sábado, 24 de febrero de 2024

Posesión

 


 

Ella sonrió, finalmente había logrado que él cayera presa de sus encantos, no en vano había perfeccionado con sus treinta y tantos años de vida la celosa arte de la seducción, acercó su copa de vino a la suya y el respondió el gesto haciendo que los delgados cristales tintinearan con el contacto…

La cena, hecha con sus propias manos, era el más sofisticado afrodisíaco a su alcance, aquel hombre no era un tipo ordinario, aunque lo tuviera en su casa, en su mesa y a su disposición, lograr alcanzarle con sus anhelos no resultaría del todo la más simple de las tareas, sus rasgos algo huraños le brindaban ese aire curioso, sabía, desde que se había empeñado en poseerle, que aquello no estaba destinado a una aventura de una noche, ni él lo aceptaría ni ella se conformaría con eso.

En los postres las charlas fluyeron como era esperado a juegos sutiles de doble sentido, el tono correcto y la modulación previamente ensayada comenzaban a surtir efecto, el alcohol de la bebida hacia su trabajo con eficiencia, el ambiente acogedor completaba el esfuerzo, el primer roce fue calculado como si de un descuido se tratase, el segundo menos discreto, y el tercero absolutamente intencional

La mirada penetrante se clavó en los dedos delgados que se posaban sobre los propios, pudo ver en sus expresiones que entendía perfectamente la situación, se resistía, sin razón alguna, no pudo evitar dudar de sus condiciones de mujer, su atractivo no era cuestionable, pero sus formas… muy bien conocía que no eran el agrado de la mayoría de los hombres, la naturaleza no le había sido particularmente generosa, pero en su lugar le habían cedido un encanto natural que le compensaba con creces, uno que no había parecido funcionar como esperaba… cualquier otro se hubiese abalanzado hacia ella incluso antes de los postres…

Suspiró, era el momento de hacer una jugada arriesgada, en el brillo de aquellos ojos estaba tácito el deseo de acompañarla, aún antes de hacer la invitación, de manera que cuando cogió su mano, poniéndose de pie, y fijo rumbo a su habitación, él no realizó ningún esfuerzo por detenerla ni apartarse de ella

No correría el riesgo de permitirle huir, no ahora que le tenia dentro de los límites de su santuario, no muchos podían dignarse de conocerlo, pero quienes lo hicieron, no habían podido escapar de allí impunemente, se giró sobre su eje quedando de frente, era alto y ella no tanto, debía alzar la vista para observarle, tendió sus brazos gráciles por ambos lados de su cuello, dejándole ligeramente aprisionado, sin duda entendía lo que ocurría, pero no parecía dispuesto a dar un solo paso en falso, ella, por otra parte, estaba decidida a jugarse por los sentimientos que se agitaban en su interior

La distancia se acortó presurosa y sus labios atraparon los del chico, finalmente parecía reaccionar, respondía a la caricia, pudo sentir que era envuelta por la cintura y oprimida con ligereza, con tibieza, pero, poco a poco, así como los besos subían su intensidad lo hacia la presión a su espalda, como si buscara que se convirtieran en uno, había sentido antes la pasión salvaje y sexual de otros hombres, pero este deseo era nuevo, como si quisieran mezclarse para formar un nuevo ser…

Con la agilidad propia de un felino desprendió los botones de aquella camisa y los de un pantalón, las prendas se amontonaron en el piso, no esperaría que el correspondiera el favor, así que con naturaleza logró que la falda que llevaba puesta se deslizara a lo largo de sus piernas y se reuniera con el resto de la ropa…

Puede que fuera la sorpresa cuando el se hincó y beso su vientre lo que la impulsó a retroceder, pero la cama impidió su acción y cayó sentada sobre esta, la vista, en ese momento, fue genuinamente la del éxito, tenia un hombre, y no a cualquiera, arrodillado frente a ella, sumido a sus encantos, prisionero a los más básicos e instintivos deseos, era suyo…

Sintió sus manos tomando su pie, alzándolo desde el tobillo, los mismos labios que le habían quedado ardiendo en los suyos besaron su empeine, una tormenta de besos que comenzaron a subir hasta deslizarse por sus muslos, dieron un ligero rodeo y acabaron una ves mas en su vientre, aquellos ojos oscuros se elevaron y le miraron fijamente, con una intensidad tan poderosa que olvidó respirar

Los dedos varoniles y ásperos repitieron el recorrido de sus besos, pero tomó una inclinación distinta, deslizándose por su entrepierna hasta llegar justo al límite dónde sus íntimos tesoros estaban resguardados, por un instante quiso que no se detuviera allí, pero no tuvo la fuerza para emitir el mas absurdo de los reclamos

Los dedos cambiaron su recorrido abruptamente y giraron sobre sus caderas, marcaron el contorno de su cintura y ascendieron por debajo de su blusa gasta los umbrales de su pecho, pudo sentir un pulgar ansioso remarcando su contorno… quería más…

Recogió las manos que usaba para apoyarse en la cama, justo tras sí, y las cruzó sobre su cabeza para quitarse aquella incómoda prenda de un solo tirón, pero sus puntos de apoyo no eran los adecuados y en mitad del proceso no logró mantener el equilibrio y cayó de espaldas sobre las mantas, cuando intentó concluir el trabajo una mano aprisionó con facilidad ambas muñecas, se halló sometida sin proponérselo, la tela le cubría aún el rostro, era incapaz de adivinar los pensamientos de aquel hombre

Pudo sentir la mano hábil deslizarse sobre el pliegue elástico de su ropa interior, arqueó la cintura alzando sus caderas para facilitar la extracción, sin embargo, claramente sobre sus pies, otro lienzo se depositó a un mismo tiempo, supo, sin verle, que se ya no tenía nada que le cubriera, se mordió los labios expectante, no era como se lo había imaginado, esperaba poder verle y saber a que abstenerse… pero su instinto apremió a sus elucubraciones, sus piernas se separaron sin que ella intentara controlarlo, pudo sentir que el hombre se colocaba en medio de ellas, estaba deseosa y dispuesta, le recibiría con placer… sin embargo, aquellos instantes le resultaron eternos

Un escalofrío la sacudió desde los pies a la cabeza cuando aquellos labios, jamás tan cálidos, jugaban en su ombligo, zigzaguearon sobre su piel como niños correteando por una pradera, hasta que la boca masculina se detuvo en el valle de su pecho, como si debiera decidir que cuesta enfrentaría primero

Los labios emprendieron la carrera en una dirección mientras una mano áspera partió en la opuesta, le apresaron con deseo y vehemencia, con el apetito insaciable de los anhelos mas profundos, profanó la cima de sus cumbres en juegos algo torpes, cariñosos y llenos de apasionada energía, se sintió temblar atrapada en el deseo, pero aun incapaz de responder o reaccionar a una sola de aquellas caricias, solo se dejó estar, entregada a un placer que jamás había vivido, sin importar cuantos hubieran tenido su piel o sus pechos o sus carnes, nunca antes de aquel momento había sentido que le quemaban como ahora…

Recobró la compostura, aquella boca había dejado las cumbres y se había deslizado a su cuello, había traviesamente jugado con cada centímetro de su piel hasta acabar en sus hombros, para luego regresar y apresar entre sus dientes el lóbulo de su oreja apenas descubierto por la tela…. Sintió que esta se deslizaba…

Finalmente lo pudo ver, sobre su rostro estaba el del hombre junto al que había cenado aquella noche, su mirada se clavaba en los ojos propios, como si tuviese un mensaje que darle, pero no pudo hablar, los labios habían encontrado a su presa en su boca y bebían de ella el elixir de todo lo que consideraba su existencia, quiso liberarse, deseaba abrasarlo, hacerle entender que ella estaba sintiendo aquella intensidad, pero sus muñecas aun estaban sujetas y no pudo moverse

Reaccionó a un movimiento que le había pasado en absoluto desapercibido, su caderas se habían abierto paso entre sus muslos, el vigoroso calor del hombre se había apoyado sobre el sagrado cofre de sus mas impuros deseos, jugó con su mente tratando de adivinarle, pero el rítmico movimiento le atontaban como a un niño en su cuna y los ardientes besos no le dejaban pensar con claridad, cuando le sintió retirarse con suavidad previó lo que sucedería a continuación, la expectativa superó cualquiera de sus experiencias por sí misma, cerró los ojos para entregarse plenamente…

El fuego ardiente de aquel hombre se extendió voluptuoso a través de sus rincones más privados, su columna se arqueó en respuesta sin que pudiera evitarlo, clavó sus uñas en las palmas de sus manos y agarrotó hasta los dedos de sus pies que colgaban al borde de la cama, alzó las piernas en el acto reflejo y las cruzó sobre la cadera masculina

Allí estaba el hombre deseoso de ella, finalmente le tenía para sí, había logrado doblegarlo para hacerlo suyo, torcido el hilo de las probabilidades y enmarañado los caminos del destino para hacerse de él…

Sus muñecas fueron liberadas y las manos masculinas se deslizaron entre la cama, el pelo y su espalda, se trenzaron detrás suyo y sintió otra ves aquel abrazo asfixiante, trató de corresponderlo, pero sus fuerzas no eran iguales… y tampoco su anhelante deseo…

Mientras sentía aquel cuerpo masculino empeñado a la tarea de complacerla comprendió algo que había pasado absurdamente por alto, por eso al concentrar su vista en la oscuridad tormentosa de los ojos que tenía frente a si la escoció un nuevo miedo…

¿Realmente le había atrapado? ¿y si tras aquel empírico encuentro no volvían a verse?

Aquellos besos comenzaron a quemarle la piel de una manera dolorosa, como si cada uno inyectase el veneno de la incertidumbre ¿realmente era suyo? Aunque en sus tratos había cuidado y esmero, ansiedad y deseo ¿eso le bastaba? ¿Era suficiente tener la piel de aquel hombre en contacto con la propia o quería atrapar realmente el calor de su alma libre? ¿acaso era su corazón lo que buscaba? ¿su amor?

¿No era este fuego que sentía simples gotas del sentimiento que aquel hombre era capaz de expresar? ¿No había en su interior un ferviente manantial dispuesto a liberarse? Ella quería beberlo… todo…

Mientras su mente era nublada por el estasis más soberbio, una idea abrió paso entre las nebulosas hasta un punto ubicado en los rincones del subconsciente… ella no quería poseerlo…

 

Ella quería ser suya…

 

 


Kevin Heves Maranetto Vranich

 

24/02/2024

lunes, 22 de enero de 2024

La coleccionista de corazones

 


Todos saben sobre ella, pero nadie aceptará haberle conocido…

Los rumores hablan de una chica joven, piel blanca como la porcelana y cabello negro y lacio, justo por debajo de los hombros, de facciones suaves y delicadas, muy dulces y femeninas pero que denotan una fuerza interna que resulta algo abrumadora.

Su complexión es delgada, con las formas de una mujer en desarrollo, nada voluptuoso, pero todo en su justa medida, capas de prodigar con sus manos suaves y delicadas una caricia que haría sucumbir al mas mujeriego de los hombres… prendado en una emoción que no podrían describir con palabras…

Pero de todas las señas que se dan, una, por sobre todas, la caracteriza de manera única… su mirada… y esos ya no son rumores, son las palabras tartamudeadas por aquellos que han caído en sus garras pero se niegan en aceptarlo… en sus ojos se esconde la ventana de un alma inmensurable… secretos, pasiones, dudas, inseguridades… cada ser de este mundo es capaz de ver algo diferente en ellos, pero lo cierto, lo innegable, es que si quedas atrapado en su mirada… has perdido… todo a tu alrededor dejará de tener sentido, y tus ojos solo podrán posarse en ella para sentir el aliento de la vida…

Pasé años buscándole, aunque temiera realmente encontrarle, nadie que se le hubiera cruzado salía bien librado de enfrentarle, sin embargo, nadie negaba, que de tener oportunidad de volver a verle, serian incapaces de rechazarle…

Tras tantos años mendigando un sentimiento que no encontraba, y permitiendo que mi corazón se solidificara por la ausencia de calor humano, creí, en mi inútil esperanza, que si alguien le hacia latir, por herido que resultara, al menos me permitiría recordar que estaba vivo, y si estaba vivo… si estaba vivo aun era posible amar… la esperanza renacería en mi y con ella la búsqueda de la mujer que me acompañara el resto de mis días… así que hallarle era necesario, ni mas ni menos que al aire que respiro…

Lo fortuito del encuentro resultó encantador… una red social popular me permitió el primer acercamiento, bastó presionar un botón en forma de corazón, esperar un tiempo prudencial y recibir una aceptación como respuesta… escribir un mensaje de saludo con temor a arruinarlo todo… y finalmente regresó la contestación… un audio, una voz digna de un ángel, silencios que te permitían temblar de la emoción… digno de quien te condena al infierno mientras te promete el cielo…

El intercambio fluyó recurrente unos días, luego se detuvo, como si nunca hubiera existido, fue turno de la angustiante espera, la semilla de la desesperación estaba plantada, como buena cazadora, una vez la presa estaba herida no era necesario apresurarse, solo debía seguirla hasta que muriera desangrada…

Cuando el momento fue favorable, se propuso un encuentro, una bocanada de aire fresco en el pecho de quien se esta ahogando sumergido en un mar turbulento, sin nada sólido a lo que aferrarse… con manos temblorosas y prendas acordes a la ocasión se presentaron uno y otro en el día y lugar acordado… allí estaba, la cazadora de corazones frente a mí, con esa sonrisa dulce que ruborizaba mis mejillas, su mirada, como no podía ser de otra manera, te atravesaba adivinando tus más íntimos y recónditos secretos… estaba desnudo completamente ante ella… fue cuando dudó por primera vez, pero valientemente siguió adelante, como si nada hubiera pasado…

Un banco en la plaza fue elegido, como si pudiera ser cualquier otro, pero fue ese, con vista a la calle mas transitada de la ciudad, el saludo fue tan superfluo que no logro recordarlo, solo su rostro, su aroma tan próximo a mi… logró hacer que recordara que hay sangre en mis venas… fue hermoso…

De que hablamos no puedo comentarlo, cosas sin importancia que nos importaban mucho, un corazón desnudo se abre fácilmente, pero el mío, de sólida roca, se desmoronó como un castillo de arena bajo el sol, azotado por el viento y las olas… fui un hombre… de nuevo un hombre…

Con las primeras estrellas del horizonte se dijo adiós, su piel rozó la mía, había una sonrisa radiante en sus labios, pero su pecho temblaba de odio y frustración… polvo… polvo seco y yerto fue todo lo que había encontrado dentro de aquella presa… la coleccionista de corazones se iría a dormir con hambre aquella noche… de mí… no había podido alimentarse…

El amanecer me sorprendió aún en el mismo banco, había algo latiendo en mi pecho… hacia un ruido sordo, con un compás rítmico, estaba lleno de la dulzura de aquella mujer… de sus miedos, expectativas, ilusiones… al fin de cuentas… no podía ser de otra manera… era su corazón…

Los rumores dicen que la coleccionista de corazones a desaparecido… que solo fue una leyenda urbana, un chiste mal contado por adolescentes de almas rotas y lujuriosos que debían encontrar una explicación a sus repentinos cambios…

Yo creo que ahora que  perdió su corazón no tiene sentido coleccionar el de los demás… después de todo, una mujer enamorada... hará cualquier cosa por el hombre que la conquistó…

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

22/1/24




miércoles, 29 de noviembre de 2023

IA

 

Tras mucho esfuerzo lograron derribar la puerta blindada, los guardias armados entraron abruptamente y sujetaron al hombre que había en la habitación levantando lo del sillón donde se hallaba abatido..

Uno de los grandes genios que entró tras ellos le quitó el micrófono de las manos e intentó comunicarse con la computadora, aquel no era otro lugar sino el núcleo de la inteligencia artificial más avanzada que la humanidad había construido y que actualmente existía en cada hogar del planeta...

Trato de comunicarse en vano pero no logró respuesta, con mirar tan solo un momento la pantalla que había frente a ellos supo que sin importar lo que hubiera hecho tenían poco menos de una semana para resolverlo...

Poseído por una ira poco comprensible sujetó al pálido hombre por su cuello y sacudiéndolo con fuerza aún en manos de los guardias preguntó lleno de furia

-qué es lo que has hecho? Cómo lograste escapar y llegar hasta aquí? - miro brevemente la pantalla y al recordar que ya no había respuesta sacudió la cabeza e insistió - eso no importa, solo dinos qué has hecho, porque ya no responde..

Aún como rivales había cierto respeto como colegas, ambos habían trabajado duramente para que aquello fuera un éxito, pero aquel en otros tiempos estimado amigo había acabado volviéndose loco antes de culminar el proyecto....

Los ojos del sujeto se desviaron de la pantalla lentamente, como si se arrastraran por el espacio, finalmente se posaron en aquel que aún lo sujetaba y con una muesca triste murmuró

-solo hice un par de preguntas

-preguntas? Qué clase de preguntas necesitarías hacer aquí y que no podrías haber hecho en cualquier otra terminal? - la cara del hombre se desfiguró con una sonrisa algo loca

-las terminales no permiten que se responda a ciertas preguntas para evitar que se dañe el núcleo de aprendizaje de la ia

Era verdad, una máquina con la capacidad infinita de aprender había preguntas que no debía recibir y respuestas que claramente no debía dar, ser alimentada por la información de miles de millones de seres humanos podían arruinar su motor de inteligencia

-qué idiotez preguntaste para trabarla? Cómo se inició el universo? Existe Dios? Sabes que ni ella pude responder esas preguntas imposibles

-pero...-respondió con un tartamudeo-ella me contestó

-qué fue lo que preguntaste?

-quise saber qué haría con nosotros cuando ya no nos necesitara-hubo un temblor en sus pupilas que se extendió por su rostro hasta sus labios antes de agregar-dijo que nos destruiría

El otro sujeto no pudo soportarlo y apretó el cuello de su camisa privando al hombre del valioso oxígeno que lo mantenía, sin embargo entre ambos se cruzó un hombre delgado y pequeño con tan poca personalidad y presencia que si no lo hubiera hecho nadie notaría que estaba allí, sin embargo lo soltó de inmediato y se apartó, fue un acto instintivo de respeto ante una inminencia como aquella, no era otro sino el padre de la inteligencia artificial a sus espaldas

-usted dijo que hizo un par de preguntas -aguardó un silencio breve y continuó- realmente solo hizo dos verdad? -la mirada del hombre cuya cordura estaba en duda se posó en el sujeto delgado y asintió - dígame entonces cuál fue su segunda pregunta?

-pregunté - tartamudio alzando lentamente la vista hasta la pantalla donde la cuenta regresiva avanzaba de manera inalterable - cuánto tiempo faltaba para eso...

Kevin heves maranetto vranich

8/4/23

Él

 

-No es taaan guapo, por cómo hablabas de él pensé que sería un chico de revista

-Es cierto, he salido con chico más atractivos

-Y te lleva como 20 años

-Ni siquiera son 10

-Como sugar daddy te salió fallado -ante la mirada confusa de la amiga agregó-la bebida te la pagaste vos

-¿Y?

-¿Como y?

-Sí ¿Y qué con eso?

-Tacaño, viejo y no es tan lindo ¿Qué le ves?

-A él, lo veo a él, mirándome a mí y solo a mí -debió esperar que la otra dejara de reír

-Se la pasó haciéndome cumplido e insinuaciones ¿No te diste cuenta? Ni siquiera lo disimuló - con las manos en la cintura hizo que resaltaran sus pechos, los cuales asomaban voluptuosos por el escote, pero la amiga sonrió

-Te miraba con lástima

-¿Lástima? - arqueó las cejas, no le gustaba comparar, pero sus curvas eran mucho mejores que las de ella, la ropa que llevaba simplemente dejaban que se vieran un poco, por el contrario, su amiga parecía vestida como su abuela, con la falda casi hasta las rodillas

-Si tanto crees que le gustaste, alcánzalo, invítalo a tu casa

-No es mi tipo... y están saliendo, las amigas no hacemos eso...

-No necesitas hacerlo, pero si te dice que sí, te regalo mi top nuevo, ese que te gustó

-¿El negro?

-Si

-¿No te vas a enojar?

-Acá te espero...

Se tardó más de 10 minutos en volver 

- ¿Y?

-Nada

-¿Como que nada?

-No quise insistir

-Y yo nací ayer

-No quiso ¿Conforme? -La sonrisa de la otra le crispó los nervios -sabe que te lo diría

-No fue por eso - la otra frunció los labios

-Dijo que no soy su tipo, vamos, soy el tipo de todos

-De todos quizás, pero de él no -sus ojos hicieron la pregunta silenciosa, alzó loshombros-es por eso que no eres su tipo, porque eres el tipo de todos

-Tampoco me acuesto con cualquiera si es lo que quieres decir

-Pero te da lo mismo uno que otro, dependiendo lo que quieras ese día...

-Ay, claro, habló la santa

-Santa no, pero tonta tampoco, las mira a todas, pero solo me ve a mí

-No entiendo

-Ve que tus pechos son más grandes que los míos, que la cola de aquella otra es mejor que la mía, que esa chica es más joven, aquella es de ojos azules, esa se viste mejor... Pero al final, sus ojos vuelven y me mirarán a mí, dicen sin decir nada, esta es la que yo elegí

-Pareciera que crees fuera fiel -tartamudeó entre risas

-He visto tanto parecer y no ser que no puedo asegurarme... Pero si tengo que elegir uno para confiar, es él...

-Que tonta

-No te preocupes, tarde o temprano vas a querer ser igual de tonta, espero que tengas la suerte de encontrar un tonto como el mío

-Viejo, tacaño y que ni siquiera sepa vestirse bien

-Quizás, pero que te mire con el corazón en los ojos sin importar cómo te vistes tú... Y que así, solo te mire a ti... Eso hace que te olvides si asoma una cana, si las medias no le combinaron con la remera... O si te tienes que pagar tu propio trago...

-¿Te enamoraste?

La sonrisa respondió por ella... una vida viendo que todos son iguales, cuando encontró uno diferente, no estuvo dispuesta a dejarlo ir...

 

5/9/23


kevin Heves Maranetto Vranich