Él se había dormido en sus brazos
como acostumbraba hacer casi todas las noches, ella sabía muy bien que odiaba
dormirse primero, que prefería esforzarse en esperar que ella lo hiciera, para,
como si fuera un delito, cuidarla en sus sueños, acariciar su pelo, su rostro y
besarla furtivamente deseándole dulces sueños. Pero él estaba siempre tan
cansado que rara vez aquello sucedía, y era ella la encargada de vigilar sus
sueños, de profesar esas delictivas caricias y besar, mientras dormía, esos
cálidos labios que incluso desde los reinos de Morfeo parecían responderle.
Esta vez no había sido la
excepción, le notó cansado ni bien llegó a su casa, la recibió con la misma
sonrisa radiante de siempre, comieron lo que había sin prestar demasiada
atención a ello, mas si quizás a algún beso colado entre bocado y bocado que
hacían de aquella cena especial, así fuera igual a todas las otras.
Él se levantó a preparar un café
tras haber apartado a un lado los platos, ella lo miró y sonrió, era su forma
muda de pedirle aquel favor que había creído tan ridículo un año y algo atrás,
y ahora lo comprendía. Con felinos movimientos se había levantado recogiendo la
mesa y la llevó a la pileta de lavar muy cerca de donde el media las cucharadas
de café que pondría en la maquina, reconozcamos que su forma disimulada de
mirarla era perfecta, imperceptible para cualquiera menos para ella, ella sabía
muy bien que la estaba mirando, podía sentirlo en la sonrisa que se dibujaba en
sus labios.
Él era un hombre un poco extraño,
era tan fácil robarle esas sonrisas tan sinceras con las cosas más tontas y no
en vano le había tomado tanto tiempo descubrir esa extraña pasión suya. Esa
sonrisa tan pura, tan clara que brotaba desde su interior cada vez que ella
levantaba una mesa, fregaba un traste, se atrevía a tomar una escoba para
barrer un piso o tan simplemente tendía la cama cada mañana en la que ambos
habían consumado su amor cada noche.
Él era extraño, de eso no había
duda ¿Cuantos hombres valoran eso en una mujer? Porque esa sonrisa no era otra
cosa que la mas franca sinceridad brotando en un grito mudo que decía “estoy
orgulloso se ti”, como decirle, como explicarle que cada vez que veía esa
sonrisa en sus labios ella también se sentía orgullosa de sí misma, y en cada
oportunidad colocaba en lo que estuviera haciendo su más profundo anhelo de
hacerlo perfecto, sabía que eso no importaba para él, no la meticulosidad con
que se hiciera, si no el hecho en sí mismo, pero ella, cada vez que veía esa
sonrisa sentía que debía hacerlo perfecto.
Había estado embriagada en tales
pensamientos que ni había notado que él ya no estaba junto a la cafetera si no
que se hallaba detrás suyo, apoyándose contra sí misma, envolviéndola entre sus
brazos robustos y cariñosos que la oprimían con pasión contenida, besó su
cabeza, su mejilla y apoyó su pera sobre el hombro de ella agachándose
levemente pues le llevaba varios centímetros. Como describir que para ella
tenerlo allí en ese momento era algo para lo cual no hallaba palabras, si
hubiera dado cualquier cosa por largar esos trastes en ese mismo instante,
girarse y besarlo hasta que le sangraran los labios, por Dios como lo amaba,
jamás hubiera pensado eso unos años atrás…
*****
Ya en ese momento sabia que tras
aquel café ambos se irían a dormir, y luego, amparados en las penumbras de la
habitación se irían entregando uno al otro, con suspiros, con caricias, con
infinito deseo y pasión, hasta hallándose desnudos consumar el acto más sagrado
que puede en la vida realizar hombre alguno, y era hacer el amor, el amor como
ellos lo hacían, queriéndose como si sus vidas dependieran del otro, un acto
glorioso de entrega total y absoluta, enredando sus sentidos tanto o más que
sus cuerpos, compenetrándose el uno en los deseos ardientes del otro hasta
lograr finalmente hallarse completos y morir una vez más dándose la vida, y
agotados, transpirados, abrazados, dormirse uno en los brazos del otro…. Como siempre,
el seguramente lo haría primero…
Acaricio su torso desnudo con una
sonrisa de picardía, aun recordaba la primera vez que estas mismas mantas los
habían envuelto juntos, la primera vez que sintió que hacía el amor junto a un
hombre, quizás por eso habían decidido seguir juntos con el tiempo cuando esa
noche no parecía más que una terrible equivocación de los dos. Lo recordaba
como si hubiera sido la noche anterior…
Es verdad que habían superado las
diferencias que habían tenido, y tras charlar un par de veces ella había
terminado por comprender que él era solo un chico con un corazón muy lastimado,
y era esa y no otra cosa lo que lo habían forjado a ser tan ermitaño, a
aislarse del mundo, de la sociedad. A ser tan sobrio, tan diferente al resto,
tan extraño, cautivadoramente extraño.
Ni siquiera eran amigos aunque se
habían presentado por una amistad en común hacia ya bastante tiempo y el rechazo
mutuo, aunque imperceptible también había sido evidente, como había cambiado
aquello el pasar de los meses, ambos habían sido avisados que el otro albergaba
sentimientos hacia sí mismo, pero ninguno de los dos se animaba o deseaba dar
el primer paso en ese sentido, y el último mes casi habían mas intentado
esquivarse que verse. Y se preguntaban, a su manera, porque el cariño era tan
complicado y acababa sintiéndose por la persona menos esperada…
Ella maldecía una y mil veces que
él fuera tan tímido, a veces, cuando a ella se refería, porque lo había visto
hablar libremente cuando de otras mujeres se trataba, pero ella parecía estar
invisible ante sus ojos, aunque fuera muy consciente que esa noche había
“olvidado” maquillarse como acostumbraba porque sabía que él estaría en la
fiesta, y porque, quizás, se había enterado que el odiaba el maquillaje…
Así había pasado una hora frente
al espejo preguntándose qué demonios hacia intentando arreglarse sin usar la
pila de cosméticos que tenía en el botiquín, tratando en vano de que su pelo se
viera lo más largo y bonito posible, al menos cinco veces había tomado de entre
sus cosas un delineador y lo había vuelto a dejar sin colocárselo, otras tantas
tomo el lápiz labial con el mismo resultado, al final suspiro mirando su
reflejo y diciendo que se veía horrenda sin sus pinturas había acabado saliendo
del baño frustrada y repitiéndose que era una idiota…
Lo mismo le dijo su amiga al
verla, que tenía los ojos grandes como platos y enseguida le pregunto si no
había tenido tiempo para arreglarse, ofreciéndole de inmediato su bolso que
ambas sabían cargaban todo un set de cosmetología, solo por si las dudas, el
esfuerzo necesario para rechazarlo fue increíble y su amiga no llegó a
comprenderlo por mucho tiempo…
Pero al entrar a la fiesta valió
la pena, ni cinco minutos tardó en pasar junto a él, por accidente claro, y
fingiendo no verlo, tremendamente avergonzada al principio, no dejó de
vigilarlo con el rabillo del ojo, su corazón casi salta de su pecho al
comprender que no solo la había visto, si no que no le había perdido la mirada de
arriba hasta que llegaron a la barra, para cuando volteó él hablaba con alguien más y no supo si se lo
había imaginado o no.
El se había retirado a un
apartado como solía hacer con
regularidad, ella lo sabía con sus amigas casi siempre pasaban frente a él
y esta no sería la excepción. Así que partieron rumbo a esa zona de la pista y
al pasar a su lado su amiga lo saludó primero y ella una vez más sintió que sus
ojos eran solo para sí, fue allí cuando recordó que no traía ningún maquillaje
y comenzó a entenderlo, como todo un caballero no se había burlado de ella pero
había comprendido que se vería ridícula y jamás se sintió tan humillada y
avergonzada como en ese instante, el saludo a su amiga que sucedió en un
segundo le pareció una hora y estaba deseando desaparecer de allí sin que la
hubiera visto, pero con esos ojos clavados en ella era imposible
Finalmente su amiga se hizo a un
lado, y jurando que estaba temblando de la vergüenza lo saludó rezando que si
iba a burlarse de ella se contuviera sin decir nada, mentalmente ya estaba
formulando las palabras para pedirle los cosméticos a su amiga cuando él dijo
algo que quitó el piso de debajo de sus pies
-“Qué bonita te ves hoy”
Y lo miró inquiriéndole mudamente
si era una burla, pero no había sonado de esa manera, había sido sincero, y lo
tuvo ahí, frente a frente, con esos ojos oscuros mirándole a sus ojos claros, y
sonrió, apenas sutilmente, casi como una mueca forzada, era la primera vez que
lo veía sonreír. Y si no hubiera sido porque su amiga le haló del brazo para ir
donde siempre hubiera jurado que se quedaría frente a él mirando esa sonrisa el
resto de la noche.
Bailó como siempre lo hacía, notó
que a diferencia de otras noches no había tantos chicos que la invitaran a bailar,
supo que era porque no se había arreglado como de costumbre, pero a diferencia
de las otras noches, un chico se había girado a verla incontables veces, y ella
lo había notado en cada oportunidad. Hasta su amiga había notado lo rara que se
encontraba cuando le preguntó que le pasaba que no dejaba de sonreír.
No tuvo más remedio que contarle,
llevaba casi un mes guardándoselo para sí pero esa noche era diferente, la
amiga la miró con ojos grandes como platos no se lo podía creer, ese chico del
que casi toda joven había hablado, ese solitario muchacho de mirada triste que
nunca bailaba con nadie era quien la tenía así, primero trató de confirmarlo,
luego de disuadirla, finalmente, convencida que sería una broma le dijo que
fuera a bailar con él
Ella lo primero que había atinado
a responder era si estaba loca, como iba a ir a invitarlo a bailar si él nunca bailaba con nadie, o por
lo menos lo hacía en muy contadas ocasiones, incluso le había visto despreciar más
de una muchacha provocadora que con obvias intenciones se habían refregado
frente a él mientras juraría que fingía no verlas. ¿Porque con ella habría sido
diferente?
Pero la amiga no estaba de ánimos
para tantas vueltas y ya estaba hablando con él, y él la miró. Hubiera jurado
que hubo un terremoto en ese momento porque sintió que iba a desvanecerse, y lo
vio sonreír de nuevo, la misma sonrisa suave, casi una mueca que la había
dejado helada una hora y algo antes, y asintió, lo vio mover los labios
agregando algo mas pero no llego a oírlo, la mano de su amiga ya la había sujetado
colocándolo frente a él y había desaparecido, él la miraba de nuevo, ladeando
un poco su cabeza como si observara un bicho raro, ella estaba colorada a más
no poder y completamente avergonzada preguntándose qué diablos le había dicho
su amiga, esto no tardo mucho en averiguarlo, esas palabras jamás se borraría
de su mente así pasara una vida entera.
-“Tú amiga ha dicho que querías
bailar conmigo, pero si se trata de una broma suya no te preocupes, no sería la
primera vez que alguien lo hace”
Definitivamente no recordaba que
había respondido, algo de que no era una broma, y de que si él no quería bailar
estaba bien, seguramente algo de eso había sido, lo cierto es que seguía
mirando su sonrisa, sus ojos que parecían guardar un secreto y profesaban la
misma curiosidad que un regalo bien envuelto, ya estaba a punto de marcharse cuando
vio que se extendía la mano de él hacia ella como esperando que la sujetara,
completamente avergonzada se había atrevido a tomarla…
Bailaron, que fue lo que bailaron
ninguno tuvo mucha idea, si lo hicieron mal o no tampoco, es verdad que
llamaron la atención de muchos que eran asiduos a ese sitio y lo veían a él
bailando como pocas veces antes lo había hecho, y no solo un tema, no una hora,
si no que bailaron toda la noche, y ambos fueron felices, charlaron poco,
disfrutaron mucho, cuantas ves ella sintió su mejilla rozando la propia y cuantas
veces esos ojos estuvieron tan cerca de los suyos, y sus labios quedaron a la
distancia de un beso sin jamás darlo, y ambos deseaban que se diera…
En ese momento comprendió que
estaba enamorada, no solo le gustaba, estaba completa y perdidamente enamorada
de él y deseó abrasarlo y no dejar que se marchara nunca de su vida, aun sin conocerlo,
aun sin saber poco más de su vida que aquel gran dolor que lo transportaba por
el día a día sufriendo un pasado que lo había lastimado, cuando la luz del
amanecer comenzaron a aparecer supo que
debía marcharse y cuando se lo mencionó hubiera jurado que se había puesto increíblemente
triste, pero con su encantadora sonrisa
le había dicho que estaba bien, le había agradecido que pasara la noche bailando
con él y finalmente llegó un beso, aunque jamás hubiera imaginando ese beso fue
mejor que ningún otro, porque antes de soltar su mano la llevo a sus labios y
depositó en ella un cálido beso de gratitud, ella no supo que contestar y respondió
con una sonrisa, también ella lamentaba tener que marcharse…
Paso los próximos 15 minutos
buscando a su amiga para descubrir que seguramente se había retirado, y para
hacerlo tan temprano seguramente lo habría hecho acompañada, estaba maldiciendo
en vos baja junto a la salida cuando él se detuvo a su lado un instante,
preguntándole si se le había perdido algo
Ella se sintió mejor al verlo, no
necesitaba que le dijeran porque, simplemente se sintió feliz por esa
oportunidad de charlar, aunque era obvio que él ya se retiraba cuando ella
hubiera disfrutado volver a bailar unas horas más. Le comentó que su amiga con
quien había llegado ya se había retirado y estaba viendo como irse, le explicó cómo
se quedaría en casa de ella que estaba en la otra punta de la ciudad, cuando él
se ofreció a llevarla su mundo se pintó en colores
Iba razonando para sus adentro la
clase de chico que él era, habían bailado toda la noche sin intercambiar más
que un puñado de palabras, sin esperar de ella ni un solo beso, no le había
ofrecido ni la más leve oportunidad de que ocurriera nada mas tras aquel baile
y sin embargo se había ofrecido a llevarla, una vez más sin insinuar otra cosa,
él debió darse cuenta de algo porque sonrió para preguntar donde era
exactamente que debía llevarla…
Fue allí cuando comprendió su
propio error, no podía ir a su casa, pero tampoco a la de su amiga, si esta se
había marchado con un muchacho estarían quien sabe dónde y no regresaría hasta
las 8 de la mañana, siempre lo hacían antes de esa hora porque se levantaban
sus padres, y esperar que ella volviera en la puerta de la casa por un par de
horas no le apetecía lo más mínimo, así como lo pensó se lo confió a él
completamente preocupada, su respuesta fue el principio de todo…
Se ofreció a llevarla a su casa
mientras aguardaba que su amiga respondiera sus llamadas y regresara a la casa
para abrirle, claro siempre que ella no tomara a mal la oferta. Lo cierto es que
en su mente solo cabía la posibilidad de que solo Dios podría haber causado que
aquellos inconvenientes la pusieran a pruebas y se diera todo de aquel modo, así
que aceptó el ofrecimiento encantada y
en escasos minutos se bajó frente a la casa de aquel muchacho.
Sin ser muy descortés pasaron en
silencio, la condujo al cuarto, lo que no pudo evitar que se pudiera nerviosa,
y le indicó sentarse en su cama, le ofreció un café u otra cosa y acepto, al
cavo de unos minutos apareció con una taza negra y humeante de café.
Se sentó a su lado y le explicó que en el cuarto
contiguo había alguien durmiendo, que por eso no se habían quedado en el
recibidor para no molestar, y sin ofender por el mismo motivo había cerrado la
puerta, que no se preocupara de ello, ella más que preocuparse juraría que algo
se había ilusionado, pero él fue tan correcto, tan decente que no podría
creerlo.
Lo que sucedió después fue poco
más que un milagro, comenzaron charlando de su amiga que no respondía el
celular, acabaron el café charlando de lo bonito que lo habían pasado esa
noche, y mientras el café descansaba sobre un mueble cada uno comento un poco
de su pasado, en qué momento las manos de ellas buscaron las de él, en qué
momento sus labios hallaron los de ella es algo imposible de definir, lo único
importante de aquella noche es que cuando el celular sonó sobre la mesa de luz
nadie lo respondió, en ese momento era más importante hacer el amor…
*****
Jamás olvidaría al cabo de varias
horas las mutuas disculpas por lo que había pasado, y ahora mientras ella sentía
la tibia piel del hombre que amaba, suspirando suavemente entre sueños,
recordaba cómo habían acordado que eso no se supiera, recordaba como él tan
caballero se había levantado para llevarla a lo de su amiga cuando vio su
llamada perdida, recordaba aquella inseguridad al despedirse cuando ansiaban
ambos besarse en la boca y lo hicieron en la mejilla… que poco duró aquella
mentira, ni tres semanas si no recordaba mal, fue de nuevo en un baile que
bailaron toda la noche y los besos fluyeron esa vez más que las palabras y una vez
más acabaron durmiendo juntos, y a esa noches, la siguieron muchísimas mas…
Si, había sido un mes antes de
aquel baile cuando ella se había dado cuenta que él le gustaba, estaban en un
grupo de amigas y lo habían visto pasar y los comentario había salido de
inmediato, el no era lo que se define como un mal partido, no era muy
atractivo, pero tampoco era tan desagradable, aunque era obvio que nunca se
molestaba en cuidar su imagen, en vestir bien sino mas bien solo quería ser el
mismo.
Tras criticar su forma de vestir,
salió el tema de los bailes, siempre en un apartado, siempre en el mismo
rincón, casi nunca se le veía bailar con nadie, ni siquiera bailar solo, no se
lo veía andar tras las muchachas tampoco lo que no en pocas oportunidades había
creado el rumor de que quizás no buscaba mujeres, esto se había remarcado cuando
en no pocas oportunidades algunas muchachas muy atractivas habían coqueteado
frente a él sin llamarle demasiado la atención
En aquellos momentos se había
sentado tres bancos más allá, solo como siempre lo hacía cuando salía a
caminar, tomando mate y llevando ocasionalmente un perro consigo, este día no
era ese el caso, tenía la mirada perdida como si le faltara algo en su vida,
una de las muchachas que lo estaba mirando confió que lo tenía de amigo en el
facebook y narró lo que sabía de el
Su edad era un misterio, daba la
impresión de unos 27 o 28 pero nadie estaba seguro al respecto, hacia un par de
años había tenido una novia muy joven a la que había querido con locura, ella
después de unos años lo había dejado por otra persona, aparentemente alguien
aun más mayor, y eso lo había lastimado mucho, le había escrito infinidad de
cartas y otras cosas pero ella nunca había vuelto, incluso se había escuchado
que ella había hablado mal de él y esto lo había lastimado profundamente, desde
entonces estaba solo llorando aquel amor perdido
De allí las criticas fueron
divididas, algunas del grupo pensaban que si la muchacha lo había dejado por
algo sería mientras otras consideraban a la chica una verdadera boba, el tenia
ya su casa, su auto, u buen trabajo, una vida hecha. Comentario va, comentario
viene ella había quedado mirándolo y preguntándose cuál sería la verdad de todo
lo que se decía de él, cuál sería su verdad… la sacaron de sus divagues cuando una
de las chicas mencionó que en su perfil ponía cosas raras, como que le gustaban
las chicas de pelo largo, o que odiaba las que fuman y lo más loco de todo, que
odiaba las chicas con maquillaje
Todas rieron, quizás muy estrepitosamente
porque el muchacho se volteó a ver el escándalo, sonrió quizás ignorando que
hablaban de él, ella hubiera jurado que la estaba mirando y lo saludó, después
de todo se lo habían presentado hacia algún tiempo y aunque no le callera muy
bien le parecía una falta de respeto ignorarlo, el alzó su mano a su vez y
respondió el saludo, luego se levantó y se fue…
Tuvo que explicar a sus
compañeras que le conocía de una amistad común porque ya habían comenzado a
hacer suposiciones que entre ellos había algo, y relató su versión de lo
desagradable que le parecía el chico por su forma austera de ser, siempre
marginado y alejado de todos, siempre sombrío como si hubiera una nube oscura volando
sobre él… lo cierto es que mientras hablaba de aquello pensaba en él y por
dentro se decía que no parecía una mala persona…
Esa noche volvieron a
encontrarse, era el cumpleaños del chico que los había presentado hacia un año exacto,
y por casualidad quizás habían quedado enfrentados en mesas continuas. Como siempre
el estaba al margen de todo, como si estuviera allí por compromiso, mirando
perdidamente la fiesta a su alrededor como si nada de aquello le interesara, y
si no era que se estuviera maquinando pensando en el hubiera jurado que la
había mirado ya varias veces
Comprendió que algo no iba bien
cuando se dio cuenta que inconscientemente había tomado un mechón de pelo y
revisaba cuidadosamente que tan largo era, o cuando fue al baño a retocarse y
disimuladamente el espejo le hacía pensar que había usado esa noche demasiado maquillaje
cuando era el mismo de siempre, sin dudas se preocupó cuando admitió para sí
misma que era ella quien no dejaba de mirarlo con disimulo y pensar en cuanto
habían hablado de él aquella tarde, cuando ella misma sentía vergüenza por las
cosas que había dicho, en eso meditaba cuando el cumpleañero la sorprendió por
detrás
Tras preguntarle en que pensaba
tan callada que la veía y si lo estaba pasando bien, ella solo atinó
disimuladamente a decir que si mirando cualquier otro sitio menos el que había pasado
la ultima hora observando, el chico, que de tonto no tenía nada se sentó un
segundo a su lado, y con confidencia le pregunto si él le gustaba
Negó rotundamente amenazándole
con pegarle ante la sola idea y el muchacho sonrió, sonrió abiertamente casi a
las carcajadas ganándose varias miradas, incluso la de él, lo que logró hacer
que ella se avergonzara por completo. Antes de irse dijo algo muy simple, una
de aquellas cosas que jamás se le olvidan a una persona
-“Lástima que no te guste, porque
yo creo que tú le gustas a él”
*****
Y comprendió que le gustaba cuando
comenzó a cuidar más su cabello haciendo que se viera lo más largo posible, comenzó
poco a poco a colocarse menos labial y menos maquillajes cada vez que suponía
podía cruzarlo en algún baile, fiesta o evento, así fue como se dio cuenta, que
aunque no quería admitirlo, él había empezado a gustarle…
Él se movió en sueños, sonrió
mientras su brazo la oprimió por la cintura, ella se giró levemente quedando de
lado sobre él, recargada sobre su pecho, sintiendo el latir de su corazón y
junto a su mejilla su tranquila respiración, lo sentía tan cálido, tan lleno,
tan completo, él, el muchacho vacío al que le había faltado algo durante tanto
tiempo ahora lo sentía finalmente suyo, finalmente sentía que él lo era todo
para ella, porque su corazón le decía que ella lo era todo para él, lo abrazó
con fuerza pero no se despertó, estaba demasiado cansado, pero sonrió, sonrió
para ella porque sabía aun en sueños que ella estaba ahí…
De haber sabido que él llenaría
con su presencia el vacío de su ser no hubiera perdido un año en darse cuenta
de ello cuando los presentaron por primera vez, era el cumpleaños de un amigo
en común, el mismo amigo que un año después le diría que ella le gustaba, en ese
entonces ni se conocían, hasta que los nombró, los presentó, intercambiaron una
mirada austera, apenas quizás el asomo de una sonrisa, a él le pareció otra más
de esas muchachas frívolas que necesitan verse bien para sentirse bien, bonita,
sin lugar a dudas, pero necesitaba recurrir a una boutique de maquillaje para
verse así, ella a su vez tuvo la impresión opuesta, el estaba desgarbado, poco
prolijo, apenas vestido para la ocasión sin ningún atractivo, hubiese jurado
que había sentido una mota de perfume al saludarlo pero ni segura podía estar.
Además su mirada fría le daba miedo, como si la odiara sin conocerla.
Tuvieron la mala suerte de
sentarse en la misma mesa aquella vez, se charlaron varios temas diversos, mucho
de política en lo que ninguno de los dos participó fluidamente, en el caso de
los deportes fue el único hombre de la mesa que no participó, ante las quejas de
las mujeres de que siempre hablaban de futbol surgió una disputa respecto a gustos de hombres y mujeres, desde que ellos
son unos babosos que solo se fijan en el cuerpo de la mujeres, y ellos se defendieron
diciendo lo mismo, la intervención de él, indicando que la mujeres se
“revocaban” para sentirse lindas consigo mismas fue casi un insulto y logró que
ella lo despreciara de inmediato… cuanto tiempo sería necesario para que
aquello cambiara…
Al cabo de la fiesta había quedado
solo y en silencio, la mayoría de las mujeres se habían sentido ofendidas por
sus comentarios al respecto, y los temas de los muchachos parecían no
despertarle ningún interés, estos últimos se habían levantado y retirado a
jugar un juego de cartas, mientras él se había marchado, indicando estar
cansado, a su casa…
De inmediato los hombres fueron
el tema principal de la conversación, como siempre se despreocupaban de ellas,
como no les interesaban y varias cosas más, cuando se mencionó lo que se había
dicho solo una de la mesa, que se había mantenido bastante callada se atrevió a
defenderlo
Explicó que el chico del que
tanto se habían burlado había sido un buen compañero con su novia, uno de los
pocos que teniendo incontables oportunidades de haberla engañado no lo había
hecho, que la había querido mucho, la había acompañado en momentos muy
difíciles para ella y que había sabido ser una pareja muy especial para aquella
chica, persona que lamentablemente no lo había sabido valorar. Al marcharse de
su vida, él, solitario, había quedado muy lastimado y su vida había cambiado mucho
Decir tales palabras le hizo
ganarse varias bromas a expensas de que le gustaba el chico, sin embargo tras
negarse varias veces debió cortar las burlas con una de aquellas cosas que te
marcan la vida
-“¿No les gustaría a ustedes
estar con alguien y saber que las ama como para hacer las cosas que él hizo por
aquella chica?”
Ella jamás olvidaría que fue la
primera en negarse, había muchas cosas más importantes que solo eso, un chico
que te sacara a pasear, que te comprara cosas, que te invitara a comer afuera…
bromeó entre otros muchos comentarios, y pasó a relatarle a las chicas de la
mesa los extraños gustos de ese chico y a reírse a expensas de él… esa noche ni
siquiera lo recordaba cuando bailaba abrazada a otro muchacho que acababa de conocer…
*****
Sin embargo tras acostarse con
aquel chico se sintió tan vacía, se había girado dándole la espalda, durmiendo
profundamente soñando con quien sabe quien, seguramente ella era en ese momento
una más en una larga lista de muchachas con las que había dormido, y en ese momento
debió admitir que ser dueña de un hombre que te ama y que es solo tuyo es un
tesoro invaluable…
Habían pasado más de tres años
desde aquella noche, desde aquel pensamiento, ahora recargada en el pecho de él
se daba cuenta que acertadamente había reflexionado, cuántos hombres habían
estado con ella capaces de ser mas lindos, mas fuertes, mas musculosos, más
resistentes pero ninguno de todos ellos había logrado llenar dentro de su pecho
el lugar donde el corazón ama, ahora este chico flaquito, extraño, que dormía
debajo suyo… ocupaba sus pensamientos días y noches, y ella estaba tranquila, porque
sabía que estaba en los suyos de la misma manera.
Y mientras escuchaba el murmullo
del corazón masculino y se iba adormeciendo poco a poco pensó en aquella chica
que lo había dejado ir ¿Sabía acaso el hombre que había perdido?
Sus amigas más de una vez le
habían realizado bromas a su consta diciendo que estaba con el por su casa, o
por su auto, o porque de vez en cuando la llevaba a esos largos paseos,
mayormente fuera del país, es verdad que ella disfrutaba saber que estaba
perdidamente enamorada de un hombre que pensaba en su futuro, que aunque rara vez
lo mencionaba sabia que le daría mucho amor a los hijos que tendrían algún día,
que nunca faltaría el alimento en la mesa, el amor en la familia, un lugar al
que llamar hogar. Ella aceptaba que esos viajes con él eran maravillosos, no
por el viaje, si no porque él era feliz al viajar, era diferente, dejaba atrás
el chico huraño que todos veían y era feliz, era alegre, su mirada seria se cambiaba
por una sonrisa que no podía borrarse con ningún imprevisto del camino, y era
feliz, admitía ella, porque estaban juntos todo ese tiempo y era lo más lindo
que en esta vida había podido pasarle…
Pero cuando se quedaba a solas
por las noches porque él trabajaba y no podían estar juntos, sabía que no solo
estaba con él por todas esas cosas, y eso no necesitaba decírselo a sus amigas, estaba junto a él porque lo amaba
con inmensa locura y lo necesitaba para ser feliz, y sabía que él la necesitaba
a ella de la misma manera, ella era feliz porque sabía que al no estar juntos
ambos vivían pendiente del otro y pensando en el otro, sabía que si ella no
podía acudir a su cama una noche ninguna otra mujer ocupaba su sitio, y esa,
por sobre muchas otras razones eran la que resultaba impagable de estar al lado
de un hombre como él…
Un hombre que no la llevaba a
comer afuera como había soñado antes de conocerlo, o a pasear todos los días como
ella deseaba, ni le compraba las cosas que ella hubiera querido, un hombre que
le enseño que al amar… al amar nada es comprado, todo es creado por uno mismo…
*****
Estaba dormitando cuando sonó el
celular de él, se apuró a silenciarlo para que no despertara, estaba a punto de
dejarlo sobre la mesilla, ya que pocas veces le interesaba que podían
escribirle a su pareja, sin embargo tuvo un presentimiento, y con los ojos aun
entrecerrados tras vislumbrar que eran casi las siete de la mañana leyó el
mensaje
“Sé que es tarde para
arrepentirme, pero me di cuenta que aun te amo y quiero volver con vos, sé que
es de madrugada y estarás durmiendo pero cuando despiertes llámame, necesito
hablar y pedirte perdón, no supe valorarte y quiero que volvamos a estar
juntos, te juro que nunca te dejaré de nuevo, te amo y sé que aun me amas,
podemos empezar todo de nuevo. TQM”
Ella sonrió, sabía que eso
pasaría tarde o temprano, pero tenía razón, era demasiado tarde para
arrepentirse, demasiado tarde para empezar de nuevo, durante un minuto leyó de
nuevo el mensaje, revisó el numero sin agendar aunque lo sabía de memoria, no
era el primer mensaje que el recibía de esa chica, y le costó un poco
contenerse y borrarlo… pero no lo hizo…
Él ahora era suyo, y sabía que lo
borraría por la mañana cuando lo leyera… antes de dormir lo miró en la penumbra
del amanecer, sus sueños eran tranquilos y calmos… y murmuró para si en voz
baja
-“Si, aun te ama, pero a mí me
ama más…”
Kevin Heves Maranetto
Vranich
16/12/2011
Muy lindos los relatos!!!! Igual los poemas :)
ResponderEliminarYa te lo había dicho, los he leido casi todos, y muchos de ellos me ayudaron en momentos dificiles!
seguí adelante!!!
fue una exelente eleccion dodne dejaste el comentario, me obligo a releerlo (habia olvidado este relato) me gusta mcuho... en el describo la forma en que me gustaría hallar a mi futura pareja...
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