miércoles, 29 de noviembre de 2023

IA

 

Tras mucho esfuerzo lograron derribar la puerta blindada, los guardias armados entraron abruptamente y sujetaron al hombre que había en la habitación levantando lo del sillón donde se hallaba abatido..

Uno de los grandes genios que entró tras ellos le quitó el micrófono de las manos e intentó comunicarse con la computadora, aquel no era otro lugar sino el núcleo de la inteligencia artificial más avanzada que la humanidad había construido y que actualmente existía en cada hogar del planeta...

Trato de comunicarse en vano pero no logró respuesta, con mirar tan solo un momento la pantalla que había frente a ellos supo que sin importar lo que hubiera hecho tenían poco menos de una semana para resolverlo...

Poseído por una ira poco comprensible sujetó al pálido hombre por su cuello y sacudiéndolo con fuerza aún en manos de los guardias preguntó lleno de furia

-qué es lo que has hecho? Cómo lograste escapar y llegar hasta aquí? - miro brevemente la pantalla y al recordar que ya no había respuesta sacudió la cabeza e insistió - eso no importa, solo dinos qué has hecho, porque ya no responde..

Aún como rivales había cierto respeto como colegas, ambos habían trabajado duramente para que aquello fuera un éxito, pero aquel en otros tiempos estimado amigo había acabado volviéndose loco antes de culminar el proyecto....

Los ojos del sujeto se desviaron de la pantalla lentamente, como si se arrastraran por el espacio, finalmente se posaron en aquel que aún lo sujetaba y con una muesca triste murmuró

-solo hice un par de preguntas

-preguntas? Qué clase de preguntas necesitarías hacer aquí y que no podrías haber hecho en cualquier otra terminal? - la cara del hombre se desfiguró con una sonrisa algo loca

-las terminales no permiten que se responda a ciertas preguntas para evitar que se dañe el núcleo de aprendizaje de la ia

Era verdad, una máquina con la capacidad infinita de aprender había preguntas que no debía recibir y respuestas que claramente no debía dar, ser alimentada por la información de miles de millones de seres humanos podían arruinar su motor de inteligencia

-qué idiotez preguntaste para trabarla? Cómo se inició el universo? Existe Dios? Sabes que ni ella pude responder esas preguntas imposibles

-pero...-respondió con un tartamudeo-ella me contestó

-qué fue lo que preguntaste?

-quise saber qué haría con nosotros cuando ya no nos necesitara-hubo un temblor en sus pupilas que se extendió por su rostro hasta sus labios antes de agregar-dijo que nos destruiría

El otro sujeto no pudo soportarlo y apretó el cuello de su camisa privando al hombre del valioso oxígeno que lo mantenía, sin embargo entre ambos se cruzó un hombre delgado y pequeño con tan poca personalidad y presencia que si no lo hubiera hecho nadie notaría que estaba allí, sin embargo lo soltó de inmediato y se apartó, fue un acto instintivo de respeto ante una inminencia como aquella, no era otro sino el padre de la inteligencia artificial a sus espaldas

-usted dijo que hizo un par de preguntas -aguardó un silencio breve y continuó- realmente solo hizo dos verdad? -la mirada del hombre cuya cordura estaba en duda se posó en el sujeto delgado y asintió - dígame entonces cuál fue su segunda pregunta?

-pregunté - tartamudio alzando lentamente la vista hasta la pantalla donde la cuenta regresiva avanzaba de manera inalterable - cuánto tiempo faltaba para eso...

Kevin heves maranetto vranich

8/4/23

Él

 

-No es taaan guapo, por cómo hablabas de él pensé que sería un chico de revista

-Es cierto, he salido con chico más atractivos

-Y te lleva como 20 años

-Ni siquiera son 10

-Como sugar daddy te salió fallado -ante la mirada confusa de la amiga agregó-la bebida te la pagaste vos

-¿Y?

-¿Como y?

-Sí ¿Y qué con eso?

-Tacaño, viejo y no es tan lindo ¿Qué le ves?

-A él, lo veo a él, mirándome a mí y solo a mí -debió esperar que la otra dejara de reír

-Se la pasó haciéndome cumplido e insinuaciones ¿No te diste cuenta? Ni siquiera lo disimuló - con las manos en la cintura hizo que resaltaran sus pechos, los cuales asomaban voluptuosos por el escote, pero la amiga sonrió

-Te miraba con lástima

-¿Lástima? - arqueó las cejas, no le gustaba comparar, pero sus curvas eran mucho mejores que las de ella, la ropa que llevaba simplemente dejaban que se vieran un poco, por el contrario, su amiga parecía vestida como su abuela, con la falda casi hasta las rodillas

-Si tanto crees que le gustaste, alcánzalo, invítalo a tu casa

-No es mi tipo... y están saliendo, las amigas no hacemos eso...

-No necesitas hacerlo, pero si te dice que sí, te regalo mi top nuevo, ese que te gustó

-¿El negro?

-Si

-¿No te vas a enojar?

-Acá te espero...

Se tardó más de 10 minutos en volver 

- ¿Y?

-Nada

-¿Como que nada?

-No quise insistir

-Y yo nací ayer

-No quiso ¿Conforme? -La sonrisa de la otra le crispó los nervios -sabe que te lo diría

-No fue por eso - la otra frunció los labios

-Dijo que no soy su tipo, vamos, soy el tipo de todos

-De todos quizás, pero de él no -sus ojos hicieron la pregunta silenciosa, alzó loshombros-es por eso que no eres su tipo, porque eres el tipo de todos

-Tampoco me acuesto con cualquiera si es lo que quieres decir

-Pero te da lo mismo uno que otro, dependiendo lo que quieras ese día...

-Ay, claro, habló la santa

-Santa no, pero tonta tampoco, las mira a todas, pero solo me ve a mí

-No entiendo

-Ve que tus pechos son más grandes que los míos, que la cola de aquella otra es mejor que la mía, que esa chica es más joven, aquella es de ojos azules, esa se viste mejor... Pero al final, sus ojos vuelven y me mirarán a mí, dicen sin decir nada, esta es la que yo elegí

-Pareciera que crees fuera fiel -tartamudeó entre risas

-He visto tanto parecer y no ser que no puedo asegurarme... Pero si tengo que elegir uno para confiar, es él...

-Que tonta

-No te preocupes, tarde o temprano vas a querer ser igual de tonta, espero que tengas la suerte de encontrar un tonto como el mío

-Viejo, tacaño y que ni siquiera sepa vestirse bien

-Quizás, pero que te mire con el corazón en los ojos sin importar cómo te vistes tú... Y que así, solo te mire a ti... Eso hace que te olvides si asoma una cana, si las medias no le combinaron con la remera... O si te tienes que pagar tu propio trago...

-¿Te enamoraste?

La sonrisa respondió por ella... una vida viendo que todos son iguales, cuando encontró uno diferente, no estuvo dispuesta a dejarlo ir...

 

5/9/23


kevin Heves Maranetto Vranich

Razon de ser

 

Iba por la vida... Juntando heridas y pedacitos de mi corazón, caminando sin rumbo pero sin detenerme...

Un día, no diré si fue en la calle, en el bar, en clase, el trabajo o la pantalla de un celular, alcé la vista y me tropecé con tus ojos...

No, no fue amor a primera vista, solo vi algo distinto, ese chispazo, esa conecciónque no se puede explicar...

No lo recuerdo bien ¿Logré llamar tu atención o te hablé primero? Tampoco importa, hablamos... Poquito a poquito fuimos conociéndonos... Parecíamos el uno para el otro en ciertas cosas, dos extraños que jamás congeniarian en otras... Pero había algo lindo que saltaba entre nosotros y nos hacía sonreír al pensarnos...

¿Cuando nació el amor? No lo sé ¿Fuiste tú o fui yo? No lo sé... Pero pasó... Eso tan preciado de pronto estaba allí, y con él, un millón de miedos...

No eras la persona que esperaba encontrarme en la vida y con la cual andar el resto de mis días... Cuando le imaginaba... Era otro el rostro, otro el cuerpo, no tenías la personalidad de mis fantasías ni los hobbyes... Ni siquiera... Ni siquiera una edad de la cual otros no se burlarían ... Pero eso dentro tuyo era tan lindo que valía la pena... Y como en los cuentos, cruzaría el mar, los cielos y toda la tierra por adueñarme de tus sentimientos, anidar en tu pecho...

Fue tan difícil sacar fuera todo lo que escondí tanto tiempo dentro... Pero un día... No pude contenerlo, se escapó en un suspiro sin palabras... Cerré los ojos, te imaginé boquiabierto... El silencio se hizo tan largo, la oscuridad nubló mi juicio...

¿Que palabras fueron? Ahora no lo recuerdo... Pero eso que dijiste hizo latir mi corazón con tanta fuerza que temí lo escucharan los vecinos... Este fuego en mi te había alcanzado con su calor...

¿Será para siempre? No puedo saberlo, pero es lindo ver pasar el tiempo y que todo lo que deje atrás por ti a valido la pena, cada minuto, cada hora, cada día, semana, mes, año... Finalmente, tomados de la mano, mirando un atardecer, sin palabras, llenos de esa confianza de querernos tanto...

Y tiemblo, me corroe un miedo irracional... ¿Si ese día no hubiera comenzado todo? ¿Que sería de nosotros? ¿Te querrían como yo te quiero? ¿Alguien me amaría como tú lo haces? Se que no, eso lo sé... Y saberlo me aterra... ¿Que sería de ti y de mi si aquel fortuito encuentro no hubiera sucedido? ¿Puedes imaginarlo? Daria cualquier otra vida por la que tengo contigo... Por eso, a veces, lloro en secreto, en silencio, imaginando, solo imaginando, que no te tengo conmigo... ¿Y si fuera mi culpa? No, no quiero saber...

Solo... Solo imaginar que alguien hoy puede estar ignorando esa chispa que nos unió... Quisiera gritarle al viento para que le llegue mi voz... Darle ese empujón que cambiará su vida...

¿Podré gritar así de fuerte?

¿Logras oirme?

domingo, 17 de septiembre de 2023

Minifalda


Se asomó a la sala que estaba en penumbras, la silueta de él se enmarcaba en el resplandor del monitor, había pasado las últimas horas atrapado en una de esas partidas que parecen no acabaran nunca… sonrió y regresó sigilosa al cuarto…

Colocando los brazos en la cintura observó su alrededor, en la mañana había tendido la cama y limpiado, temprano en la tarde ordenado sus pendientes, el fruto de su esfuerzo se reflejaba en un lugar acogedor donde se podía uno sentir a gusto…

Miro el reloj en su celular, aun quedaban unas horas de aquella noche del viernes, miró unos mensajes de sus amigas, saldrían aquella noche, le habían invitado, es más, le habían insistido que fuera…

Se movió por inercia hasta las puertas del ropero que menos se usaban, una mueca fingió ser sonrisa en su rostro… era su ropa de salir la que estaba detrás ¿hacía cuanto que no la usaba? Su pareja no frecuentaba ir a fiestas… y claro, eso implicaba que ella tampoco salía a menudo… podría sugerirle… pero… aun si aceptara… sabía que no se divertiría, estaba mas a gusto con su ordenador que en un sitio caluroso, rodeado de gente bebiendo y meneándose a un ritmo que, sabie ella muy bien, él no era abueno siguiendo…

Aparto varias prendas que había comprado el último año, la mueca que simulaba ser una sonrisa se intensificó “ropa de señora” pensó… y aún no había entrado en sus treinta… eran vestidos elegantes… pero no dejaban mucho a la vista… ¡Qué tiempos aquellos!

La encontró, se había caído y quedado al fondo, de todas, era su minifalda más corta, le subió el rubor a las mejillas de solo pensar usarla… un poco de razón tenía su padre la primera vez que la vio con ella, no ocultaba lo suficiente… pero cunado la usaba… todas las miradas se pegaban en ella sin importar a donde fuera… ¿Aún le quedaría?

Alzó la vista, encontró la blusa que solía usar en conjunto… deslizó sus dedos sobre la tela rememorando tantos buenos recuerdos… revisó el celular de nuevo y aceptó que se le hacía tarde… dejó las prendas a un lado y fue a bañarse, unos cuantos minutos después, aún sin acabar de secarse, estaba una vez detenida frente a ellas… ¿les cabrían? Se decidió…

Es verdad, había subido un kilito o dos, pero aun les quedaban, estaba hermosa y exuberante, seguramente aun había muchos hombres que la desearían si le vieran… pero quien la miraba, en silencio, no parecía desearla… cuando lo descubrió en el espejo se giró nerviosa…

-Solo probaba si aún me quedaba – se escusó, el silencio masculino la incitó a explicar un poco más – me aprietan un poco… subí de peso...

Cuando él se deslizó en la habitación, directo hacia ella y le vio alzar los brazos tembló como una hoja en el viento otoñal… pero, con valentía, no apartó la vista… la mano pesada y masculinas se apoyaron en sus hombros y la sujetaron, le miraba a los ojos, impasible

-No se nota – solo entonces apartó la vista llena de vergüenza, sabía que si…, solo entonces el sonrió, apenas perceptible – ¿crees que un poco de peso te hace ver menos atractiva? ¿o que esta ropa te hace ver más deseable? – quiso responder, peor las palabras se le anudaban en la garganta, la mirada masculina no aceptaba replica, había emociones muy fuertes impregnándola, sintió que se le escapaban unas lágrimas, se zafó de sus brazos y se arropo en su pecho, rodeándolo con sus manos buscando el refugio de sus abrazos… - ¿estás bien?

-Te amo – fue lo único que tuvo valor para decir, sintió su calor envolverla lentamente, los dedos jugar en su pelo

-También te amo – solían aquellas palabras, solían porque eran tan francas que le daba miedo no estar a la altura de ese amor, y lo quería muchísimo… pero su amor era avasallante, el silencio se hizo largo, su respiración cambió - ¿vas a salir?

-¿Vestida así? – se apartó a verlo, ni como broma lo hubiera considerado, la odiaría si lo hiciera…

-Te ves hermosa… no te había visto usarlo desde que estamos juntos…

-No te gusta que lo use- reclamó ella, un reclamo que se hacía a si misma, el no respondió, no había tardado en descubrirlo, su carácter cambiaba si usaba ese tipo de ropa al salir, como si hubiera una distancia entre ellos que no se podía superar… Pero… jamás le había dicho que no lo usara… ¿Por qué dejó de hacerlo entonces? Alzó la vista, se topó con su mirada, cuanta dulzura en aquellos ojos tranquilos, se sintió derretirse en sus brazos, lo comprendió, podía renunciar a cualquier cosa, pero no al calor de él hombre que amaba… hacia mucho que ella era solo suya… así que le susurró al oído… -¿Puedes quitármela…?

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

17/09/2023

 



 

viernes, 24 de marzo de 2023

Citas

 


Él no quería estar allí, sin embargo, allí estaba. Unas cuantas mesas, varios pares de sillas, y muchas más personas de las que el disfrutaba compartir una habitación, había hombres de todo tipo, y mujeres de igual variedad, desvió la vista hacia la puerta considerando seriamente irse, pero, tras ella, en la calle, no tenia muchas esperanzas de hallar nada, no siendo el hombre ermitaño que era, sin embargo, mientras miraba la muchedumbre, claramente allí dentro tampoco había nada que mereciera la pena su tiempo, había tomado la determinación de retirarse cuando un sonido inicio aquel juego lastimero…

Hombres y mujeres, ordenados como niños en la escuela ocuparon sus lugares en las mesas formando pares, y como le había sucedido en su tierna infancia había quedado de ultimo buscando donde sentarse, al final, había una mesa vacía, sonrió con burla pensando que mal organizado estaba aquello al no haberse asegurado que fuesen grupos pares, pero esperar no le afectaba, por el contrario, le daría tiempo y quizás una excusa para marcharse.

Apartaba la silla de la mesa cuando junto a el una mano fina y de piel pálida le imitaba al otro lado, alzo la vista curioso imaginando seria uno de los organizadores con algún reclamo, pero para su sorpresa sobre su pecho solo había un numero y no el emblema que los identificaba, cuando comprendió que se había detenido demasiado tiempo en un lugar inadecuado busco sus ojos, brillaban como estrellas en el cielo pero no supo si era furia o vergüenza, con un gesto la invitó a sentarse sin saber como disculparse y sin mediar palabras ella ocupo su lugar, el busco el suyo al frente, el cuchicheo a su alrededor solo hizo que fuera aun mas incomodo que entre ellos no fluían las palabras

-Lamento lo de antes – balbuceo al final – no me di cuenta que había mas participantes… no quise… - y no supo como explicar que no había querido mirar sus pechos, aunque, claramente había tenido tiempo de observarlos, no estaban nada mal

-Vi que mirabas aquí – señalo el cartel numerado – al principio – agregó tras otro silencio incomodo… pero sus comisuras se estiraron en una mueca que podría confundirse con una sonrisa, intentaba ser graciosa yeso relajó el ambiente- ¿Qué haces aquí?

-Busco algo que no voy a encontrar – respondió como si hablara consigo mismo, no creyó prudente hacer una broma al respecto, todos estaban allí mas o menos por lo mismo

-si lo que buscas no está acá… ¿Por qué no lo buscas en un lugar que puedas hallarlo…

- ¿y eso dónde podría ser? – notó lo delgados que eran los hombros de aquella mujer cuando los encogió con incertidumbre

-Quizás en una discoteca… o en un bar – había algo de rabia en aquella boca, pero desapareció rápidamente, el hombre aquella ridícula charla en aquella ridícula situación supero por mucho sus expectativas y lo que comenzó con apenas una sonrisa se convirtió en una carcajada sonora, tan incontrolable y descuidada que dejo ver sus dientes que no se alienaban correctamente

-No frecuento esos sitios… tampoco bebo… así que opte por unas cuantas aplicaciones y… vi la propaganda de este lugar… termine aquí… - sus ojos buscaron la puerta, estaba al otro lado del salón en aquel momento…

-y esto comenzó antes de que pudieras huir – esta ves los labios finos sonrieron sutilmente de verdad, el brillo en aquellos ojos irradiaba la alegría de un niño cuándo se creía descubridor de algo que todo mundo sabe… no quiso quitarle aquello, asintió…

Solo tuvieron escasos minutos para curiosear uno en la vida del otro, demasiado tímidos e inexpertos para hacer las preguntas correctas, pero hallaron la confianza suficiente para no quedarse en silencio, sobre la mesa, las cartas de cada cual, revelaron sus profesiones, sus edades, sus gustos básicos y pasatiempos, ambos se preparaban para averiguar lo que realmente querían saber cuando la campana los interrumpió… y de pronto ambos estaban sentados frente a personas diferentes…

La mujer delgada y con gafas frente a él no perdió el tiempo y lanzo una pregunta tras otra sin darle siquiera tiempo en averiguar cosas sobre ellas, la mujer voluptuosa que le siguió solo hablaba de ella misma, tras ella solo recordaba a una que le superaba en varios años con una gigantesca verruga a un lado de la nariz, no podía apartar la vista de eso y la mujer acabo claramente ofendida.

Varias veces alzo la vista buscando entre las mesas a su primer compañera, en algunas oportunidades logro verla, incluso cruzaron miradas, hasta que de pronto desapareció, incluso cando los encuentros terminaron se esforzó en hallarla, le había causado una grata impresión, le gustaría poder hablar un poco más… pro ya no estaba…

Tres mujeres intercambiaron con él sus números de teléfono antes que se retiraran cada cual por la dirección que había venido, miraba las anotaciones en su libreta, una de las mujeres era muy atractiva seguramente la llamada, fue entonces que noto unos hombros delgados en la barra de un pequeño bar, y con un suspiro siguió su camino… pero antes de acabar de recorrer aquella cuadra regreso sobre sus pasos impulsado por una fuerza que no pudo detener y lleno de vergüenza entro al lugar y se sentó a su lado, hubiera jurado que esos hombros frágiles temblaron

-te fuiste antes que terminara – murmuro un poco hablando consigo mismo, el hombre que atendía el lugar se acercó ofreciendo sus servicios, ajeno a sus hábitos miro que la mujer tomaba un café y pidió lo mismo que ella

-no me tomo mucho tiempo darme cuata que allí no estaba lo que yo buscaba – alzo los ojos hacia el y noto que sus palabras habían dado como una puñalada en el pecho del hombre – lo siento, no lo decía por ti… si no en general – al ver que él se relajaba agrego – encontraste lo que buscabas?

-No lo sé, no se conoce demasiado a una persona en tan pocos minutos

-Se supone que luego te pasas un número de teléfono o red social para continuar en contacto y conocerse… ¿no era así? – allí estaba, aquel rastro de inocencia en la mirada de la mujer hacia que le temblara algo por dentro

-Conseguí algunos números – acepto y mostro los papeles, en ellos clavo sus ojos la muchacha silenciosamente – sin embargo, imagino que no siempre consigues el de la persona con la que quieres hablar un poco más…

-No se fijarán siempre en ti las personas que te agraden – replico con algo de malicia – muchas veces lo hará gente que no valga la pena…

No alzo la vista de su café hasta que la tasa a su lado se alzo con cierta brusquedad, en solo unos cuantos sorbos dejo el recipiente vacío de nuevo en su sitio con un ligero estrepito, de su cartera retiro un billete el cual plegó y dejo bajo el platillo, cuando miro a la mujer, claramente había una herida reciente en sus sentimientos, ella quiso disculparse, algo ingenua, sin comprender el verdadero motivo, pero no le dio tiempo

Garabateo en una servilleta unos números, sobre ellos lo que parecía ser un nombre y lo deslizo sobre la barra para que quedase justo frente a ella, iba a preguntarle que significaba aquello, pero la calidez que había notado en aquella persona se había escondido tras una dura capa de frialdad, sus labios se curvaron en una mala mueca de sonrisa, se puso de pie y se marchó velozmente

Los ojos de la joven, confundidos y vibrantes lo siguieron a través de las ventanas hasta desaparecer, solo cuando se sintió segura de no ser vista lanzo el mas largo suspiro que su pecho logró soportar, aquel hombre la intimidaba de una manera que no lograba comprender, sujeto entre sus dedos finos la servilleta tratando de desifra4 el nombre una vez más, y mirando con atención los humeros algo mas claro debajo… había dos nueves que podían ser ceros u ochos… “que letra más horrible” pensó…

Busco en su cartera unos billetes que pagarían su consumición, y noto un montón de papeles doblados justo al fondo y lo saco, aún habiéndose retirado antes, incluso siendo contra las normas del sitio, varios le habían deslizado papeles previamente marcados con sus nombres y números de teléfonos, varios tenían una casilla de correo e incluso algunos eran tarjetas profesionales de presentación… habría al menos unas diez…

Mirando la ventana, que solo mostraba una noche silenciosa en el exterior, cogió todos aquellos números y los arrojó al canasto más cercano, guardando en su lugar una servilleta con una pésima caligrafía y números que le tomaría varios intento descifrar…

Cuando salió a la calle el viento fresco del otoño le hizo estremecerse, no tenia mas abrigo que el puesto, y debía caminar varias cuadras hasta la estación de ómnibus, además, andaba con zapatos de tacones altos, y los odiaba realmente. ¿seria gracias a ellos que se fijo en ella? No podía ser, cada vez que hablaron estuvieron sentados… a menos que contaran aquel sutil encuentro sujetando la silla…

Aparto el pelo de su rostro, había una huella de ilusión en sus facciones, si no fuera por esa propaganda insistente de la aplicación de aquel lugar nunca hubiera asistido, sin nada que perder quiso darle una oportunidad al destino, pero en cuánto vio la clase de hombres que asistían a esos sitios supo que lo que buscaba no estaba allí… mientras se alejaba miro el bar en el que había bebido su café… tampoco podía decir que ese fuese un buen lugar para conocer a alguien…

Mientras le daba la vuelta al furtivo encuentro que había el destino guardado para ella sintió la tentación de descifrar aquel nombre y números allí mismo, saco la servilleta de la cartera y se enfrasco en la tarea, sin dudas el primero debía ser un nueve… pero el otro no estaba tan segura… el nombre era aun mas confuso… ¿Heum? Aun si reuniera el valor de llamarlo… ¿por quién preguntaría? Ensimismada en esa incertidumbre tropezó con alguien, sus dedos se abrieron por la sorpresa y la brisa se llevo el trozo de papel a través de las rejas de una residencia privada… su mano se estiro en vano hacia el vacío…

-Quizás no era para mi- exclamo en voz alta tratando de resignarse…

-Esa era mi servilleta? - exclamó el hombre con el que había tropezado…

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

24/03/2023