domingo, 22 de enero de 2012

El viaje


Suspiró profundamente mientras terminaba de empacar su bolso de viaje, revisó una y otra vez que las prendas estuvieran todas, peines, cepillos, el infaltable cuaderno para sus apuntes, cámara fotográfica, baterías y demás artículos se hallaban en su sitio… a un lado en la cama algunos elementos habían sido quitados para ser dejados, otros aguardaban para ser introducidos, y un poco mas allá, casi sobre la almohada, una foto…
Cada cosa que el muchacho metía en el bolso le hacía alzar la vista a la fotografía, procedimiento repetido cada vez que un objeto era sacado de este. Y entre objeto y objeto, suspiro y suspiro sus ojos morían en la fotografía y la tristeza comenzó poco a poco perlar sus ojos de una intensa tristeza que le nacía en el alma
No muchos conocían bien su historia, él mismo no estaba seguro de como aquello había comenzado, ni mucho menos como había terminado, pero como una triste historia de amor, había tenido su inicio, su trama y su inevitable final… aunque no hubiera sido un final feliz… había sido un final inconcluso para él, un final sin fin…
Finalmente las lágrimas brotaron y no pudo contenerse, se dirigió a la fotografía y con una muy profunda mirada la guardó en un cajón, había pasado tanto tiempo ya y aun no podía mirar demasiado sus fotos sin romperse a llorar… y se sentía tan poca cosa cuando esto ocurría, como una miserable muchacha podía haberlo doblegado tan miserablemente convirtiéndolo en poco mas que un despojo de hombre… si sus amigos lo hubieran visto llorar así por una muchacha hubiera sido por siempre el hazmerreír
Se secó los ojos  y terminó de empacarlo todo, sabía que algo se olvidaría pero no había remedio, subió todas las cosas en el auto, cerró las puertas de su casa con infinita tristeza, puso la llave en el contacto del auto y partió
Manejó muchas horas el primer día, veía pasar a su lado árboles y arbustos a gran velocidad, las extensiones se escurrían a su lado cambiando levemente los paisajes, sus ojos abstraídos contemplaban pasar las líneas blancas del centro de la ruta, una tras otra como un interminable reloj que anuncia una cuenta regresiva hacia un final inevitablemente inesperado, mientras su mente seguía clavada en el recuerdo de aquella chica…
Unos años atrás este viaje había sido meticulosamente planeado, a donde se iría, por donde se pasaría, cuánto se tardaría, los gastos que se generarían y los recuerdos que se traerían de cada sitio, a quien distribuirían los objetos de cada lugar… todo había sido meticulosamente preparado años atrás, ahora faltaba ella en el asiento de al lado, y su bolso en el baúl, faltaba su charla, su calor humano, la esencia de su ser, y ese humilde detalle parecía hacer que aquel viaje fuera otro completamente distinto…
No pudo dejar de pensar en ella todas las horas que estuvo tras el volante, imaginó las charlas que hubieran tenido en esas horas, las paradas para estirar las piernas, las fotos que se tomarían en el camino y cuando esa noche paró a descansar extrañó absolutamente la tibieza ausente de su cuerpo… y durmió solo…
Esa noche la pasó inquieto, soñó con ella, soñó que había venido con él, soñó que dormía a su lado, y soñó que estaba con otro, soñó… soñó demasiadas cosas y lloró con humildad extrañándola…
El viaje continuó un segundo día, los kilómetros iban dejando atrás el paisaje que había visto de niño, incluso la ruta que había frecuentado varias veces terminó por quedarse atrás, y el continuó… iba, si podía, hasta el mismo fin del mundo…
Se detenía a comer de vez en cuando, a veces en algún pueblo, a veces en medio de la ruta, bajo un árbol, y mirando el cielo que parecía ser siempre el mismo, no dejaba de pensar en ella, pero sus ojos comenzaron a  posarse en el paisaje cambiante, arbustos y otras plantas que no había visto anteriormente, el camino sinuoso que se le antojaba interesante, el relieve irregular de la tierra que cortaba el cielo de maneras atrayentes…
El tercer día aun pensaba en ella varias horas al día cuando llegó a su primer destino, no pudo evitarlo, allí, como el resto del viaje, tenia un itinerario preparado… un itinerario para dos que debió realizar solo…
Cuando siguió camino días después la extrañaba profundamente, pero la ruta comenzó a alejarla de sus pensamientos, a dejarla atrás… y solo regresaba con las paradas, donde solitariamente debía comer o descansar… los día pasaron calmadamente y llegó a casi no recordarla, a casi olvidarla…
A la primer semana siguió una segunda, y a la segunda una tercera… halló diferentes compañías en los sitios que llegaba, personas que como el habían emprendido solitarios caminos tratando de olvidar, o quizás tratando de descubrir el mundo, era igual, llegó un día en que ella no llegó a sus recuerdos, un día en el que ella no lo hizo llorar, un día en que olvidó recordarla y sucedió, ese día fue feliz desde que despertó hasta que se fue a dormir… y lo repitió el día siguiente, y el siguiente a este…
Olvidó que a su lado el fantasma de su ausencia lo acompañaba, el especioso lugar que en el baúl marcaba la falta de mas equipaje, olvidó a donde iba, de donde venía… y de que huía… solo estaba la ruta frente a si, el volante en sus manos y la luz de un cielo azul que nunca cambiaba… porque puedes olvidar que las cosas están allí pero nunca dejaran de estar… o de no estar…
Algo le advirtió el paso del tiempo en algún momento y lo ignoró, se sentía a gusto devorando incontable kilómetros, sus ojos se habían posado en estepas áridas y arenosas con un calor agobiante, y en bloques de hielo eterno de la altas y gélidas cumbres, se descansaron sobre mares y océanos de un intenso y armonioso azul, y sobre verdes praderas que se extendían hasta los horizontes… ahora frente a si comenzó a divisar cosas lejanamente familiares, como si las reconociera de una vida pasada…
Quizás fuera aquel cartel con un dibujo mal hecho sobre él. Aquel otro árbol torcido levemente sobre la ruta, ese tramo de calle mal asfaltado o el paisaje en general que le resultaba increíblemente familiar…
Fue al doblar aquella curva que sus ojos se detuvieron en la ciudad que se abría frente a él, conocía aquellas casas, el auto se dirigió solo como si también conociera el camino, y se detuvo frente a una entrada…
Sus ojos estaban completamente turbios cuando abrió el baúl y extrajo los bolsos, su mano temblaba al abrir la puerta, todo estaba en su sitio en aquella casa, nada había cambiado, los floreros en sus repisas, las cortinas a medio correr, quizás una planta al fondo un poco seca por su ausencia, sus pasos lo llevaron a su cuarto donde vio el ordenador que yacía como lo había dejado, apagado, muerto en un rincón, sonrió al ver y reconocer sobre la cama algunas cosas que había echado de menos en su largo viaje, el calendario electrónico marcaba el paso de casi un mes desde su partida, la mesa de luz dejaba entrever por su abertura dos ojos claros que lo miraban fijamente, muertos…
Cuando se acercó lo cerró con brusquedad, se sentó en la cama, llevo su cabeza a las manos y… lloró…
Lo había olvidado todo, había olvidado lo apremiante de aquel cuarto, la tristeza impregnada en esas paredes, el perfume tenue de su aroma entre aquellas sabanas, y su maldita fotografía escondida en la mesa de luz…
Sin dejar de llorar, ni esforzarse por contener sus lágrimas guardó la ropa en sus respetivos cajones y en sus estantes… revisó las fotografías que había tomado en su travesía y descubrió que estaban completamente veladas… puesto que en todas se hallaba solo, aquella foto frente a aquel árbol milenario, la otra frente a aquella reconocida montaña, frente a aquel lago… en todas aparecía solo… ¿por qué?
Por qué no estaba ella allí mismo desempacando sus cosas, por qué no estaban discutiendo las cosas mas interesantes del viaje, apresurándose a ordenar todo para regresar juntos a su rutina de amarse día a día desde el salir del sol hasta la puesta del mismo, por qué no se apresuraba uno a preparar la comida de ambos mientras el otro realizaba los quehacer de limpieza propios de un mes de ausencia de esta…
Por qué la casa lo recibía con aquella fría vacuidad donde solo habitaban fantasmas amargos de lo que había sido, de lo que ya no era… y fue que comprendió que esto era una verdad muerta muchos años atrás, aunque para él pertenecía a algo no mas lejano que un ayer…
Deprimido salió afuera a tomar aire y miró la ciudad a su alrededor, todo estaba impregnado en su ausencia, y al marchar lejos, lejos de todas esas cosas que le recordaban  ella había vuelto a ser libre así fuera por un corto tiempo… y había sido tan hermoso ser libre…
Ahora debía regresar a ese infierno que lo rodeaba, regresar al trabajo, regresar a la rutina, a los amigos que aun se burlaban por su dolor, a las calles que le recordaban a ella, los sitios donde accidentalmente podía cruzarla y reabrir sus heridas que no lograba cerrar…
Esa noche al irse a dormir lloró mucho recordándola, durmió mirando su foto y pensando que sucedería si todo fuera diferente… si el volviera a ser libre… y acabó orando silenciosamente que al despertar fuera nuevamente feliz… que ella estuviera allí… y fue escuchado… a medias… porque al despertar… ella ya no estaba…
Buscó su foto en la cama, entre las sabanas, en los cajones… y no la halló, no halló rastro de sus cartas, ni de la esencia de su perfume, no encontró sus regalos ni las prendas que había olvidado… descubrió que no quedaba nada mas que vagos recuerdos en su interior, recuerdos que pudieran no ser mas que un sueño del que no mucho recordaba y que se desvanecía con las horas…
Cuando salió a recorrer la ciudad le pareció verla por la calle ¿era ella? No estaba seguro, no había podido reconocerla, era sin dudas exactamente como la recordaba, quizás más bella, pero ¿era ella? No podía serlo, el la hubiera reconocido, la chica que la acompañaba era amiga suya, eso era indudable, pero ¿era ella?
La vio de nuevo una semana después, sintió una ligera tibieza en sus labios, y una suavidad familiar recorriendo su piel como si fuera abrazado… es como si ella fuera un fantasma que se desvanecía, finalmente… y mirando el cielo comprendió que ella siempre había estado con él, que no se puede huir de un recuerdo… pero estos no tienen porque atarte al pasado… o a la vida… así que emprendió un nuevo viaje donde ella no lo acompañaría… ni ella ni sus tristes recuerdos…

Y esta vez… decidió no regresar…

Kevin Heves Maranetto Vranich

22/01/2012

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