domingo, 25 de agosto de 2019

A su manera




El pulgar del muchacho froto la mejilla de la muchacha limpiando una lágrima, olvidando de momento que sus propios ojos brillaban lleno de dolorosas perlas
Hacía tiempo que estaban juntos, habían pasado por momentos muy buenos, y otros muy complicados, el estaba, en el fondo, lleno de dicha de haber hallado una compañera que saciaba plenamente su corazón y le permitía encontrar un rayo de luz aún en la más absoluta oscuridad…
Pero ella era un tema aparte, sin importar cuantas caricias saciaran su piel, cuántos besos llenaran de dulzura sus labios, cuantas miradas alimentaran el fuego de su alma o cuantas palabras endulzaran su corazón, así, sin importar cuánto aquel chico le diera desde lo más profundo de su ser, acababa siempre sintiéndose vacía, siempre le faltaba algo, incompleta.
A veces sentía que él no la quería, otras que era demasiado soberbio, algunas que no la escuchaba, o que si lo hacía no le prestaba atención, que no quería hablar con ella o que cuando quería hablar el momento era inoportuno, al fin, sin importar que pasara, no dejaba sentir que algo no estaba bien
Había pensado muchas veces dejar todo atrás, pero sus palabras estaba llenas de una dulzura inigualable y acababan derritiendo sus defensa vez tras ves, sus brazos la envolvían con fuerza sin importar cuán tenaces fueran sus esfuerzos para apartarse, y su corazón se ablandaba a fuerza del calor brindado por el de aquel joven…
Pero a medida que los días pasaban sus decepciones parecían acrecentarse, y a él costaba cada vez mas doblegar esos impulsos hirientes de la joven, las discusiones se sucedían con mayor frecuencia y con una intensidad vertiginosa..
Dudar de su querer hubiera sido blasfemo pero cada día sentía que se acercaba más al punto sin retorno, al fatídico momento en el que no podría solucionar las cosas, en el que no importara cuanto la quisiera ella acabaría yéndose igual, tarde o temprano se convencería que él no era el adecuado sin importar nada…
Al principio había logrado calmarla con facilidad, pero a medida que las cosas se dificultaban había comenzado a perder terreno, sus fuerzas flaqueaban más que su cariño, al principio dejaba escapar una lagrima a escondidas, pero últimamente terminaba escondiéndose y llorando larga y profundamente. La quería pero ella no era capaz de verlo, de sentirlo, de comprenderlo. No quería perderla pero, inevitablemente comenzó a sentir que era algo inevitable, y pese a resistirse a ello con todas sus fuerzas la idea comenzaba a apoderarse de él, y si bien la olvidaba en aquellas largas tardes de idilio, en aquellos instantes dulces que dejaban esas absurdas diferencias atrás. Pero regresaban poco a poco en la siguiente discusión, en la siguiente pelea…
Aquel día ella lo dijo por última vez “-Todo debe hacerse a tú manera-”…
Así empezó y así termino, él miró a su alrededor, esta no era su manera, nunca había sido su manera, ni en su peor pesadilla aquello se parecería a su manera, el detestaba las peleas, odiaba las discusiones, este no era su estilo y daría cualquier cosa por cambiarlo, pero ese día fue el ultimo…
La miro a los ojos, que mas daba, ese día acepto que había perdido, así que se acercó a su oído y le murmuro su secreto más profundo, aquel efímero suspiro que solo una persona antes de ella había escuchado en aquellos labios “-Te amo-“
Luego sonrió, aun con lagrimas, aun derrumbado, destruido, en el fondo repitiendo una trágica historia anterior, beso su frente viéndola pasmada, viendo en sus ojos una metamorfosis interna que de pronto para él perdió todo sentido, se levantó, juntó sus cosas en un bolso mientras ella intentaba detenerlo, y la miró una última vez antes de cerrar la puerta, cuando se alejo, calle abajo, no regresó jamás…
Ella por primera se quedo sin palabras, no quiso hablar y quiso decirlo todo, pero cuando se dio cuenta el ya iba por la calle con su maleta en la mano dispuesto a  no volver…
Le demostró su amor día tras día llenando de calor su alma tras cada discusión, hasta el día que lo consumió todo por completo, finalmente le dijo aquello que había anhelado oír tantas veces, pero al terrible precio de que sería la única vez que lo escucharía de sus labios, y la única vez que esas palabras significarían algo para ella
Y se quedo, sola y vacía… libre de hacer las cosas a su manera…

Kevin Heves Maranetto Vranich

25/08/2019

viernes, 12 de julio de 2019

Un día cualquiera…



Marcos llegó a su casa, cansado, después de un día largo de trabajo. Saludó a su mujer despertándola con un beso, para que se fuera a trabajar. Y mientras ella se iba a levantar salió al patio, juntó leña y prendió la chimenea para que la casa se calefaccionara.
Revisó los papeles de la mesa, cuentas atrasadas, una advertencia del alquiler, las cuotas del auto, un cheque sobregirado y una lista de compras para el supermercado.
Su mujer ya se había dado un baño, le dió un beso rápido y fue corriendo a la parada del bus, a los 5 minutos regresaba entregada porque lo había perdido. Así que tocó ponerse una campera, coger la llave del coche y llevarla hasta el trabajo, el tanque marcaba casi vacío así que a la vuelta paso por la estación y hecho los últimos pesos en gasolina, la lista de compras iba a esperar.
De nuevo en casa notó varios platos en el fregadero, iba para dos días si no tres ahí, su mujer había tenido días no tan buenos y se le habían pasado, así que pensó en echarle una mano, él odiaba lavar platos, pero una vez no era para tanto.
No encontró el jabón, la esponja era un hilito miserable, así que fue al almacén de Manolo que siempre les fiaba, ya que estaba ahí compro un paquete de fideos y regresó
Pensó en lavar la olla primero, la necesitaba para las pastas, cuando la cogió noto una manija floja, así que salió con la olla medio sucia para el galpón donde estaban las herramientas, así apretaba la manija antes que pasara un desastre
Abrió la puerta y maldijo, hacía mucho tenía pendiente ordenar aquel galpón, pero nunca había tiempo, busco en el cajón de los destornilladores y no lo encontró, dejo la olla sobre un estante y empezó a revolver otros cajones, seguro su mujer lo encontró por ahí la ultima es que lo uso y lo guardo en algún otro lugar, pero en los cajones no estaba
Se rasco la cabeza, puteo dos veces y maldijo tres. Acabo sacando los cajones y volcándolos en el piso, se sentó en un taburete bajito que tenía y comenzó a guardar cada cosa en su lugar, cuanto rato le llevo la tarea ni idea, pero los cajones quedaron ordenados
Pinza en manos regresó a la casa, pensando en arreglar el resto después, miro alrededor ¿Para que era que había ido a buscar la pinza? Miró alrededor completamente despistado, como no encontraba que era lo que debía arreglar, opto por irse al baño, tanto estar incomodo le habían dado unos retorcijones terribles.
Cuando tiro la cadena se zafó el piolín que hacia rato se zafaba, así que fue por la pinza para apretar el enganche dentro del sifón. Le sacó la tapa y revisó el mecanismo, no era tan complicado pero se mojó hasta el apellido intentando que la palanquita que ya estaba toda torcida quedara en su sitio. Con mucho orgullo puso la tapa y probó si funcionaba, anduvo perfecto.
Se saco la ropa mojada y aprovecho para pegarse un baño, el chiste fue que cuando salió no había toalla. Y con el frio que hacía tuvo que pasearse por la casa buscando una que estaba seca. Agarró ropa del armario, se vistió entumecido a mas no poder.
Fue en busca de calor en la chimenea, pero está casi se había apagado, no había dejado leña de repuesto dentro, así que busco el camperon, lo encontró mojado en el baño, puteo, de nuevo, y salió con lo puesto a buscar algo mas de leña, estaba lloviznando, regreso medio mojado y medio congelado buscando a quien culpar, y ahí, como castigo por los malos pensamientos tiro al pasar una botella de la mesa haciendo un estropicio en el suelo
Dejo los palos donde debía y fue a buscar un trapo, escoba y pala, estaba en la tarea de recogerlo todo cuando llamaron a la puerta, hecho un ovillo de nervios dejo las cosas en el rincón y salió a ver que pasaba
Que habían sido los niños del barrio jugando, tocaron timbre y corrieron, les dijo varias cosas poco agradable, miro alrededor, los perros había desparramado la basura iban a atascar el desagüe si llovía, así que de nuevo adentro a buscar una bolsa para juntar un poco quien sabe cuántas cosas que ni saba de donde habían salido, en eso estaba que se vino la tormenta, dejo la bolsa junto a la puerta y se apuro a desconectar los televisores no fuera que un rayo se los quisiera quemar… se corto la luz, se sentó un segundo en el sillón, parpadeo, y cuando abrió los ojos estaba allí su mujer, con una furia tremenda…
Que porque era tan vago, que hacia una toalla mojada en el cuarto, que porque había una pinza en la mesa de la living,  porque no hizo la comida, que no era su sirvienta para que le dejara los fideos junto a la cocina recordándole que tiene que cocinar, ya sea de paso donde había dejado la olla, porque había una montaña de ropa mojada en el baño y una botella rota en el piso, que ni siquiera había prendido la estufa, y le había dejado la bolsa de basura junto a la puerta, la hubiera tirado, que los perros la iban a  desparramar, que no servía para nada, que llevaba mucho sin ordenar el galpón y quien sabe cuánto más…
-“Aunque sea me hubiera ayudado con los platos ¿y las compras? “-concluyó
El bajó la cabeza, le dijo que la amaba y eso la hizo enojar más, agachó la cabeza, tenia sueño pero si se iba a dormir iba a ser peor. Trato de encender la estufa, pero la leña estaba mojada y no quería prender…

Kevin Heves Maranetto Vranich

12/07/2019