jueves, 22 de noviembre de 2012

De niña a mujer




Ella temblaba como tiembla una hoja acariciada por la brisa fresca del otoño, el, forzando quizás una sonrisa la miró a sus ojos claros y le preguntó si tenía frío, ella, sin atreverse siquiera a apartar la mirada negó sin exhalar un solo suspiro que delatara cuantos nervios sentía en aquel momento.
El muchacho se recostó a su lado buscando un momento de descanso, un poco de comodidad, ordenar sus pensamientos, ella descansaba sobre uno de sus brazos, con el otro, aún libre, acariciaba con cierta distracción la mano de la muchacha que cálidamente yacía sobre su propio pecho
En la habitación había una tenue luminosidad azul y sonaba unas viejas canciones románticas que daban un ambiente reconfortante y acogedor, la cama no estaba aun distendida del todo, era cómoda, amplia y abrumadora
Ella serró los ojos y el fingió no escuchar el prolongado suspiro que se le escapaba de los labios, luego la beso tranquilamente y la dejo pensar tranquilamente las cosas, comprendía sus nervios, la primera vez siempre es complicada para una mujer… ¿Por qué para los hombres no era igual? Quizás porque ellos debían fingir tener una experiencia que muchas veces no contaban y les avergonzaba aquello, en cambio una mujer, al igual que un buen libro, no hay mayor placer que ser el primero al que se le permite adentrarse en las profundas e intrincadas tramas de su historia…
Ella era sin saberlo esa historia, no es que fuera la primera mujer para él, y la experiencia le daba una confianza un poco excesiva, pero realmente la quería y había puesto muchas ilusiones en esta muchacha, algo le decía que era la indicada, que sería diferente a las demás…
Su mano recorrió una trayectoria nueva y acaricio otras partes del cuerpo femenino, pudo sentir el cambio en su respiración, la tención en sus músculos, la rigidez en su cuerpo… la besó nuevamente para que se relajara, quería que para ella fuera perfecto, se lo merecía… y él quería darle eso… perfección…
Su voz sonó increíblemente tierna cuando le preguntó si estaba lista, podía imaginarla gritando con todas sus fuerzas que no, que era demasiado pronto, que nos e sentía preparada, que era mejor dejarlo para otro momento, sin embargo cada uno de aquellos gritos moría en la rigidez de su silencio, sus labios se negaban tenazmente a aceptar que estaba aterrorizada… de manera casi imperceptible asintió…
La tranquilizó un poco con unas cuantas palabras de cariño, dejó que sus manos dotadas de sana experiencia recorrieran los rincones prohibidos de la piel, los dedos, agiles mensajeros de sus deseos desataron algunos nudos, desabrocharon algunos botones, corrieron algunos cierres y con la sutileza propia de un experto en su terreno fueron desvistiendo el cuerpo de la jovencita que se hallaba confusa en el limbo del deseo y el miedo de lo desconocido, sin embargo cada beso, cada roce provocaba en ella tantas sensaciones nuevas e incontrolables que se sentía aturdida, atrapada en el deseo de gratar que se detuviera y el anhelo tangible de que continuara…
Ni siquiera supo cuando la última prenda abandono una de sus piernas, en algún momento, entre los besos, las palabras y las caricias él también se había desvestido, juraría haberlo visto sin embargo era incapaz de precisar el momento, tomó consciencia que se hallaban ambos desnudos, solos, a instantes de un minuto decisivo…
Juntaba valor para decirle que no podía continuar mientras se estremecía bajo las cálidas caricias de sus manos habilidosas y el ardor insaciable que le producían en la piel sus besos, pero cuando estaba dispuesta a hacerlo en aquella tenue luminosidad encontró que los ojos oscuros de él se posaban enfrente de los claros de ella, y mirándose uno dentro del otro se sintió tranquila y segura… en aquel instante todos sus miedos parecieron disolverse y se encontró resguardada en la confortable seguridad de sus brazos mientras aquella boca le robaba hasta el último aliento necesario para negarse… sintió que lo amaba, y por vez primera, sintió que él la amaba…

-¿Realmente quieres hacerlo?

Fue como el último soplo de vida, como una última oportunidad luego de la última oportunidad, bastaba un ligero movimiento de cabeza, bajar la vista, suspirar que no y él se hubiese apartado a un lado tranquilamente, algo en su corazón le dijo que lo hubiera hecho, y fue eso y no otra cosa lo que le hizo sentirse segura de su decisión, por eso asintió… sin apartar la mirada un solo instante…
Ella sonrió llena de nervios, el lo hizo con tranquilidad y una sincera alegría naciendo desde su alma, haberla visto enfrentarse al mismísimo demonio del temor y vencer era algo que le producía un placer inimaginable, dejo que sus labios recorrieran el rostro de la muchacha mientras las manos desparecían del alcance de la vista buscando lugares que provocarían inmensos placeres…
Luego… ninguno de los dos recuerda demasiados detalles, solo saben que hicieron el amor…

Kevin Heves Maranetto Vranich

22/11/2012


2 comentarios:

  1. Ella le confió todo a el.... seria tan correspondida como debía??...

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