miércoles, 19 de septiembre de 2012

The flower


Se habían visto ya un par de veces, habían platicado un poco, sus ojos habían brillado, sus mejillas se habían teñido de rubor, de donde venían, a  donde iban, las edades, la altura, la clase y la religión habían dejado de importar, se habían enamorado…
Habían quedado de verse en aquella banca alrededor de las tres de la tarde, ambos tenían ese día libre y querían pasar tiempo juntos, ambos tenían ganas de decirle algunas cosas al otro, estaban nervios, temerosos, decir lo que uno siente nunca es fácil, pero habían recibido consejos y ya no había tiempo para jugar a las indirectas, ese día hablarían y todo saldría bien…
El fue un caballero, llegó bastante temprano a esperarla, pero solo lo hizo cinco minutos, ella también había decidido llegar antes para tener tiempo de prepararse…
Los ojos del muchacho quedaron clavados en lo de la chica, quien temerosa y sonrojada desplego sus más alegre y tímida sonrisa, acomodo el cabello sobre la oreja y no supo que decir, se saludaron como siempre y se sentó a su lado, el viento se había llevado todas las palabras…
Escucharon unos niños jugando no muy lejos, el canto de un pájaro que cruz el cielo azul, el viento soplaba con infinita calma agitando ls altos árboles que los rodeaban, cuando decidieron hablar, había pasado mucho tiempo aunque fueran tan solo segundos…
Ninguno de los dos recordaría bien quien fue el que lo dijo primero, ni estaban muy seguros de que había respondido el otro con exactitud, muertos de penas los brazos de uno habían rodeado al cintura del otro y los labios se habían encontrado en un beso mucho tiempo ansiado… el primero de muchos…
Platicaron como siempre, tomados de la mano como nunca, las cosas de todos los días sonaban ahora tan diferentes, cuanto tiempo pedido si aquello había acido en el primer encuentro, cuantas sonrisas se compartieron de un modo tan extraño, tan inexplicable, hasta lagrimas de felicidad brotaron entre bromas y sutiles confesiones, el sol comenzó a  ponerse en el horizonte y de levantaron para irse, cuando el joven, casi por descuido, notó una pequeña flor naciendo a sus pies
Se agacho a recogerla y ni bien al tubo entre sus dedos la hizo girar frente al rostro de la muchacha, era una flor sencilla, con el centro de un amarillo apagado, pétalos blancos desalineados y casi sin perfume, no más grande que una moneda y con un tallo sin hojas de pocos centímetros, y sin embargo en aquel momento, con el amor que sentían, le apareció la flor más hermosa del mundo
El la acomodo en el pelo de ella, la sujetó con cuidado para que no fuera a perderla y la acompaño hasta la casa, ya una vez allí se despidieron mil veces pues no querían separarse el uno del otro, al final, ella dijo
-Guardare la flor en un lugar especial y si algún día me la pides será porque ya no me quieres
El sonrió, se preguntó cuanto tiempo podría guardar aquella pequeña florcita, aun seca, antes que no quedara nada más que su recuerdo, así que respondió
-No, mejor guárdala en algún lugar donde nunca la puedas encontrar, y si un día quieres que me aleje de ti, que deje de amarte como lo hago hoy, me la devolverás, y yo te podre olvidar, solo cuando tenga esa flor en mis manos
Ella sonrió, tomo al flor de su cabellos con una sonrisa y corrió dentro de su casa, el se fue a la suya
Una vez en su cuarto busco donde  depositar aquel pequeño tesoro, sería el recuerdo perfecto del día que habían quedado de novios, pensó en ponerla dentro de un libro como recordaba a su madre haber visto guardar tantas flores, pero el dama lastima apretarla tan frágil que era, así que al final encontró una pequeña cajita de una cadena con dije de delfín que le habían regalado por su cumpleaños
Depositó adentro la pequeña flor con infinita ternura y buscó varios lugares donde guardarla, finalmente se dijo a si misma “lo mejor es guardarla en un lugar donde no al encentre, así si un día quiere que se la devuelva no podre hacerlo y aun me tendrá que seguir queriendo”, el sueño inocente de quien aun cree en el amor eterno
Finalmente una tabla suelta en el piso acabo resultando el escondite, se acostó a dormir con una sonrisa que no pudo apagarse durante los días siguientes, cuando su mirada iban una y otra ves a la tabla de la habitación que recordaba a su enamorado…
Pasaron muchas primaveras y vivieron juntos, algunos años, la relación se agoto, el amor de fue diluyendo, la monotonía de la rutina acabo desgastándolo, ella decidió irse, dejó una nota sobre la cama y fue a la casa de sus padres, esa noche mientras dormía en su vieja habitación soñó con el, cuando eran niños, soñó con una flor, y en sus sueños el decía “mientras guardes esta flor yo te amaré”
Se despertó a las tres de la mañana, arranco la tabla con un cuchillo y sacó una pequeña caja del escondite, cuando la abrió le temblaban las manos, dentro, bajo la escasa luz brillaba tenuemente una flor, intacta, como el día que la había guardado, pero tan pronto como quiso tomarla entre sus dedos se marchitó y se convirtió en polvo…
Llego a la casa que había compartido con el casi una hora después, la carta, con algunas gotas de sangre aún estaba en sus manos, en la otra, la mortífera arma hacía rato que le había arrebatado la vida… era simplemente tarde…

Kevin Heves Maranetto Vranich

19/09/2012


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