El pulgar del muchacho froto la mejilla de la
muchacha limpiando una lágrima, olvidando de momento que sus propios ojos
brillaban lleno de dolorosas perlas
Hacía tiempo que estaban juntos, habían pasado
por momentos muy buenos, y otros muy complicados, el estaba, en el fondo, lleno
de dicha de haber hallado una compañera que saciaba plenamente su corazón y le permitía
encontrar un rayo de luz aún en la más absoluta oscuridad…
Pero ella era un tema aparte, sin importar cuantas
caricias saciaran su piel, cuántos besos llenaran de dulzura sus labios, cuantas
miradas alimentaran el fuego de su alma o cuantas palabras endulzaran su corazón,
así, sin importar cuánto aquel chico le diera desde lo más profundo de su ser,
acababa siempre sintiéndose vacía, siempre le faltaba algo, incompleta.
A veces sentía que él no la quería, otras que
era demasiado soberbio, algunas que no la escuchaba, o que si lo hacía no le prestaba
atención, que no quería hablar con ella o que cuando quería hablar el momento era
inoportuno, al fin, sin importar que pasara, no dejaba sentir que algo no
estaba bien
Había pensado muchas veces dejar todo atrás,
pero sus palabras estaba llenas de una dulzura inigualable y acababan
derritiendo sus defensa vez tras ves, sus brazos la envolvían con fuerza sin importar
cuán tenaces fueran sus esfuerzos para apartarse, y su corazón se ablandaba a
fuerza del calor brindado por el de aquel joven…
Pero a medida que los días pasaban sus
decepciones parecían acrecentarse, y a él costaba cada vez mas doblegar esos impulsos
hirientes de la joven, las discusiones se sucedían con mayor frecuencia y con
una intensidad vertiginosa..
Dudar de su querer hubiera sido blasfemo pero
cada día sentía que se acercaba más al punto sin retorno, al fatídico momento
en el que no podría solucionar las cosas, en el que no importara cuanto la
quisiera ella acabaría yéndose igual, tarde o temprano se convencería que él no
era el adecuado sin importar nada…
Al principio había logrado calmarla con facilidad,
pero a medida que las cosas se dificultaban había comenzado a perder terreno,
sus fuerzas flaqueaban más que su cariño, al principio dejaba escapar una
lagrima a escondidas, pero últimamente terminaba escondiéndose y llorando larga
y profundamente. La quería pero ella no era capaz de verlo, de sentirlo, de
comprenderlo. No quería perderla pero, inevitablemente comenzó a sentir que era
algo inevitable, y pese a resistirse a ello con todas sus fuerzas la idea comenzaba
a apoderarse de él, y si bien la olvidaba en aquellas largas tardes de idilio,
en aquellos instantes dulces que dejaban esas absurdas diferencias atrás. Pero regresaban
poco a poco en la siguiente discusión, en la siguiente pelea…
Aquel día ella lo dijo por última vez “-Todo
debe hacerse a tú manera-”…
Así empezó y así termino, él miró a su
alrededor, esta no era su manera, nunca había sido su manera, ni en su peor
pesadilla aquello se parecería a su manera, el detestaba las peleas, odiaba las
discusiones, este no era su estilo y daría cualquier cosa por cambiarlo, pero
ese día fue el ultimo…
La miro a los ojos, que mas daba, ese día
acepto que había perdido, así que se acercó a su oído y le murmuro su secreto
más profundo, aquel efímero suspiro que solo una persona antes de ella había escuchado
en aquellos labios “-Te amo-“
Luego sonrió, aun con lagrimas, aun derrumbado,
destruido, en el fondo repitiendo una trágica historia anterior, beso su frente
viéndola pasmada, viendo en sus ojos una metamorfosis interna que de pronto
para él perdió todo sentido, se levantó, juntó sus cosas en un bolso mientras
ella intentaba detenerlo, y la miró una última vez antes de cerrar la puerta,
cuando se alejo, calle abajo, no regresó jamás…
Ella por primera se quedo sin palabras, no
quiso hablar y quiso decirlo todo, pero cuando se dio cuenta el ya iba por la
calle con su maleta en la mano dispuesto a
no volver…
Le demostró su amor día tras día llenando de
calor su alma tras cada discusión, hasta el día que lo consumió todo por
completo, finalmente le dijo aquello que había anhelado oír tantas veces, pero
al terrible precio de que sería la única vez que lo escucharía de sus labios, y
la única vez que esas palabras significarían algo para ella
Y se quedo, sola y vacía… libre de hacer las
cosas a su manera…
Kevin Heves Maranetto Vranich
25/08/2019
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