El nacimiento de Esperanza

Estaba él y ella mirando el mar sentado sobre la arena cálida, un día de brisas frescas, a mediados de verano, se habían bañado y dejaban que los rayos del sol acariciaran su piel y les secaran lentamente, ella lo miró, sonrió, y el enamorado como estaba le entregó uno de aquellos cálidos besos que le hacían sentir que todo en la vida merecía la pena
Tras la caricia se puso de pie excusándose de ir en busca del protector solar y él la miró alejarse, no importaba que no fuera quizás la chica más hermosa que hubiera pretendido, era aquella de la que se había enamorado irremediablemente… cuando miró el mar había alguien frente a él, parecía un niño vestido de blanco y desprendía un extraño halo de luminiscencia, con una mirada de ojos claros que jamás podría olvidar…

Lo saludó un poco confundido, y como el jovencito no respondió intentó preguntarle si se hallaba perdido, cuando habló finalmente el sonido de su voz parecía una dulce melodía que naciera directamente desde su alma
-“No estoy perdido, tu lo estás, y el Señor me envía a decirte que si continuas con esa persona sufrirás mucho, todo terminará y nunca podrás volver a amar de nuevo”

-¿Qué señor? – exclamé mirando a uno y otro lado, el niño miró el cielo

-“Él tiene una misión muy importante para ti, estás destinado a demostrar al mundo el poder del amor de Dios en los hombres, tienes que apartarte de esa chica”

-Pero estoy enamorado de ella

-“Aún no es la indicada, déjala, y serás feliz toda tu vida!”-Soy feliz ahora, con ella

-“Vete ahora antes que regrese, se enfadará contigo y no querrá volver a verte y descubrirás con la que envejecerás”

-No quiero que se enfade, no quiero que ya no vuelva a verme, no quiero a nadie más-“Vete, en el camino a tu casa hallaras un boleto de la fortuna y tendrás todo el dinero que puedes imaginar”

-Ahora mismo tengo el mayor tesoro y es ella!!-“Vete, tus padres saldrán a la calle, si llegas a tiempo podrás evitar el accidente que tendrán”

-Como podría yo evitar el destino q tú Dios les ha dado

-“Vete, es Dios quien te lo pide”

-Lo siento, mi corazón pide que me quede

-“Vete, por favor, soy el espíritu del hijo que debes tener con la persona correcta y ella no será mi madre, si no te vas ahora nunca naceré”-Lo siento…

Hasta el momento que ese niño se desvaneció, quizás incluso después no estuvo muy seguro de si lo hubo soñado o realmente pasó, lo cierto es que aguardó varios minutos esperando que ella regresara, al cabo de casi una hora inquieto fue a buscarla, la encontró allí, casi al otro extremo de la playa, con alguien más, pudo sentir los fragmentos de su corazón al romperse, y sus ojos llenarse de lágrimas y correr rumbo a su casa enceguecido por el dolor, los padres no lograron verlo a tiempo mientras corría por la calle y lograron esquivarlo, dieron su vida a cambio de la suya al colisionar con otro auto de frente, estupefacto quedó tirado en la vereda sin dar crédito a lo que estaba viendo…

Una jovencita encantadora le preguntó si estaba bien, pero nunca la escuchó, trató de calmarlo, lo llevo a la emergencia para que fuera atendido, paso la siguiente semana y media visitándolo cada día, incluso durmió a un lado de la cama varias noches, cuando despertó del trance eran sus ojos los primeros que vio y le parecieron hermosos
Estuvo allí el día que le dieron de alta, y lo acompañó después hasta la casa, estuvo a su lado cuando las lágrimas brotaron al visitar aquellas tumbas y fueron sus hombros los que se humedecieron de tanto llanto, aquella noche hacía un mes exacto del día que le había encontrado aturdido en la calle y se hallaban frente a frente, con una radiante sonrisa en un modesto restaurante a las afueras de la ciudad, finalmente, muy sería, y aunque sus ojos continuaran sonriendo como hacían siempre hablo claramente aunque con su siempre presente timidez.

-No puedes no haberte dado cuenta que me he enamorado de ti, estoy segura que ya lo has notado, pero nunca me has dicho que piensas tú y no logro saberlo, es tan maravilloso estar contigo peor a la vez te siento tan distante como si fuera imposible ser más que amigos ¿Acaso no sientes nada por mí?

Fue cuando lo comprendí, Aquel niño era un espíritu de Dios, quizás no pudo convencerme a mi ofreciéndome aquellas cosas pero pudo convencerla a ella, y había sido manipulado desde un principio para estar allí en aquel lugar, en aquel momento…

Pero yo había desobedecido el pedido de Dios y su advertencia, no me había marchado a tiempo para solucionar las cosas, Su corazón estaba roto, era incapaz de amar de nuevo como el niño había advertido… había perdió a su padres, nunca había sido un hombre afortunado en los negocios y… nunca amaría de nuevo…

Pero ya una vez había contradicho la voluntad de Dios… ¿Que le impediría hacerlo de nuevo?

Cuando su hijo nació fue una niña, con aquellos bellos ojos claros del espíritu brillando en su risueño rostro, y sin dudarlo la llamó “Esperanza”

Kevin Heves Maranetto Vranich

01/04/2012