lunes, 22 de enero de 2024

La coleccionista de corazones

 


Todos saben sobre ella, pero nadie aceptará haberle conocido…

Los rumores hablan de una chica joven, piel blanca como la porcelana y cabello negro y lacio, justo por debajo de los hombros, de facciones suaves y delicadas, muy dulces y femeninas pero que denotan una fuerza interna que resulta algo abrumadora.

Su complexión es delgada, con las formas de una mujer en desarrollo, nada voluptuoso, pero todo en su justa medida, capas de prodigar con sus manos suaves y delicadas una caricia que haría sucumbir al mas mujeriego de los hombres… prendado en una emoción que no podrían describir con palabras…

Pero de todas las señas que se dan, una, por sobre todas, la caracteriza de manera única… su mirada… y esos ya no son rumores, son las palabras tartamudeadas por aquellos que han caído en sus garras pero se niegan en aceptarlo… en sus ojos se esconde la ventana de un alma inmensurable… secretos, pasiones, dudas, inseguridades… cada ser de este mundo es capaz de ver algo diferente en ellos, pero lo cierto, lo innegable, es que si quedas atrapado en su mirada… has perdido… todo a tu alrededor dejará de tener sentido, y tus ojos solo podrán posarse en ella para sentir el aliento de la vida…

Pasé años buscándole, aunque temiera realmente encontrarle, nadie que se le hubiera cruzado salía bien librado de enfrentarle, sin embargo, nadie negaba, que de tener oportunidad de volver a verle, serian incapaces de rechazarle…

Tras tantos años mendigando un sentimiento que no encontraba, y permitiendo que mi corazón se solidificara por la ausencia de calor humano, creí, en mi inútil esperanza, que si alguien le hacia latir, por herido que resultara, al menos me permitiría recordar que estaba vivo, y si estaba vivo… si estaba vivo aun era posible amar… la esperanza renacería en mi y con ella la búsqueda de la mujer que me acompañara el resto de mis días… así que hallarle era necesario, ni mas ni menos que al aire que respiro…

Lo fortuito del encuentro resultó encantador… una red social popular me permitió el primer acercamiento, bastó presionar un botón en forma de corazón, esperar un tiempo prudencial y recibir una aceptación como respuesta… escribir un mensaje de saludo con temor a arruinarlo todo… y finalmente regresó la contestación… un audio, una voz digna de un ángel, silencios que te permitían temblar de la emoción… digno de quien te condena al infierno mientras te promete el cielo…

El intercambio fluyó recurrente unos días, luego se detuvo, como si nunca hubiera existido, fue turno de la angustiante espera, la semilla de la desesperación estaba plantada, como buena cazadora, una vez la presa estaba herida no era necesario apresurarse, solo debía seguirla hasta que muriera desangrada…

Cuando el momento fue favorable, se propuso un encuentro, una bocanada de aire fresco en el pecho de quien se esta ahogando sumergido en un mar turbulento, sin nada sólido a lo que aferrarse… con manos temblorosas y prendas acordes a la ocasión se presentaron uno y otro en el día y lugar acordado… allí estaba, la cazadora de corazones frente a mí, con esa sonrisa dulce que ruborizaba mis mejillas, su mirada, como no podía ser de otra manera, te atravesaba adivinando tus más íntimos y recónditos secretos… estaba desnudo completamente ante ella… fue cuando dudó por primera vez, pero valientemente siguió adelante, como si nada hubiera pasado…

Un banco en la plaza fue elegido, como si pudiera ser cualquier otro, pero fue ese, con vista a la calle mas transitada de la ciudad, el saludo fue tan superfluo que no logro recordarlo, solo su rostro, su aroma tan próximo a mi… logró hacer que recordara que hay sangre en mis venas… fue hermoso…

De que hablamos no puedo comentarlo, cosas sin importancia que nos importaban mucho, un corazón desnudo se abre fácilmente, pero el mío, de sólida roca, se desmoronó como un castillo de arena bajo el sol, azotado por el viento y las olas… fui un hombre… de nuevo un hombre…

Con las primeras estrellas del horizonte se dijo adiós, su piel rozó la mía, había una sonrisa radiante en sus labios, pero su pecho temblaba de odio y frustración… polvo… polvo seco y yerto fue todo lo que había encontrado dentro de aquella presa… la coleccionista de corazones se iría a dormir con hambre aquella noche… de mí… no había podido alimentarse…

El amanecer me sorprendió aún en el mismo banco, había algo latiendo en mi pecho… hacia un ruido sordo, con un compás rítmico, estaba lleno de la dulzura de aquella mujer… de sus miedos, expectativas, ilusiones… al fin de cuentas… no podía ser de otra manera… era su corazón…

Los rumores dicen que la coleccionista de corazones a desaparecido… que solo fue una leyenda urbana, un chiste mal contado por adolescentes de almas rotas y lujuriosos que debían encontrar una explicación a sus repentinos cambios…

Yo creo que ahora que  perdió su corazón no tiene sentido coleccionar el de los demás… después de todo, una mujer enamorada... hará cualquier cosa por el hombre que la conquistó…

 

Kevin Heves Maranetto Vranich

 

22/1/24