martes, 24 de abril de 2018

Siete regalos



No muchas personas saben cómo Sara termino con Luis, pero yo si lo sé.
Fue hace mucho tiempo, cuando en sus ojos aun brillaba la ilusión, y sus labios aun dibujaban sonrisas sinceras. Una época en que sus pechos y glúteos rebosaban firmeza, y su cuerpo tenía la figura de una modelo de revistas.
En aquellos tiempos todo hombre que se jactara de serlo posaba sus miradas en ella con deseo, con anhelo, con ganas de poseerla por entero. Y fue allí, en esos gloriosos tiempos de su pasado que un día dos hombres juntaron el valor para hablar con ella, confesarles sus íntimos sentimientos y obsequiarles hasta la ida a cambio de su tiempo…
Sara se había jactado siempre de no ser superficial, es importante aclararlo, ni materialista, ni ninguna de esas cosas que tantas cicas miran a la hora de buscar pareja, y es crucial dejarlo claro, porque ambos pretendientes se parecían muy poco entre si…
Luis era un chico simple, muy simple, no le negaremos que tuvo sus aventuras, como todo chico, que hizo cosas que no debía y otras que si, pero era buen muchacho, era un joven que había abandonado la mala senda encontrando mucho apoyo en Dios, y este lo había encaminado en la vida.
Luis no era un modelo, pero no era un hombre feo, fumaba, de vez en cuando, salía los fines de semana, algunas veces bebía de más, pero nada fuera de lo normal para jóvenes de su edad. Había heredado algo de dinero de unos parientes, tenía una pequeña empresa pero no le daba las ganancias que deseara, vivía con los lujos que podía permitirse, que no eran demasiados, pero alquilaba un buen apartamento en el centro y su coche era de un año reciente… pero enfrentado los gastos de cada mes, no le quedaba demasiado excedente…
El otro chico, era muy diferente. No en apariencia, allí solo era distinto, ni más lindo ni más feo, solo distinto. También tenía sus aventuras del pasado, y se le conocían al menos dos relaciones formales agotadas en el fracaso donde ellas decidieron partir buscando algo mejor. Su moral no era muy alta, y su autoestima muy baja, pero Sara lo había enloquecido y por eso había decidido decirle cuanta la quería… el mismo día que Luis
Al menos tenía claras ventajas, él había iniciado de abajo, pero consiguió un buen trabajo, su sueldo era bueno, tenía una casa modesta en las afuera, un auto no demasiado moderno pero que le llevaba y traía de los viajes que le fascinaban, ganaba más de lo que gastaba y poco a poco veíase brillar para él un gran futuro, y Luis sabía que su competencia allí le llevaba una gran ventaja….
Sara no pudo evitar notar esto mismo, y quiso ser imparcial, respondió que meditaría un día entero al respecto y que a la tarde siguiente tendría una respuesta, así que al verse al caer el sol sabía muy bien que les diría. Les propuso que cada uno tendría una semana entera para demostrarle cuál de ellos la quería más. Podrían darle un detalle cada uno estipulado en una lista que trajo consigo, al pasar la semana quien demostrara mayor amor merecería ser correspondido…
El primer día debían traer un presente floral, Luis entrego un ramo de rosas perfectamente empaquetado, era muy claro que se había gastado buena parte de su dinero en él, no era el más costoso, eso era evidente, pero debió costar bastante, sin embargo, el otro joven solo trajo una rosa con un tallo retorcido lleno de espinas aunque de una fragancia muy agradable.
Al día siguiente que debían proponerle una salida, la llevó a caminar junto al mar, una parte fueron por la costanera, y ora parte regresaron por la arena, con los pies dentro del agua, fue simple, divertido, sincero, Luis en cambio decidió llevarla a el cine, a ver un estreno que sabía le iba a gustar y luego bailaron toda la noche en una discoteca de renombre.
El tercer día el joven la invitó a comer a su casa, pues así correspondía, no fue algo elaborado, unos simples tallarines que a su parecer, estaban pasados de cocción, Luis la llevo a un restaurante fino y Sara comprobó sus apuros económicos al verle pagar la cuneta.
Supo que Luis había pedido dinero prestado para comprarle el suéter tan bonito que vieron en una tienda, mientras el otro joven había aparecido con una bufanda tejida de un color salmón que no sabía con qué diablos podría combinar.
El día del regalo de las joyas, el joven temeroso se acercó con unos aretes muy bonitos, de plata, pero que evidentemente habían sido usado muchas veces, Luis prefirió ir a una joyería para que ella escogiera lo que le pareciera mejor, y firmó un pagaré muy comprometedor por ello
El anteúltimo día debían realizarle una dedicatoria, así que Luis le pidió que escuchara una emisora en particular a una hora acordada, y allí de su parte, recitaron los versos más románticos que él pudo encontrar en libro alguno, el otro joven, sabiéndose ya muy comprometido entrego un papel arrugado que rezaba de la siguiente manera

“Sara
Se que es poco lo que darte puedo
No bajaré las estrellas del cielo
Ni llevare la luna a tu ventana
Pero siempre serás mi Sara…”

Fue tierno, negarlo no podría, y con un dejo de melancolía, la bella dama espero el siguiente día, cuando cada uno debería demostrar, de una manera muy personal, cuanto la amaban y siempre la amarían…
Pero todos sabemos que el destino es un jugador habilidoso, y el tiempo, cómplice potencial, le gusta hacer mal cuando todo va muy bien, y cunado ese día la jovencita despertó, muy mal se sentía, y fueron pronto al doctor, donde le dieron triste noticia, Sara, la joven y dulce Sara moría, y muy poco podía hacerse, debía de urgencia ser trasladada, a un país lejano donde podrían ofrecerle costosa cura, más lo padres de la bella muchacha nada podían hacer, no tenían el dinero ni a quién acudir por el….
Sin saber nada de esto la niña cayó en un sopor, perdió el conocimiento, y cuando regreso, habían demasiados días pasado, hallábase sola completamente en un lugar desconocido, y solo estaba Luis a su lado alegre de verla despertar…
Ella se mostró efusiva de ver una cara amiga, hizo muchas preguntas que el no pudo contestar, pero al final el hizo una sola que ella debía responder
-“Sara, amada mía, sé que estas mal, pero me veo en la obligación de preguntar, ya pasaron los siete días, tu corazón escogió a quien amar?
-Mi corazón no tienes dudas –respondió con escaso aliento- te vi gastar hasta lo que no tienes por darme las mejores cosas a tu alcance, cuando el que tenía tanto más que tú no lo hacía, creo que es claro que a ti te importó mucho más que a él, así que deseo ser feliz contigo..
Se besaron, antes que el sacara un sobre cerrado del bolsillo se besaron, durante un momento se olvidaron de donde estaban o que hacían ahí, se besaron, porque se querían, muchos dirán incluso que se amaban, y cualquiera que los viera besarse así lo creería…
Él estaba muy emocionado y olvidándose de todo se disculpó y fue a buscar agua, ella encontró el sobre su cama, con su nombre, con la letra de él…
Dentro había una carta… muy breve, pero que decía demasiadas cosas…

“Sara, te amo

Pero ya sé que tomaste la decisión de estar con él, y está bien que sea así, yo ya no tengo más nada que ofrecer…
Cuando pediste flores pensé que sería muy vulgar comprar un ramo para ti, por caro que este fuera, tu eres demasiado especial y merecías un flor especial, en mi casa hay un rosal, y había florecido la primer rosa, me pareció que sería mejor que cualquier otra por eso te la di…
Cuando pediste una salida, pensé que cualquiera te lleva al cine, a bailar, a un patio de compras, pero el mar tiene tantos secretos y es tan hermoso, tan hermoso y profundo como tú, esperaba que eso fuera mucho mejor que ninguna otra cosa…
Sé que esperabas te llevara luego a comer, pero, cualquiera puede hacerlo, es igual si es un carrito en la esquina o un restaurante costoso, no siento que hala amor allí, así que pase un día entero aprendiendo a hacer pastas y las prepare para ti con todo mi amor, espero que te gustaran…
Igual sucedió cuando pediste una prenda, cualquiera va a una tienda y te compra ropa elegante, pero yo quería algo personal que nadie más pudiera darte, mi santa madre en mi juventud me enseñó a tejer, y por más que busque solo había lana salmón en mi casa, pero lo que importaba era la intención, así que hace varios días para tejerte esa bufanda, espero que te proteja del frio en invierno…
También eran de mi madre esos aretes, ella me los dio para que te los entregara si realmente estaba enamorada, hace tiempo fueron de mi abuela, y de su madre antes de ella, sé que no son tan valiosos, pero es tradición que solo puedes darlo si amas de verdad…
Finalmente, el día que pediste te dedicáramos algo, créeme que busque muchos poema y frases de amor hermosas, me leí libros enteros sin encontrar una sola palabra que revelara lo que siento, al final te escribí esa esquela con lo que me broto del corazón…
Luego me entere que habías enfermado, que era muy grave, lo difícil de la situación. Que morirías si no reunías el dinero. Así que vendí las cosas que tengo para que pudieras viajar y realizar el tratamiento, y como sé que te sentirías sola pensé que Luis te haría sentir mejor, después de todo, ya no tengo más nada que darte, porque no me ha quedado nada, excepto un último regalo, mi bendición para que seas feliz junto a Luis…”

Hoy tantos años después, Luis hace tan feliz como puede a su mujer, pero su mujer aprendió hace tanto tiempo que no siempre entendemos lo que tenemos… hasta que lo perdemos…

Kevin Heves Maranetto Vranich

24/04/2018



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