretara el frio y soplara el viento, cuando el calor
comenzaba a
despertarse con las estaciones disfrutaban del agua de la bahía, y luna
tras
luna la llama en su interior crecía…
Ella se
mudo a su casa, y el dejo
de sentirse solo, su espejo comenzó a mostrar dos sombras en vez de una,
su
cama entibio dos cuerpos y su mesa sostuvo el doble de comida… y así
cada cuarto,
cada habitación comenzó a tener su propia vida, comenzó a llamarse hogar
aunque
el mismo pareciera, al principio ignorarlo…
Su
compañera parecía quererle de
una manera que el no lograba entender del todo, y había muy poco tardado
en notar
sus extravagantes delicias, y la primer noche que regreso tarde y la
hallo con
una cena caliente en la mesa su corazón pareció crecer cinco talles
dentro de
su pecho y estuvo seguro que este podría haber estallado…
Ella
estaba allí, entre aquellas
paredes, y donde otros podrían haber concebido una prisión ella
descubrió el Edén…
siempre presta a recibirle cuando volvía cansado con una palabra tierna,
con
una caricia, con un beso, con su sola presencia… y el anhelaba aquellos
regresos, y comenzó a duplica sus esfuerzos al trabajar, al salir con
ella, a
vivir…
Consiguió su asenso y festejaron
juntos, comenzaron a salir, a viajar, al nacer el calor del verano y el
frío
del invierno, nunca era seguro a donde habrían de marchar, pero cuando
el calor
o el frío llegaban el auto nuevo comprado aquella estación de llenaba de
bolsos, buenas intenciones, muchas ilusiones, gran cantidad de
esperanzas… se
llenaba el tanque y se partía conociendo muy rara vez el destino que
tendría su
andar…
Y la mujer lo veía feliz y sabia
que ella lo hacía feliz y eso la alegraba a ella, sabía que él salía
poco si no
era con ella, sabía que su vida carecía de sol sin su presencia, y
comprendió
lo valiosa que era para su vida y comprendió la responsabilidad que
representaba
ser tanto para u hombre y consciente de eso cuido de él.
Y la
hizo su reina, se pegaba a
ella atendiendo hasta el ´último capricho cuando la hallaba enferma,
velaba su
salud en la oscuridad de la noche o el brillo del día, y ya recuperaba
no
dejaba que respirara lejos de su aliento, y lo que otros llamarían
opresión
ellos comenzaron a llamarle dicha…
Y sus
almas comenzaron a
entenderse y llevarse tan bien que acabaron fundiéndose en una sola, y
la
ausencia del uno comenzó a representar verse incompletos a si mismos, y
si las
obligaciones de la sociedades no lo impusieran ocasional jamás se los
hubiera
vuelto a ver separados. Y de la fusión d dos e seres que lograron unirse
nació
nueva vida…
Las dos niñas que ella engendro
fueron para el una revelación, jamás hubiera visto su mujer aquella
mirada al
sostener las niñas, y hubiese jurado que sería la misma mirada que
tendría dios
al mirarnos desde el cielo, pues ni una mota de impureza había en el
amor de
aquellos ojos que miraban el anhelo ferviente de su corazón… amo a sus
hijas más
que su propia vida y amo aun más a la mujer que le había dado vida a sus
hijas
y razón de su amor…
Y la tierra misma hubiera
parecido cambiar aquella estación, aquella primavera, cuando en su seno
revivían las cenizas de un amor muerto a hace milenios, un amor fuerte,
intenso, puro, quizás el último que se viera en muchos milenios más… y
la
tierra sonrió para si… aún no todo estaba perdido…
Ambos
estaban sentados en una
plaza aprovechando un día especialmente cálido mientras la niñas
correteaban
bajo la aprensiva y devoradora mirada de sus padres, él las amaba
demasiado
como para permitírsele descuidarlas un segundo, y ella más que como
madre las
amaba, porque lo amaba a él, y ellos eran lo que la habían hecho dichosa
desde
aquella ves que le había conocido… incluso notó cuando el desviaba la
mirada…
lo sintió en el aire como una honda fría, como un temblor, como si el
mundo
pudiera terminar en un segundo, jamás había sentido eso junto a él que
tanta
seguridad le había dado… fue cuando siguió sus ojos, que ya no estaban
en las
niñas que pareció comprenderlo todo de golpe…
Una
pareja discutía no demasiado
lejos, un niño lloraba entre ellos, presumiblemente el hijo, aferrado a l
piernas
de su madre, la discusión creció hasta que no pudo contenerla, y el
carácter
agresivo que aquella mujer conocía muy bien en aquel hombre acabo
resultando en
la descarga de un zendo golpe que partió su labio tumbándola al piso, y
muy
lejos de generar remordimiento aquello parecía haber incitado un placer
interno
en aquel salvaje.
Casi deseo que los brazos
de su
pareja la envolvieran, odiaba aquellas escenas, él nunca la había
golpeado en
su vida ni a sus hijas, ese era él, pero ya no quedaban personas así, y
llamo a sus hijas cuando lo vio levantarse y
dirigirse a la situación justo a tiempo para sostener el brazo poderoso
del
otro hombre cuando amenazaba descargarse sobre la mujer una vez más sin
comprender que en su trayecto se hubiera atravesado el niño…
El
golpeador intento saberse pero
la mano que lo sujetaba era fuerte y firme, y no es que el no lo fuera,
pero había
demasiado seguridad en quien lo sujetaba, aún así alzo su mano libre e
intento
golpear al intruso, este volvió a sujetarlo
dándole un pequeño empujón para apartarlo de la chica y el niño. El
hombre se
abalanzo completamente cegado por la furia, pero erro sus golpes, sin
embargo recibió
dos sendos impactos que lo dejaron tumbados sobre el polvoriento piso,
adolorido,
incapaz de levantarse por varios minutos hasta que los calambres del
estomago
cesaran…
-Quizás ahora
entiendes como se siente
una mujer al enfrentarse a alguien más fuerte cuando la humillas y la
tiras al
piso, si veo que lo haces una vez más continuare golpeándote cuando
estés en el
piso como intentaste hacerlo tu
El
hombre del piso lanzo un
gemido, no pudo hacer mas, y el salvador tendió su mano ayudando a la
joven
cuyo hijo lloraba al ver allí a sus padres lastimados, estaba confundido
y no sabía
qué hacer, pero el salvador de su madre le inspiraba no solo respecto,
si no
afecto, su memoria infantil juraría recordarlo, como si su sangre le
dijera que
aquella persona era importante para el…
La
mujer se levanto y dio las
gracias, el tranquilizo al niño refregándole el cabello y mandándolo
jugar con sus propias hijas unos momentos,
mientras sacaba de sus bolsillos un viejo pañuelo y lo usaba para secar y
contener
la sangre que aun brotaba de los labios de la muchacha, su mujer a la
distancia
no había perdido un solo detalle de la escena, jamás lo había visto
golpear a
nadie, pero no dudaba que aquel tipo tirado en el piso se desquitaría
con la
chica más tarde ¿ habría hecho bien en
intervenir?
-¿Estás bien? -
Preguntó él
-Si, gracias –
respondió ella, y
lo miró a los ojos
Jamás
en su vida ese hombre ni
esa muchacha habían olvidado los ojos que tenían ahora frente a si, ojos
que en
el jolgorio de otras épocas perdías en tiempos remotos habían sido la
prisión y
libertad de sentimientos que, al menos uno de ellos, nunca había vuelto a
sentir… él sonrió
Su sonrisa lo dijo todo,
ella lo
supo, el lo había comprendido, ella no lo había olvidado, no del todo,
nunca
había sido igual sin él, aquel chiquillo quizás demasiado maduro para
ella en
otros tiempos cuando aun quería disfrutar de la vida que tenía por
delante y
el… el parecía sin interés en disfrutarla… no lo había reconocido hasta
verlo a
los ojos, hacia años, muchos años que l no le llamaba, que la esquivaba
en la
calle cual si se hubiera hecho invisible, incluso en alguna oportunidad
en que
los aludo en no había respondido, ella sabía que después de aquella
profunda reflexión,
un primero de año, había muerto para él, hasta ese día…
Estaba
increíblemente confundida,
había acabado por entender que lo había lastimado, que lo había herido
que
nunca volvería a ser suyo, y él la había decidido castigar ignorándola,
cuentas
veces lo había llorado presa de su inmadurez, comprendiendo los errores
tardíamente, cuantas veces había acallado el sentir de sus emociones en
otros
hombres con resultados poco deseados, como había sufrido con quien
estaba cada
ves que este le levantaba la mano, y eran muchas, por la menor
estupidez,
recordando que había dejado ir de su lado alguien capaz de haber dado su
vida
por ella cuando este había estado a punto de quitársela… y ahora él
frente a
ella le demostraba que aún la veía, aun vivía… y en sus ojos el brillo
del amor
que ella había despertado en el corazón del hombre nunca se había
apagado… aun
la amaba, o quizás ella había fantaseado demasiado con esto y sus
propios ojos
la engañaban…
Y el lo entendía todo, sin
palabras, como siempre había sido entre ellos…
-
Me ayudaste, gracias
Su
expresión sincera trataba de
hacerle ver que ya no podría finir que no existía, que ya no la quería
cuando
ella estaba segura que aun la amaba pero su respuesta lo dijo todo
-
Si no lo hubiera hecho, hubiera
golpeado al niño, y un niño no debe aprender que un hombre puede golpear
a una
mujer solo por ser más fuerte, siempre lastimar a alguien que es más
débil está
mal, y aun pero no arrepentirse, aún peor disfrutarlo
Y ella
lo entendió, de la misma
manera que ella lo había lastimado en otros tiempos cuando era muy débil
para
defenderse, demasiado inexperto pese a su madurez, aun cuando ella se
había
sentido niña a su lado, demasiado joven y el demasiado viejo nunca había
comprendido que el era débil, que el dependía de ella, que él la
necesitaba,
que al irse lo había lastimado llevándose todo con ella, el sonrió y se
alejo
ella lo llamó para devolverle su pañuelo…
-Quédatelo,
Nunca supe como devolvértelo,
no volvía verte después de aquel día, y no volveré a verte después de
hoy
Ni siquiera la miro al
decirlo,
nos e dio vuelta, no le importo verla llorar con aquel pañuelo que ella,
años
atrás le había confeccionado y regalado, ella no podía entender que el
aún la
amaba, pero en su corazón al irse dejo un vacío que ya había sido
llenado con
su mujer y sus dos hijas, personas que el amaban, y que le habían
devuelto una vida
Se
marcho de la plaza, con su mujer
y sus hijas que lo amaban, y aunque la cruzo muchas veces… nunca volvió a
verla…
Kevin Heves
Maranetto
Vranich
03/01/2012
Me gusto.... .... final feliz.. aunque a ti no te gustan asi supongo... :)
ResponderEliminarOye yo no sabia que ya te habias casado y que tenias hijas.. :)...como pasa el tiempo de rapido!!!! jajaja
ResponderEliminartu crees que es un final feliz? yo no lo veo nada feliz, solo e suna infinita tristeza disimulada :)
ResponderEliminarjaja y como dice el titulo, si voy a escribir mi historia porque no ponerle un final lo mejorcito posible ¡no?
exelente me encanto
ResponderEliminarun final q no se si es alegre o triste
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