miércoles, 23 de noviembre de 2011

Un viejo recuerdo en el cajón





Era una noche fresca de primavera, y en el cielo clareaban los primeros rayos del sol que mordía tenazmente el amanecer, en el cuarto del muchacho brillaba una bombilla eléctrica entibiando con su luz las paredes de la habitación…
Aquellos que no la hubieran visto en los últimos meses no podrían reconocerla, había cambiado por completo, había sido pintada de un nuevo color, los muebles recientemente comprados la habían redecorado de pies a cabeza, ni las cortinas habían quedado inmutables, todo había sido hecho a nuevo, intentando olvidar algo ya muy viejo…
El computador yacía medio dormido en su nuevo rincón, sobre el escritorio se desperdigaban unos papeles que tanto podrían haber resultado facturas como cartas del pasado, era imposible predecirlo, un saco descansaba en el perchero y caído junto a la cama medio escondido se hallaba un pantalón.
El chico yacía sentado a los pies de la cama, habíase perdido la noción de cuantas horas habían muerto en aquella estática posición, en sus manos se sostenía una frágil cartulina que aún no sabía bien como había encontrado, revolviendo quien sabe que cajón, buscando quien sabe qué cosa, lo cierto es que en algún momento de la noche, antes que el reloj marcara la una, su mano había tocado el borde de aquella foto, y sus ojos se posaron instintivamente en la imagen que dormía para siempre en aquel papel plastificado.
Cuando las piernas le fallaron se sentó en los pies de la cama, así tal y como ahora mismo se encontraba, sumido en las mas internas añoranzas, en las mas profundas reflexiones, albergando dentro de sí lo más cálidos recuerdos y al mismo tiempo inundado por tristes desconsuelos que hicieron brillar hasta las lágrimas sus ojos, y una a una fue derramando un manantial de tristeza sin intentar siquiera contenerlo…
Sumido en el absoluto silencio lloró contemplando aquella imagen de un recuerdo perdido hacia quizás unos dos años atrás, aquel momento mágico que de su mente parecía negarse a marcharse, él vestía de azul, un color predilecto de su persona, su cabello estaba despeinado porque recordaba el viento fresco de aquella tarde, y la arena que repiqueteaba sobre su facciones, entre sus brazos estaba ella, con esa sonrisa encantadora que le había entibiado el alma, esa mirada perdida que  tan pocas veces había podido contemplar frente a frente, allí, fría, en un papel inanimado, estaba ella, la mujer que él había amado… y la mujer que lastimándolo… hiriéndolo de muerte, lo había dejado…
-Dime ¿Por qué?
De sus labios escaparon las palabras como una condena, todo aquel silencio fue roto por una angustia que comenzó a crecer dentro de su pecho hasta que no pudo sostenerla, y fue tanto su llanto que el silencio se volvió palabras y sus ojos nublados apenas distinguieron ya la imagen, y así, en la soledad hablo con ella por última ves
-Dime por qué corazón, por qué te fuiste. Por qué el fuego de mi amor no fue calor suficiente para mantener vivas las llamas del tuyo. Dime corazón por qué si mi vida era toda tuya y te la entregaba sin reclamos no fue suficiente esto para ti, necesito saber que hice yo para que tu decidieras partir, cuando mis manos te cubrían de caricias sinceras y nunca faltaban para sostenerte de ellas si se te presentaba una dificultad, por qué te marchaste si mis labios ardían en pasión al besar tu piel y tu boca mas nunca callaron las palabras de amor que por ti mi alma prodigaba, y esos mismos labios te aconsejaron siempre para bien guiándote por los caminos benignos de la vida.
Cerró sus ojos dolido y se dejó caer sobre la cama conteniendo un mar de lagrimas y con la vista perdida en un horizonte mucho mas allá del techo de su cuarto murmuró…
-Acaso el podrá quererte la mitad de lo que te he querido, amarte siquiera la mitad de lo que te he amado, estará dispuesto a dar por ti la mitad de las cosas que yo he dado, sacrificar la mitad de lo que he sacrificado, soportar la mitad de lo que he soportado… acaso él es tan importante para ti como para lastimar a este pobre ser que tanto te necesita y que sin consuelo dejas al margen abandonado…
Con su pulso inquieto sostuvo la imagen frente a sí y concentrándose en los ojos alegres e inocentes de la imagen insistió…
-Acaricia él tu piel como yo lo hacía, dedicando a cada centímetro de ella la mas absoluta atención, para saciar las ansias de tu corazón con el más completo de los deseos, es tan dedicado como esta boca mía que apresaba en cada besos mil suspiros de amor y te los daba uno a uno en cada rincón de tu ser, puede ese hombre mirarte a los ojos como yo lo hacía y decirte sin dudarlo, sin pestañear, que te ama como amarte yo dejar no he podido…
Cerró sus ojos y volando entre sueños habló más consigo mismo que con ella…
-Pensar que fui al primero que llamaste el día que murió tu padre y corrí a tu lado para que mis hombros estuvieran prestos a contener tus lágrimas, fui yo quien en aquella disputa que te metiste terminó apartándote del peligro anteponiéndose a los golpes con tal de que a ti no te tocaran, como olvidar cuantas noches agrias debí soportar aquella triste enfermedad que te acosaba y traerte compresas frías, cuidarte y mimarte hasta que te sentías mejor, cuantas veces cansada te deje dormir cuando en mi sangre solo quería hacerte el amor…
Y sus labios se contrajeron, y en su rostro húmedo brilló la ira…
-Pensar que te amé como eras, como fuiste para mi, con todas tus virtudes que no niego, pero con todos tus defectos te amé, te amé aunque me mentías, te amé aunque me callabas tus secretos, te amé aunque llegaras mil veces a mi lado y jamás me dijeras que me querías, te amé sin despertar de ti nunca un abrazo, te amé sin tener de ti un poco de consuelo, te amé sin que me regalaras palabras dulces, sin que compartieras conmigo tus sueños, te amé de todas formas… te amé aunque fueras fría conmigo en la cama, aunque me avergonzaras enfrente de mis amigos, te amé aunque repudiaras a mi familia, te amé aunque todos me dijeran que no me convenías, te amé aunque el mundo intento separarnos te amé… como a la vida misma…
Sin saberlo arrugó la foto entre sus manos y lloró sus últimas lágrimas…
-Te amé porque necesitaba amarte, pese a todo fuiste una buena mujer, aunque no me hallas amado como te amé, sé que me amaste, quizás, alguna vez, y me pregunto querida mía si con todo lo que amarte te he amado aun así te fuiste ¿En qué fallé? Perdóname si no te compre aquel vestido azul que tanto te gustó en aquella tienda, perdóname que no pudimos concretar aquel viaje que teníamos planeado en nuestro aniversario, persóname aquella ves que llegué a tu casa con las manos vacías y era tu cumpleaños, perdóname ese día que olvidé que debía pasarte a buscar y no lo hice, perdona esa tarde que nos quedamos en casa en vez de salir a aquella fiesta que querías acudir, perdona la ves que no te pude acompañar en esa ceremonia… simplemente perdona cada segundo de mi vida que no pasé contigo pues de ello me arrepiento, perdona cada minuto de esa compañía en que no te hice el amor o te sacie de besos y caricias porque ahora le echo de menos, y perdóname por haberte amado… porque se que hice difícil tu partida cuando decidiste abandonarme… perdóname por decirte que aun te amo…
Suspiró profundamente, besó la fotografía, la hizo un pequeño bollo y trato de encestar en la papelera, pero no se levantó para comprobarlo, simplemente se quedo dormido, allí donde estaba… como saber que aquel papel regresó una vez más al cajón, que entreabierto cobijaba viejos recuerdos y tan rara vez era revisado…

* * * * *

Eran las tres de la tarde, y la bella mujer esperaba sentada en la plaza, su cabello largo caía hasta la cintura, su mirada azul irradiaba juventud y alegría, sus labios dejaban siempre entrever una sonrisa que nacía de su corazón cada vez que pensaba en él, y siempre pensaba en él, ese hombre que en sus silencios sabía decirle tantas cosas, y en su mirada confesarle tantas maravillas, aquel hombre que tanto la quería y al que ella tan intensamente amaba, era tan desagradable cada segundo del día que no estaba a su lado y su único consuelo era saberlo suyo cuando el día moría y las estrellas perlaban la noche teniéndolo para sí…
Hoy él había trabajado por la tarde y ella había ido a esperar a alguien más a la plaza, alguien que sabía pasaría por allí en ese momento, y la vio acercarse, con su paso veloz para atender los niños que la esperaban en la casa y al vago del marido que mantenía, con los ojos cansados como si añorara una vida que no podría alcanzar, las manos callosas de tanto trabajar arruinándose la juventud como ella había elegido, su cabello bajo los hombros aun contenía polvo y rastros de quien sabe que habría estado limpiando aquel mediodía
Solo la reconoció cuando la joven y bonita mujer se detuvo frente a ella, la mirada en sus ojos lo dijo todo, pero era difícil saber si era rabia, envidia, odio, humillación… la joven tendió su mano entregando un papel estrujado y la recién llegada lo tomó en sus manos
- Lo encontré en un viejo cajón, creí conveniente devolverte esto que es tuyo… ya que él es mío…
Con una sonrisa un poco malvada disfrutando su travesura se alejó, la desalineada mujer desplegó aquella marchita fotografía que no tardó en reconocer, aquella vieja imagen que aun atormentaba sus sueños tomada hacia unos 5 años cuando ella era suya, y su cuerpo calentaba la cama de un hombre que realmente la había amado. Ese día él vestía de azul, su color favorito, y su pelo estaba despeinado por el viento de aquella tarde, entre sus brazos estaba ella, sonriendo como pocas veces lo haría después de aquellas ves, sinceramente…

Quizás fueran las arrugas del papel, quizás fueran viejas lagrimas que alguien había derramado sobre la foto, quizás fueran los pliegues, el paso del tiempo o su imaginación… pero ella podría jurar que él en esa foto al sacarla sonreía… y ahora lloraba…

Como lloró ella esa noche… y todas las que le siguieron…

Kevin Heves Maranetto Vranich

23/11/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todo comentario utilizando lenguage inapropiado será eliminado

Toda critica constructiva (buena o mala) sera aceptada y se tendrá en consideracion todo aporte para corregir errores ortograficos o de otra índole.

INSTRUCCIONES:

1-Para dejar tu comentario redactalo aqui debajo en el cuadro correspondiente

2-Seleccina tu perfil (comentar como) si no tienes cunta de Gmail usa la opcion "Nombre/URL", en el cuadro que te aparece pon tu nombre (deja URL en blanco) o usa "ANONIMO" y deja tu nombre dentro del comentario

3-Pon "Publicar un comentario" y listo...

Gracias por tu tiempo