No muchas personas saben cómo Sara termino con Luis, pero yo si lo sé.
Fue hace mucho tiempo, cuando en sus ojos aun brillaba la ilusión, y sus
labios aun dibujaban sonrisas sinceras. Una época en que sus pechos y glúteos rebosaban
firmeza, y su cuerpo tenía la figura de una modelo de revistas.
En aquellos tiempos todo hombre que se jactara de serlo posaba sus miradas
en ella con deseo, con anhelo, con ganas de poseerla por entero. Y fue allí, en
esos gloriosos tiempos de su pasado que un día dos hombres juntaron el valor
para hablar con ella, confesarles sus íntimos sentimientos y obsequiarles hasta
la ida a cambio de su tiempo…
Sara se había jactado siempre de no ser superficial, es importante aclararlo,
ni materialista, ni ninguna de esas cosas que tantas cicas miran a la hora de
buscar pareja, y es crucial dejarlo claro, porque ambos pretendientes se parecían
muy poco entre si…
Luis era un chico simple, muy simple, no le negaremos que tuvo sus
aventuras, como todo chico, que hizo cosas que no debía y otras que si, pero
era buen muchacho, era un joven que había abandonado la mala senda encontrando
mucho apoyo en Dios, y este lo había encaminado en la vida.
Luis no era un modelo, pero no era un hombre feo, fumaba, de vez en cuando,
salía los fines de semana, algunas veces bebía de más, pero nada fuera de lo
normal para jóvenes de su edad. Había heredado algo de dinero de unos
parientes, tenía una pequeña empresa pero no le daba las ganancias que deseara,
vivía con los lujos que podía permitirse, que no eran demasiados, pero
alquilaba un buen apartamento en el centro y su coche era de un año reciente…
pero enfrentado los gastos de cada mes, no le quedaba demasiado excedente…
El otro chico, era muy diferente. No en apariencia, allí solo era distinto,
ni más lindo ni más feo, solo distinto. También tenía sus aventuras del pasado,
y se le conocían al menos dos relaciones formales agotadas en el fracaso donde ellas
decidieron partir buscando algo mejor. Su moral no era muy alta, y su
autoestima muy baja, pero Sara lo había enloquecido y por eso había decidido
decirle cuanta la quería… el mismo día que Luis
Al menos tenía claras ventajas, él había iniciado de abajo, pero consiguió un
buen trabajo, su sueldo era bueno, tenía una casa modesta en las afuera, un
auto no demasiado moderno pero que le llevaba y traía de los viajes que le fascinaban,
ganaba más de lo que gastaba y poco a poco veíase brillar para él un gran
futuro, y Luis sabía que su competencia allí le llevaba una gran ventaja….
Sara no pudo evitar notar esto mismo, y quiso ser imparcial, respondió que meditaría
un día entero al respecto y que a la tarde siguiente tendría una respuesta, así
que al verse al caer el sol sabía muy bien que les diría. Les propuso que cada
uno tendría una semana entera para demostrarle cuál de ellos la quería más. Podrían
darle un detalle cada uno estipulado en una lista que trajo consigo, al pasar
la semana quien demostrara mayor amor merecería ser correspondido…
El primer día debían traer un presente floral, Luis entrego un ramo de
rosas perfectamente empaquetado, era muy claro que se había gastado buena parte
de su dinero en él, no era el más costoso, eso era evidente, pero debió costar
bastante, sin embargo, el otro joven solo trajo una rosa con un tallo retorcido
lleno de espinas aunque de una fragancia muy agradable.
Al día siguiente que debían proponerle una salida, la llevó a caminar junto
al mar, una parte fueron por la costanera, y ora parte regresaron por la arena,
con los pies dentro del agua, fue simple, divertido, sincero, Luis en cambio decidió
llevarla a el cine, a ver un estreno que sabía le iba a gustar y luego bailaron
toda la noche en una discoteca de renombre.
El tercer día el joven la invitó a comer a su casa, pues así correspondía,
no fue algo elaborado, unos simples tallarines que a su parecer, estaban
pasados de cocción, Luis la llevo a un restaurante fino y Sara comprobó sus
apuros económicos al verle pagar la cuneta.
Supo que Luis había pedido dinero prestado para comprarle el suéter tan
bonito que vieron en una tienda, mientras el otro joven había aparecido con una
bufanda tejida de un color salmón que no sabía con qué diablos podría combinar.
El día del regalo de las joyas, el joven temeroso se acercó con unos aretes
muy bonitos, de plata, pero que evidentemente habían sido usado muchas veces,
Luis prefirió ir a una joyería para que ella escogiera lo que le pareciera
mejor, y firmó un pagaré muy comprometedor por ello
El anteúltimo día debían realizarle una dedicatoria, así que Luis le pidió que
escuchara una emisora en particular a una hora acordada, y allí de su parte,
recitaron los versos más románticos que él pudo encontrar en libro alguno, el
otro joven, sabiéndose ya muy comprometido entrego un papel arrugado que rezaba
de la siguiente manera
“Sara
“Sara
Se que es poco lo que darte puedo
No bajaré las estrellas del cielo
Ni llevare la luna a tu ventana
Pero siempre serás mi Sara…”
Fue tierno, negarlo no podría, y con un dejo de melancolía, la bella dama
espero el siguiente día, cuando cada uno debería demostrar, de una manera muy
personal, cuanto la amaban y siempre la amarían…
Pero todos sabemos que el destino es un jugador habilidoso, y el tiempo, cómplice
potencial, le gusta hacer mal cuando todo va muy bien, y cunado ese día la
jovencita despertó, muy mal se sentía, y fueron pronto al doctor, donde le
dieron triste noticia, Sara, la joven y dulce Sara moría, y muy poco podía
hacerse, debía de urgencia ser trasladada, a un país lejano donde podrían ofrecerle
costosa cura, más lo padres de la bella muchacha nada podían hacer, no tenían el
dinero ni a quién acudir por el….
Sin saber nada de esto la niña cayó en un sopor, perdió el conocimiento, y
cuando regreso, habían demasiados días pasado, hallábase sola completamente en
un lugar desconocido, y solo estaba Luis a su lado alegre de verla despertar…
Ella se mostró efusiva de ver una cara amiga, hizo muchas preguntas que el
no pudo contestar, pero al final el hizo una sola que ella debía responder
-“Sara, amada mía, sé que estas mal, pero me veo en la obligación de
preguntar, ya pasaron los siete días, tu corazón escogió a quien amar?
-Mi corazón no tienes dudas –respondió con escaso aliento- te vi gastar
hasta lo que no tienes por darme las mejores cosas a tu alcance, cuando el que tenía
tanto más que tú no lo hacía, creo que es claro que a ti te importó mucho más
que a él, así que deseo ser feliz contigo..
Se besaron, antes que el sacara un sobre cerrado del bolsillo se besaron, durante
un momento se olvidaron de donde estaban o que hacían ahí, se besaron, porque
se querían, muchos dirán incluso que se amaban, y cualquiera que los viera
besarse así lo creería…
Él estaba muy emocionado y olvidándose de todo se disculpó y fue a buscar
agua, ella encontró el sobre su cama, con su nombre, con la letra de él…
Dentro había una carta… muy breve, pero que decía demasiadas cosas…
“Sara, te amo
Pero ya sé que tomaste la decisión de estar con
él, y está bien que sea así, yo ya no tengo más nada que ofrecer…
Cuando pediste flores pensé que sería muy vulgar comprar
un ramo para ti, por caro que este fuera, tu eres demasiado especial y merecías
un flor especial, en mi casa hay un rosal, y había florecido la primer rosa, me
pareció que sería mejor que cualquier otra por eso te la di…
Cuando pediste una salida, pensé que cualquiera te
lleva al cine, a bailar, a un patio de compras, pero el mar tiene tantos
secretos y es tan hermoso, tan hermoso y profundo como tú, esperaba que eso
fuera mucho mejor que ninguna otra cosa…
Sé que esperabas te llevara luego a comer, pero,
cualquiera puede hacerlo, es igual si es un carrito en la esquina o un
restaurante costoso, no siento que hala amor allí, así que pase un día entero
aprendiendo a hacer pastas y las prepare para ti con todo mi amor, espero que
te gustaran…
Igual sucedió cuando pediste una prenda, cualquiera
va a una tienda y te compra ropa elegante, pero yo quería algo personal que
nadie más pudiera darte, mi santa madre en mi juventud me enseñó a tejer, y por
más que busque solo había lana salmón en mi casa, pero lo que importaba era la intención,
así que hace varios días para tejerte esa bufanda, espero que te proteja del
frio en invierno…
También eran de mi madre esos aretes, ella me los
dio para que te los entregara si realmente estaba enamorada, hace tiempo fueron
de mi abuela, y de su madre antes de ella, sé que no son tan valiosos, pero es tradición
que solo puedes darlo si amas de verdad…
Finalmente, el día que pediste te dedicáramos
algo, créeme que busque muchos poema y frases de amor hermosas, me leí libros
enteros sin encontrar una sola palabra que revelara lo que siento, al final te escribí
esa esquela con lo que me broto del corazón…
Luego me entere que habías enfermado, que era muy grave,
lo difícil de la situación. Que morirías si no reunías el dinero. Así que vendí
las cosas que tengo para que pudieras viajar y realizar el tratamiento, y como sé
que te sentirías sola pensé que Luis te haría sentir mejor, después de todo, ya
no tengo más nada que darte, porque no me ha quedado nada, excepto un último regalo,
mi bendición para que seas feliz junto a Luis…”
Hoy tantos años después, Luis hace tan feliz como puede a su mujer, pero su
mujer aprendió hace tanto tiempo que no siempre entendemos lo que tenemos…
hasta que lo perdemos…
Kevin Heves Maranetto Vranich
24/04/2018
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