domingo, 17 de junio de 2018

Carta a la suegra




Muy buenos días, quiero presentarme.
Yo soy el culpable de muchas rabietas suyas, y seguiré siendo el responsable de muchas noches en vela, momentos tensos, discusiones y algún que otro mal entendido.
Soy quien hará que su hija pase muchas horas despiertas por la noche, hare que derrame algunas lágrimas sin poderlo evitar, le daré dolores de cabezas y muchas sonrisas. Seré un tema de conversación para ella, y también una razón para mantener secretos, miedos y vergüenzas.
No dejaré que se duerma temprano porque le escribiré a menudo o platicaremos hasta que nos venza el cansancio, escondidos bajo las frazadas, o tomando aire en el patio aunque halla 10 grados bajo cero. Y seré la razón por la que se duerma algunas veces por la mañana cuando debería ayudarle en la casa, o hacer sus propias actividades, pero también le daré buenos motivos para levantarse con entusiasmo sabiéndose querida como pocas muchachas pueden serlo.
También soy la persona por la que pasa menos tiempo hablando en familia o contando que hizo en el día, puesto que ahora esas cosas me las cuenta a mí y soy yo en quien ocupa sus largas horas de ocio sinsentido. Sabe que puede compartir conmigo el final tonto de una telenovela, la estafa de que le cobraran de más por ese labial, la preocupación de esa manchita que salió en un lugar donde pocos pueden mirar, el deseo de hacerse ese tatuaje prohibido, o comprarse aquello que sabe muy bien que no debe comprar…
Soy el motivo indiscutible, de que si entra al cuarto por la noche, mientras duerme, la ve esbozando una sonrisa. También el causante de su pena cando pasan las horas y no llamo o no podemos comunicarnos. El culpable sin miramientos que la mantiene pegado al celular o la computadora más horas de la que fuera adecuado. Y quien le inspira los más dulces pensamientos que Usted no puede imaginar…
Aunque no lo quiera admitir, soy quién usted no conoce, pero que ella conoce muy bien, y por eso soy la persona que le causa tanto miedo, porque yo, y ningún otro como yo lo hago, le ha robado el preciado tesoro del corazón de su hija
¿De cuántos miedos soy responsable? ¿De mil o de un millón? Porque soy la causa de mucha preocupación, como saber si soy el adecuado para ella o no, si solo quiero divertirme o es en serio mi intención, si sabré cuidarla o la voy a lastimar, si la trataré como una reina o de forma vulgar, será ella la única en mi vida, la más importante, o solo una más. Como no temer que un día conmigo se marche de su hogar ¿Y a Donde irá a parar? Como saber si seré como tantos que se entregan por despecho a una mujer olvidando las pasiones vividas con otra, o peor aún, que en otras apagan las pasiones que con su hija no pueda hallar ¿Puede quizás el malvado destino haberle puesto en el camino de su tesoro un mal hombre? Quizás mujeriego, o puede que sea bebedor, y si ha caído en peores vicios como la drogadicción… ¿Tendrá valores morales o será un mimado y malcriado de la sociedad? Y si es un golpeador, violador, asesino…
Perdóneme señora si en este punto yo me rio, es verdad que Usted no me conoce para nada y tiene libertad de pensar cuanto mal su imaginación de madre le pueda permitir, el día de mañana me tocará ser padre y actuaré igual, y si todo sale bien mis hijos sean nietos suyos y Usted también va a temer por ellos como temeré yo, y veremos cuál de los dos siente entonces mayores miedos, porque para mí aquello será nuevo, pero Usted será la voz e la experiencia, porque ya habrá pasado por eso…
Acaso, hace muchas lunas atrás, cuando la Juventud adornaba sus mejillas inocentes no paso usted similar ocasión, y no dio más de un dolor de cabeza a sus padres temerosos de su elección… Y mírese ahora, quien sabe cuántos años después, formando una familia de bien, y con una hija que le pretendo quitar yo…
Quiera mi suerte sea repetir esa simple ecuación, y educar a mis hijos con los buenos valores que Usted a los suyos educó, y que sepan elegir con el mismo buen tino que su hija eligió…
No quiero ser soberbio, pero desmerecerme, eso no. Porque tendré mis defectos como los tiene el mejor varón, pero también hay buenas virtudes, y de esas ella se enamoró. Que si tan bien educó a su hija puede recriminarle acaso su elección?
Este soy yo, y sé que puede gustarle o más probablemente no, pero soy el camino que ella decidió andar de aquí en más y le agradezco que con bien la trajera a mis brazos al día de hoy. Soy quien va a quererla y cuidarla en su lugar, a causarle mil sonrisas y quizás alguna lagrimita aquí o allá, quizás me vea como un villano en esta película de la vida, pero yo prefiero verla como una amiga, porque de todas las mujeres en el mundo solo usted forjó a la que quiero más…
Atte. Su yerno

Kevin Heves Maranetto Vranich

17/06/2018


1 comentario:

  1. Umm faltó el nombre de la suegra... jaja estará esperando deseosa esa carta y no vale la pena si no sabe que es para ella... jaja

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