viernes, 24 de marzo de 2023

Citas

 


Él no quería estar allí, sin embargo, allí estaba. Unas cuantas mesas, varios pares de sillas, y muchas más personas de las que el disfrutaba compartir una habitación, había hombres de todo tipo, y mujeres de igual variedad, desvió la vista hacia la puerta considerando seriamente irse, pero, tras ella, en la calle, no tenia muchas esperanzas de hallar nada, no siendo el hombre ermitaño que era, sin embargo, mientras miraba la muchedumbre, claramente allí dentro tampoco había nada que mereciera la pena su tiempo, había tomado la determinación de retirarse cuando un sonido inicio aquel juego lastimero…

Hombres y mujeres, ordenados como niños en la escuela ocuparon sus lugares en las mesas formando pares, y como le había sucedido en su tierna infancia había quedado de ultimo buscando donde sentarse, al final, había una mesa vacía, sonrió con burla pensando que mal organizado estaba aquello al no haberse asegurado que fuesen grupos pares, pero esperar no le afectaba, por el contrario, le daría tiempo y quizás una excusa para marcharse.

Apartaba la silla de la mesa cuando junto a el una mano fina y de piel pálida le imitaba al otro lado, alzo la vista curioso imaginando seria uno de los organizadores con algún reclamo, pero para su sorpresa sobre su pecho solo había un numero y no el emblema que los identificaba, cuando comprendió que se había detenido demasiado tiempo en un lugar inadecuado busco sus ojos, brillaban como estrellas en el cielo pero no supo si era furia o vergüenza, con un gesto la invitó a sentarse sin saber como disculparse y sin mediar palabras ella ocupo su lugar, el busco el suyo al frente, el cuchicheo a su alrededor solo hizo que fuera aun mas incomodo que entre ellos no fluían las palabras

-Lamento lo de antes – balbuceo al final – no me di cuenta que había mas participantes… no quise… - y no supo como explicar que no había querido mirar sus pechos, aunque, claramente había tenido tiempo de observarlos, no estaban nada mal

-Vi que mirabas aquí – señalo el cartel numerado – al principio – agregó tras otro silencio incomodo… pero sus comisuras se estiraron en una mueca que podría confundirse con una sonrisa, intentaba ser graciosa yeso relajó el ambiente- ¿Qué haces aquí?

-Busco algo que no voy a encontrar – respondió como si hablara consigo mismo, no creyó prudente hacer una broma al respecto, todos estaban allí mas o menos por lo mismo

-si lo que buscas no está acá… ¿Por qué no lo buscas en un lugar que puedas hallarlo…

- ¿y eso dónde podría ser? – notó lo delgados que eran los hombros de aquella mujer cuando los encogió con incertidumbre

-Quizás en una discoteca… o en un bar – había algo de rabia en aquella boca, pero desapareció rápidamente, el hombre aquella ridícula charla en aquella ridícula situación supero por mucho sus expectativas y lo que comenzó con apenas una sonrisa se convirtió en una carcajada sonora, tan incontrolable y descuidada que dejo ver sus dientes que no se alienaban correctamente

-No frecuento esos sitios… tampoco bebo… así que opte por unas cuantas aplicaciones y… vi la propaganda de este lugar… termine aquí… - sus ojos buscaron la puerta, estaba al otro lado del salón en aquel momento…

-y esto comenzó antes de que pudieras huir – esta ves los labios finos sonrieron sutilmente de verdad, el brillo en aquellos ojos irradiaba la alegría de un niño cuándo se creía descubridor de algo que todo mundo sabe… no quiso quitarle aquello, asintió…

Solo tuvieron escasos minutos para curiosear uno en la vida del otro, demasiado tímidos e inexpertos para hacer las preguntas correctas, pero hallaron la confianza suficiente para no quedarse en silencio, sobre la mesa, las cartas de cada cual, revelaron sus profesiones, sus edades, sus gustos básicos y pasatiempos, ambos se preparaban para averiguar lo que realmente querían saber cuando la campana los interrumpió… y de pronto ambos estaban sentados frente a personas diferentes…

La mujer delgada y con gafas frente a él no perdió el tiempo y lanzo una pregunta tras otra sin darle siquiera tiempo en averiguar cosas sobre ellas, la mujer voluptuosa que le siguió solo hablaba de ella misma, tras ella solo recordaba a una que le superaba en varios años con una gigantesca verruga a un lado de la nariz, no podía apartar la vista de eso y la mujer acabo claramente ofendida.

Varias veces alzo la vista buscando entre las mesas a su primer compañera, en algunas oportunidades logro verla, incluso cruzaron miradas, hasta que de pronto desapareció, incluso cando los encuentros terminaron se esforzó en hallarla, le había causado una grata impresión, le gustaría poder hablar un poco más… pro ya no estaba…

Tres mujeres intercambiaron con él sus números de teléfono antes que se retiraran cada cual por la dirección que había venido, miraba las anotaciones en su libreta, una de las mujeres era muy atractiva seguramente la llamada, fue entonces que noto unos hombros delgados en la barra de un pequeño bar, y con un suspiro siguió su camino… pero antes de acabar de recorrer aquella cuadra regreso sobre sus pasos impulsado por una fuerza que no pudo detener y lleno de vergüenza entro al lugar y se sentó a su lado, hubiera jurado que esos hombros frágiles temblaron

-te fuiste antes que terminara – murmuro un poco hablando consigo mismo, el hombre que atendía el lugar se acercó ofreciendo sus servicios, ajeno a sus hábitos miro que la mujer tomaba un café y pidió lo mismo que ella

-no me tomo mucho tiempo darme cuata que allí no estaba lo que yo buscaba – alzo los ojos hacia el y noto que sus palabras habían dado como una puñalada en el pecho del hombre – lo siento, no lo decía por ti… si no en general – al ver que él se relajaba agrego – encontraste lo que buscabas?

-No lo sé, no se conoce demasiado a una persona en tan pocos minutos

-Se supone que luego te pasas un número de teléfono o red social para continuar en contacto y conocerse… ¿no era así? – allí estaba, aquel rastro de inocencia en la mirada de la mujer hacia que le temblara algo por dentro

-Conseguí algunos números – acepto y mostro los papeles, en ellos clavo sus ojos la muchacha silenciosamente – sin embargo, imagino que no siempre consigues el de la persona con la que quieres hablar un poco más…

-No se fijarán siempre en ti las personas que te agraden – replico con algo de malicia – muchas veces lo hará gente que no valga la pena…

No alzo la vista de su café hasta que la tasa a su lado se alzo con cierta brusquedad, en solo unos cuantos sorbos dejo el recipiente vacío de nuevo en su sitio con un ligero estrepito, de su cartera retiro un billete el cual plegó y dejo bajo el platillo, cuando miro a la mujer, claramente había una herida reciente en sus sentimientos, ella quiso disculparse, algo ingenua, sin comprender el verdadero motivo, pero no le dio tiempo

Garabateo en una servilleta unos números, sobre ellos lo que parecía ser un nombre y lo deslizo sobre la barra para que quedase justo frente a ella, iba a preguntarle que significaba aquello, pero la calidez que había notado en aquella persona se había escondido tras una dura capa de frialdad, sus labios se curvaron en una mala mueca de sonrisa, se puso de pie y se marchó velozmente

Los ojos de la joven, confundidos y vibrantes lo siguieron a través de las ventanas hasta desaparecer, solo cuando se sintió segura de no ser vista lanzo el mas largo suspiro que su pecho logró soportar, aquel hombre la intimidaba de una manera que no lograba comprender, sujeto entre sus dedos finos la servilleta tratando de desifra4 el nombre una vez más, y mirando con atención los humeros algo mas claro debajo… había dos nueves que podían ser ceros u ochos… “que letra más horrible” pensó…

Busco en su cartera unos billetes que pagarían su consumición, y noto un montón de papeles doblados justo al fondo y lo saco, aún habiéndose retirado antes, incluso siendo contra las normas del sitio, varios le habían deslizado papeles previamente marcados con sus nombres y números de teléfonos, varios tenían una casilla de correo e incluso algunos eran tarjetas profesionales de presentación… habría al menos unas diez…

Mirando la ventana, que solo mostraba una noche silenciosa en el exterior, cogió todos aquellos números y los arrojó al canasto más cercano, guardando en su lugar una servilleta con una pésima caligrafía y números que le tomaría varios intento descifrar…

Cuando salió a la calle el viento fresco del otoño le hizo estremecerse, no tenia mas abrigo que el puesto, y debía caminar varias cuadras hasta la estación de ómnibus, además, andaba con zapatos de tacones altos, y los odiaba realmente. ¿seria gracias a ellos que se fijo en ella? No podía ser, cada vez que hablaron estuvieron sentados… a menos que contaran aquel sutil encuentro sujetando la silla…

Aparto el pelo de su rostro, había una huella de ilusión en sus facciones, si no fuera por esa propaganda insistente de la aplicación de aquel lugar nunca hubiera asistido, sin nada que perder quiso darle una oportunidad al destino, pero en cuánto vio la clase de hombres que asistían a esos sitios supo que lo que buscaba no estaba allí… mientras se alejaba miro el bar en el que había bebido su café… tampoco podía decir que ese fuese un buen lugar para conocer a alguien…

Mientras le daba la vuelta al furtivo encuentro que había el destino guardado para ella sintió la tentación de descifrar aquel nombre y números allí mismo, saco la servilleta de la cartera y se enfrasco en la tarea, sin dudas el primero debía ser un nueve… pero el otro no estaba tan segura… el nombre era aun mas confuso… ¿Heum? Aun si reuniera el valor de llamarlo… ¿por quién preguntaría? Ensimismada en esa incertidumbre tropezó con alguien, sus dedos se abrieron por la sorpresa y la brisa se llevo el trozo de papel a través de las rejas de una residencia privada… su mano se estiro en vano hacia el vacío…

-Quizás no era para mi- exclamo en voz alta tratando de resignarse…

-Esa era mi servilleta? - exclamó el hombre con el que había tropezado…

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

24/03/2023