miércoles, 15 de agosto de 2012

Héroes




Él era el último hombre que pisaba esta tierra, el último.
No tiene caso describir porque era el último, para que revelar los detalles de la guerra, de las enfermedades, del caos mundial, del planeta defendiéndose, de la naturaleza revelándose… simplemente todos sabían que él era el último hombre de la tierra, y eso era fácil, porque solo él podía saberlo… y también ella
¿Quién era ella? La última mujer de la tierra por supuesto, de ojos claros, de pelo largo, ondeado y de un rubio como el sol, de piel delicada y fina, de mirada vivaz, labios carnosos, la esencia misma de la perfección de un ángel hecho mujer, o dicho de otro modo, ella “había sido” la novia de él
El hombre estaba sentado en un banco de la plaza, observando el vacío alrededor, sintiéndose fatalmente solo ¿Ella lo vio primero? Quizás, es imposible estar seguro, pero al verle camino hacia él ys e sentó a su lado
-No queda nadie – dijo ella
-No – respondió él
Ella comenzó a sollozar, había llorado mucho desde que se había enterado que ya n quedaba nadie, había pensado quitarse la vida pero su intento había fallado, fue por casualidad que se entero que no era la última, que en todo el vasto planeta quedaba alguien más, y tenía que ser precisamente él
-¿Estás seguro que somos los últimos?
-Si
No hubo un abrazo, una caricia, ni una sola palabra de consuelo, la dejo llorar y solo el viento parecía llevarse sus lágrimas y suspiros, ella acabo cansándose de aquello y se calmó, le miraba, el estaba serio, con su mirada triste perdida en un horizonte desbastado de aquello que alguna vez había sido su pueblo, su ciudad, había sido tan largo el viaje para dar con él… pero al soledad era insoportable…
-¿Qué haremos ahora?
-No se
¿Dónde estaba el chico tierno y afectuoso que ella conocía? Aquel hombre era tan distinto del que unos cuantos años atrás la abrazaba todo el tiempo ante el menos atisbo de tristeza, que siempre tenía un beso en los labios, que la hacía sonreír, que la hacía sentir querida y amada, ¿dónde estaba aquel hombre? ¿Tan crueles habían sido los años que le habían cambiado de aquel modo?
¿Ella? Ella también había cambiado, los años le habían sentado bien, sus caderas ahora eran anchas y voluptuosas, sus pechos agradables y prominentes, ya no quedaban rastros del acné que había maltratado su rostro cuando aún estaban juntos, últimos atisbos de la pubertad, una relación que había terminado cuando los mejores cambios de su cuerpo se habían desarrollado, fue así cuando se dio cuenta de que era una mujer muy bonita y él… él era un hombre ordinario, así que decidió buscar algo mejor para ella…
- Supongo que habrá que empezar de nuevo – sonrió – como en las películas
En el fondo seguía siendo el mismo chico tímido de su juventud, un hombre, una mujer, últimos en un planeta desolado pero que aún ofrecía todo lo necesario para vivir, ¿Qué más quedaba si no empezar de nuevo? Empezar desde cero? Empezar un mundo nuevo, empezar una nueva humanidad, empezar… ellos de nuevo…
Quizás el no se atreviera a proponerlo, nunca había sido una persona de iniciativas de ese tipo, pero ella le había querido mucho y no estaba del todo desconforme con que fuese el único sobreviviente, podría no ser el hombre más hermoso pero al menos no estaba tan mal, aunque echaba de menos su afecto y comprensión. De pronto él se volteó a verla por primera vez y perdió el hilo de sus pensamientos
-¿Empezar de nuevo? Escúchame, esto no es una película donde voy a jugar a repoblar la tierra, no voy a  ser el héroe que sobrevive milagrosamente con ese fin ni con ningún otro, no es una novela de esas que tanto mirabas donde los dramas de amor tienen finales feliz aunque los atores se hallan peleado siempre vuelven a estar juntos. Entiéndeme una cosa, esto es la vida real, acá no hay errores, acá no hay un final feliz, aquí no hay, ni mucho menos, un nuevo principio, esto es simplemente el final, y así va a seguir siéndolo
-Pero…
-No quiero peros, no estuve a tu altura cuando podías elegir ¿lo estoy ahora porque no hay nadie más? Yo quise tenerte porque para mí nunca existió nadie más… si esto tiene algo de película o de cuento de ciencia ficción, esta es la moraleja de la historia, yo ya sé lo que es no tener a lo único que es importante para ti, y ahora vas a aprender esa lección, no porque yo ahora signifique algo, si no lo fui antes no espero serlo ahora, no soy tan tonto para creerme que te importo, pero acabas de decirlo, toda la humanidad depende de nosotros, el fin de todo una especie, de todo lo que conocemos, ser borrados de la historia de este planeta depende de nosotros, y gracias a ti… esto ha terminado antes de empezar… Además…
-¿Además qué…?
- Además quizás si se a un héroe después de todo, porque gracias a nosotros nadie volverá a sufrir por amor en este mundo nunca más, tú y yo somos los últimos que deberemos vivir con el corazón roto, que te sirva de consuelo…
Y sin decir más se puso de pie y se marchó, ella paso muchos años buscándolo, pero la tierra es un lugar muy grande y no volvió a hallarlo, ¿Él? El la espero cada día en aquel lugar donde se habían conocido, pero ella nunca pensó buscar allí…

Kevin Heves Maranetto Vranich

15/08/2012

domingo, 5 de agosto de 2012

La llamada




Ella estaba sentada en el cordón de la vereda, con la cabeza apoyada en sus manos permitiendo que las lágrimas fueran derramándose despacito, se lo habían advertido pero hacia unas horas lo había visto con sus propios ojos
No habían podido verse aquel día, él estaba ocupado con unos trabajos y lo dejarían para otra oportunidad, ella asintió sin pensar que no podían verla a través de la línea telefónica, cuando cortó llamó a una de sus amigas para salir aquella tarde “¿ese tipo sale con otra hoy?” preguntó ofendida por el auricular
No respondió de inmediato, sabía que su amiga siempre le decía lo mismo, pero ella confiaba en él ¿por qué no hacerlo?  Así que logró convencerla, irían a la heladería a pasar el rato, quizás al regreso pasar por el cine, el domingo había amanecido soleado y todo el mundo saldría ¿por qué ella no?
Si  él hubiera sido un chico normal hubiera desconfiado, pero vivía en otra ciudad a una hora de camino y sabía que fin de semana por medio debía trabajar, y le había tocado este. Tratando de apartar esas ideas de la cabeza se vistió con elegancia, se miró en el espejo para comprobar que cada día que pasaba se encontraba más bonita
Sus ojos se desviaron a una esquina del cristal, allí estaba una vieja foto con “él”…
“Él” había sido su primer novio de verdad, se había enamorado cuando pisaba aun la adolescencia sin alcanzarla, el era bastante mayor y la había rechazado, pero con su insistencia había terminado cediendo, fue una relación muy difíciles, sus padres la desaprobaban porque era él muy grande, sus amigas lo desaprobaban porque era muy serio, pero ella se había enamorado con toda su inocencia de niña y era feliz a su lado ¿Qué importaba lo que pensaran los demás? O por lo menos no había importado… al principio…
Es verdad que era un chico algo… aburrido, pero nunca tenía una escusa para no verla, intentaba acompañarla cada hora del día que tenía libre, se las dedicaba todas, de la primera a la última, y tanto llego a amarlo que se entregó a él en cuerpo y alma para volverse mujer ¿fue feliz entonces más que antes? Aún con el tiempo que había pasado y la madurez que había adquirido no lo sabía…
Nunca había sentido nada especial al entregarse desnuda en su lecho, podía disfrutarlo como cualquiera pero no eran esos los momentos por los que estaba con él, eran sus abrazos que la habían sentir segura, sus besos que sabían hacerla sentir amada
Pero el era un hombre y los años que pasaron lo maduraron demasiado, trabajador, sensato, estable, y ella había entrado por completo en su adolescencia, sus amigas acudían a fiesta que ella a veces evitaba para estar con él, en otras ocasiones asistía pero se aburría viendo a sus amigas divertirse con muchachos y ella… ella lo quería… en ese entonces lo quería demasiado aún…
Uno de esos días una amiga le dijo “con bailar no lo estas engañando, divertirte” y esa noche bailo con un muchacho,  unas fiestas después bailó con otro, y una de esas noches un chico se ofreció a acompañarla hasta la casa, cuando se despedían la besó…
No se atrevió a decírselo a él, pero aquel beso era diferente a los besos de su novio, era el sabor dulce y tentador de lo prohibido, el sabor de aquello que está mal, un sabor demasiado adictivo para abandonarlo… pero la culpa que sentía la contuvo… ¿Un mes? ¿Dos?
Hubo otros bailes, hubo otros besos, él no sabía nada, lo notaba ligeramente distante pero siempre estaba dispuesto a  complacerla, a estar con ella, a hacerla sentir mujer, pero sus sentimientos comenzaban a disminuir, ya no sentía pación ni deseo de esta en su lecho, empezó a esquivarlo también, pero él no sabía nada… ¿O sí?
Un día ella no pudo más y confesó que ya no lo amaba, le dio tiempo para entenderlo y lo dejó. ¿Él? Él lo sabía todo y había fingido no saber porque la amaba, y ella lo sabía…
Estuvo con algunas personas después, quizás dos, quizás tres, quizás más… habían pasado dos años de aquel momento y ahora estaba con su novio que la hacía sentir mujer como nadie había podido antes que él…
Pensando en estas cosas había llegado a la heladería, fue al salir que lo vio besando aquella muchacha en la plaza, el helado cayó de sus manos y corrió hasta no poder más, hasta sentarse a llorar en el cordón de la vereda frente a su casa, su amiga le repitió “Yo te lo había dicho” pero también intentó consolarla sin éxito, al final se fue, cuando la noche comenzaba a caer su madre intentó que entrara para no seguir agarrando frío pero no pudo convencerla y la dejo llorar hasta adivinar su corazón… fue entonces, mientras lloraba que pensó de nuevo en “él”, el que nunca había estado lejos, que la había amado de verdad, él que no le había fallado como todos los que vinieron después, él que la había llorado y… y que ahora hachaba de menos todas aquellas lágrimas tiradas en hombres que no valían la pena cuando aquel que merecía cada una…  aquel no había provocado ninguna…
Aún sabía su teléfono, nunca lo olvidaría, esperaba no lo hubiera cambiado, pasaban las diez de la noche cuando se decidió a marcar su número “Quien es” preguntó una voz femenina, preguntó si estaba “él” y escuchó que lo llamaban “Mí amor, una chica te busca en el teléfono”, Ella no supo nunca quien había atendido, él nunca supo quien había llamado, porque cuando atendió, ya habían cortado…

Kevin Heves Maranetto Vranich

05/08/2012