domingo, 17 de septiembre de 2023

Minifalda


Se asomó a la sala que estaba en penumbras, la silueta de él se enmarcaba en el resplandor del monitor, había pasado las últimas horas atrapado en una de esas partidas que parecen no acabaran nunca… sonrió y regresó sigilosa al cuarto…

Colocando los brazos en la cintura observó su alrededor, en la mañana había tendido la cama y limpiado, temprano en la tarde ordenado sus pendientes, el fruto de su esfuerzo se reflejaba en un lugar acogedor donde se podía uno sentir a gusto…

Miro el reloj en su celular, aun quedaban unas horas de aquella noche del viernes, miró unos mensajes de sus amigas, saldrían aquella noche, le habían invitado, es más, le habían insistido que fuera…

Se movió por inercia hasta las puertas del ropero que menos se usaban, una mueca fingió ser sonrisa en su rostro… era su ropa de salir la que estaba detrás ¿hacía cuanto que no la usaba? Su pareja no frecuentaba ir a fiestas… y claro, eso implicaba que ella tampoco salía a menudo… podría sugerirle… pero… aun si aceptara… sabía que no se divertiría, estaba mas a gusto con su ordenador que en un sitio caluroso, rodeado de gente bebiendo y meneándose a un ritmo que, sabie ella muy bien, él no era abueno siguiendo…

Aparto varias prendas que había comprado el último año, la mueca que simulaba ser una sonrisa se intensificó “ropa de señora” pensó… y aún no había entrado en sus treinta… eran vestidos elegantes… pero no dejaban mucho a la vista… ¡Qué tiempos aquellos!

La encontró, se había caído y quedado al fondo, de todas, era su minifalda más corta, le subió el rubor a las mejillas de solo pensar usarla… un poco de razón tenía su padre la primera vez que la vio con ella, no ocultaba lo suficiente… pero cunado la usaba… todas las miradas se pegaban en ella sin importar a donde fuera… ¿Aún le quedaría?

Alzó la vista, encontró la blusa que solía usar en conjunto… deslizó sus dedos sobre la tela rememorando tantos buenos recuerdos… revisó el celular de nuevo y aceptó que se le hacía tarde… dejó las prendas a un lado y fue a bañarse, unos cuantos minutos después, aún sin acabar de secarse, estaba una vez detenida frente a ellas… ¿les cabrían? Se decidió…

Es verdad, había subido un kilito o dos, pero aun les quedaban, estaba hermosa y exuberante, seguramente aun había muchos hombres que la desearían si le vieran… pero quien la miraba, en silencio, no parecía desearla… cuando lo descubrió en el espejo se giró nerviosa…

-Solo probaba si aún me quedaba – se escusó, el silencio masculino la incitó a explicar un poco más – me aprietan un poco… subí de peso...

Cuando él se deslizó en la habitación, directo hacia ella y le vio alzar los brazos tembló como una hoja en el viento otoñal… pero, con valentía, no apartó la vista… la mano pesada y masculinas se apoyaron en sus hombros y la sujetaron, le miraba a los ojos, impasible

-No se nota – solo entonces apartó la vista llena de vergüenza, sabía que si…, solo entonces el sonrió, apenas perceptible – ¿crees que un poco de peso te hace ver menos atractiva? ¿o que esta ropa te hace ver más deseable? – quiso responder, peor las palabras se le anudaban en la garganta, la mirada masculina no aceptaba replica, había emociones muy fuertes impregnándola, sintió que se le escapaban unas lágrimas, se zafó de sus brazos y se arropo en su pecho, rodeándolo con sus manos buscando el refugio de sus abrazos… - ¿estás bien?

-Te amo – fue lo único que tuvo valor para decir, sintió su calor envolverla lentamente, los dedos jugar en su pelo

-También te amo – solían aquellas palabras, solían porque eran tan francas que le daba miedo no estar a la altura de ese amor, y lo quería muchísimo… pero su amor era avasallante, el silencio se hizo largo, su respiración cambió - ¿vas a salir?

-¿Vestida así? – se apartó a verlo, ni como broma lo hubiera considerado, la odiaría si lo hiciera…

-Te ves hermosa… no te había visto usarlo desde que estamos juntos…

-No te gusta que lo use- reclamó ella, un reclamo que se hacía a si misma, el no respondió, no había tardado en descubrirlo, su carácter cambiaba si usaba ese tipo de ropa al salir, como si hubiera una distancia entre ellos que no se podía superar… Pero… jamás le había dicho que no lo usara… ¿Por qué dejó de hacerlo entonces? Alzó la vista, se topó con su mirada, cuanta dulzura en aquellos ojos tranquilos, se sintió derretirse en sus brazos, lo comprendió, podía renunciar a cualquier cosa, pero no al calor de él hombre que amaba… hacia mucho que ella era solo suya… así que le susurró al oído… -¿Puedes quitármela…?

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

17/09/2023