Se
habían conocido como se conocen muchas personas en internet, por casualidad, o
quizás por el destino, pero eso no podrían saberlo en ese entonces
Una
charla sin sentido llevo a otra, se despidieron con un “luego hablamos” y
realmente hablaron luego, y al día siguiente, y al siguiente de este, durante
meses enteros…
Dejaron
de sentirse extraños, intercambiaron fotos, videos, llamadas, secretos, sueños
y confesiones, con los años dejaron de sentir que la enorme distancia los
separaba, porque sentados en sus computadoras se hallaban tan cerca el uno del
otro…
Tuvieron
momentos mejores y otros no tan buenos, le tocó sufrir a él, en silencio,
cuando algún chico cortejaba a su dama sin nada que pudiera hacer, deseándole
lo mejor, alentándola a ser feliz, extrañándola profundamente cunado aquellas
charlas diarias desaparecían por semanas enteras…
Pero
las cosas no siempre funcionaban como debían funcionar, el abrazo frío de la
soledad siempre hacía que ella volviera y ahogara sus penas en aquel muchacho
tan distante que parecía comprenderla tan bien, que se convertía por momentos
en parte de sus sueños…
Un
día fue su turno de caer en los brazos de cupido, otra chica, quizás más
bonita, quizás no, pero que se hallaba a una distancia que él podría recorrer
cada día, alguien que podía abrazarlo como ella solo había podido soñar,
besarlo como lo había besado en sus más íntimos sueños, tenerlo frente a si,
como ella solo había podido tenerlo en su corazón…
Frustrada
acabo por apartarse otra vez de él, busco el amor con ansiada desesperación, si
aquel que su alma deseaba no podía se suyo hallaría quien mitigara la soledad
en la que se sentía sumida, sin embargo, el amor no tocaba a su puerta, los
besos que a los chicos robaba no dejaban de parecerle vacíos ni apartaban del
todo sus pensamientos de aquel a quien había deseado besar sinceramente…
Una
vez más compartió sus confidencias con el único que sentía que la entendía
escondiendo dentro de si los celos que la abrumaban por no ser ella misma la
mujer a su lado…
A
veces llegaba a pensar que él jugaba con ella, pero en otras oportunidades
hubiera podido jurar que él la amaba sinceramente, aquel duelo la volvía loca,
llegó a pensar las más alocadas ideas…
Imagino
que el abandonaba la mujer que tenía a su lado, que lo abandonaba todo y tomaba
el primer vuelo para estar solo con ella, otras veces imaginaba que era ella
quien no podía resistir e iba a buscarlo, a apartarlo de aquella persona que no
podía amarlo como ella lo amaba, a veces simplemente pensaba que estaba
totalmente loca que nada de aquello pasaría…
Pero
un día, envueltos en profundas confidencias él la invitó a visitarle, a conocer
su país, su ciudad, su gente, su mundo, y de pronto, al volverse aquella
posibilidad real la horrorizo ¿Realmente quería hace aquello? ¿Realmente quería
verle? ¿Sería capaz de tenerle frente a si sin dejar que sus profundos impulsos
se apoderasen de ella?
La
venció la sensatez, es verdad que era importante en su vida, que le conocía
desde siempre, pero ¿Le conocía? ¿En el fondo no era un desconocido? ¿Viajaría
a un país desconocido solo para conocerle? ¿Quedarse en la casa de alguien que
no había visto más que a través de un monitor? Tuvo miedo
Al
principio debía terminar unos estudios importantes, luego no tenía dinero, cuando
consiguió el trabajo no tenía el tiempo, hasta que un día descubrió, que, sin
quererlo, sin planearlo, había deseado tanto la oportunidad de estar con el que
había ahorrado lo suficiente para visitarle… pero ¿él querría verla aún?
Solo
necesitó un momento de locura, un instante del valor que no tenemos todos los
días, ese segundo que cambia nuestras vidas para siempre, así que cuando le
mando el siguiente mensaje estaba sobre un avión rumbo a un sueño desconocido…
Cuando
el avión aterrizo en un país extrañó estaba llena de miedo, de dudas, de
preocupaciones, confusa, con el deseo irrefrenable de coger el próximo vuelo de
nuevo a casa… hasta que lo vio…
Allí
estaba el, esperándola, con una sonrisa amplia y sincera como nunca antes había
visto, con una mirada de profunda alegría que cualquiera podría haber
confundido con el más puro amor, ni siquiera se dio cuenta que corrió y no se
detuvo hasta estrecharse en los brazos de aquel muchacho que ya era todo un
hombre, la oprimió contra su pecho conteniendo la emoción, acaricio su pelo y
le susurro
Me
alegra que hallas venido…
Kevin
Heves Maranetto Vranich
9/5/2016