Corría el año 2042 cuando el Retroiluminador
fue inventado, se tardó al menos tres años en perfeccionar el sistema y para el
2054 comenzaron a utilizarse los primeros dispositivos a nivel comercial.
No está bien claro quién fue el
diseñador de la idea original de realizar aquel aparato perteneciente a la
ciencia ficción, muchos dicen que era un Retro, nombre por el que se denominaba
el cuerpo en el que una mente había sido posada desde el futuro.
Eso es lo que el Retroiluminador
hacía, lo colocabas cual pulsera en la muñeca, ajustabas el día, la hora, el
año, el lugar aproximado de destino deseado (esto no siempre eras muy eficaz para
eso debía elegirse muy bien quién sería el Iluminado, palabra con la que se definía
al dueño de la mente que viajaría al pasado) y por supuesto, peligrosamente,
con antelación indicarse el tiempo que se debería estar allí. Esto era clave en
el éxito o fracaso de una misión, tanto como la elección de un Iluminado
correcto.
El dispositivo funcionaba de una
manera bastante sencilla a decir verdad, por medio de ciertos impulsos eléctricos
de antipartículas bombardeaba el cerebro del Iluminado (sin consecuencias
nocivas conocidas hasta la fecha), o persona que usaba el dispositivo, la misma
de alguna forma afectaba la conciencia de dicha persona dirigiéndola como una
emisora de radio hacia su antepasado más próximo al punto de destino indicado(tanto
cronológico como espacial) , fuese este su padre, su abuelo, quizás él mismo.
Por alguna extraña razón el dispositivo solo funcionaba bien en los hombres.
De esta manera la mente del
iluminado se apoderaba temporalmente del Retro, o antepasado que perdía momentáneamente
el control sobre sí mismo y funcionaba como un muñeco humano a control remoto
operado mentalmente por el Iluminado. Una vez en esta situación el Iluminado
disponía de determinado tiempo para completar la misión que se le había
encargado, pasado el tiempo indicado en el dispositivo la conexión mental se
interrumpía, no siempre de una manera completamente exitosa, creando lo que se
denominaba antes de la invención del Retroiluminador como “Dejabú” posteriormente
se le llamaba “reflejo del Iluminado” pequeños recuerdos del Iluminado que
permanecían unos segundos en el Retro.
Los estudios para realizar
cambios en las vidas pasada eran muy extensos, ya que ningún Iluminado deseaba
desaparecer del presente por haber poseído a su abuelo mientras este gestaba en
su abuela la creación de su padre, y tampoco estaba permitido interceder en
momentos de índole históricos o similares, solo era permisible (aunque no siempre
100% cumplido) realizar cambios íntegramente personales…
John había atendido esa mañana a
una mujer que deseaba sus servicios, la tarea en si tomaría solo unos minutos,
a lo sumo una hora en el Retro si le costaba ubicar al objetivo, siempre debían
darse un margen extra, debía localizar a la señora cuando aun gozaba sus
tiernos 16 años a mediados del 2010, e informarle a la chica que estaba a punto
de cometer el peor error de su vida, debía abandonar sus estudios de inmediato,
el mismo día de ser posible. Podría estudiar cualquier cosa pero no podía
seguir concurriendo a aquel lugar.
Como rutina, debió preguntar cuál
sería el cambio en la vida de la señora, asegurándose que esto no interfiriera
gravemente con otras vidas, otros futuros, a lo que la señora explicó que este
cambio era elevadamente personal, ella en esa clase conocía un hombre del que
se enamoraba, terminando así con su pareja del momento, a partir de aquel punto
su vida había quedado arruinada, dejando a un joven que de verdad la había
querido y cuidado por otro que nunca había llegado a aceptarla, pero al no
poder regresar con su antiguo novio por lo mal que habían terminado ella estuvo
con otros tantos, quedando incluso embarazada de uno de ellos al poco tiempo,
de allí en más la historia se repitió quedando prácticamente arruinada toda su
vida. Solo ya muy mayor un hombre adinerado se había casado con ella y
fallecido tres años antes. Usaba toda la fortuna heredada para pagar esta Retroiluminación.
Pasó el resto del día estudiando
el caso, grabando en su memoria la foto de aquella niña de 16 años que debería encontrar,
le sonaba ligeramente familiar como si la hubiera visto antes ¿Quizás alguna
foto en algún viejo periódico? O pudiera ser que en donde estudiaba hubiese
algún a fotografía de antiguos estudiantes, los Iluminados eran personas
astutas y solían tener buena memoria, John era la principal excepción, su
memoria era la peor entre todos los iluminados registrados en la matricula,
algo lamentablemente hereditario. Pero lo profesional de su trabajo lo
compensaba elocuentemente, hasta aquel día…
Estudió la vida de la mujer, no
interfería gravemente en ningún hecho importante, como había dicho su vida era
totalmente intranscendental en la historia, ni ella ni sus varios hijos. Así
que esa tarde tras haber aceptado gustosamente el dinero del cual el estado se
quedaría una generosa proporción, se colocó su Retroiluminador, ajustó la fecha
de un día concreto que la señora le había indicado y estimó que dada la exactitud
del momento podría perfectamente en 15 minutos dejar completada la tarea, ya
que casualmente su Retro (abuelo en este caso) se encontraba en un radio
inferior a 100 metros del objetivo lo que era una casualidad muy favorable. Aún
así decidió que un margen de otros 15 minutos por cualquier imprevisto era
adecuado, siempre convenía estar el mínimo tiempo posible en el Retro para
evitar cualquier pequeño cambio que afectara en el futuro al Iluminado.
Activo el dispositivo y de pronto
su conciencia ya no estaba en su oficina
Fue increíble, el objetivo estaba
a solo unos 10 metros, se apresuró a caminar hacia ella, y cuando le puso las
manos en los hombros y le dijo “tengo que decirte algo” le llamó increíblemente
la atención que no respondiera, que no reaccionara, y que como en la mayoría de
los casos, no se asustara…
Eso favorecía mucho la misión, así
que empezó a indicarle rápidamente lo que debía hacer apremiándola
sugerentemente, debía abandonar el curso que hacía de inmediato dejar los
estudios que estaba realizando, empezar cualquier otro, especialmente recomenzar
el curso que había abandonado por empezar el actual, la secundaria, la resonancia
mental de John en el cuerpo de su abuelo aprovechó cada valioso minuto del
cuarto de hora que se había impuesto a insistir en estos puntos una y otra vez,
la persona objetivo no se opuso, no contestaba, le escuchaba como si ya lo
hubiera visto antes.
Cuando se disponía a apartarse
para marcharse la mano de ella lo sujetó, y como si hiciera un esfuerzo muy
grande preguntó mirándole a los ojos “¿Qué quieres decir?”
Ningún Retroiluminado podía explicar
nada sobre la Retroiluminación para no alterar la historia así que respondió “Solo
soy un amigo, que debía avisarte antes que cometieras el peor error de tu vida”
la mayoría de las veces eso bastaba, las personas lo tomaban como una señal, un
ángel que venía a decirles de un error a solucionar y no se debía dar más
vueltas, pero ella volvió a mirarlo evitado que se fuera… lamentablemente allí
se cumplieron con exactitud los 15 minutos estimados y John (su conciencia) volvía
a su presente por otro intervalo igual antes de regresar (si era necesario) a
utilizar los 15 minutos de emergencia, aunque sabía que no sería indispensable habían
bastado los primeros 15 para dar el mensaje, ahora solo debía buscar una serie
de artículos de su tiempo y ver si la señora había mantenido la relación con
aquel hombre y quizás ajustar algún detalle en el tiempo complementario, no
sería tarea difícil con ayuda del ordenador con conexión a la base mundial de
estadísticas. Sin embargo descubrió que no se encontraba en el lugar de su
despacho que debía hallarse, y dado que los viajes de este tipo solo toman una
millonésima de segundo, el ordenador había desaparecido, y eso podría explicar
únicamente un cabio directo, los ojos de John se dilataron, era el terror de
todo Retroiluminado cambiar algo que le afectara directamente así fuera en lo más
mínimo, y como si temiera el fin del mundo corrió a la ventana esperando el
apocalipsis, pero no, todo seguía igual… o eso parecía…
Aún tenía 13 minutos de descanso,
prendió el televisor en una pared y le pareció que era varias pulgadas más
pequeño, y a su lado faltaba algo, revisó en su mente que faltaba que viera a
diario, la biblioteca aun estaba allí ¿que más había junto al aparato?
Y fue como un destello de elocuencia,
los libros, los libros de la biblioteca, absurdos volúmenes sin ningún tipo de
significado, libros que para él no significaban nada… ¿Dónde estaban los cientos
de ejemplares que había editado y publicado su abuelo? Regalándole su bella
colección al cumplir sus 18 años, su pequeño tesoro personal (abuelo que por
cierto debido a sus influencias económicas y políticas le habían ayudado a
llegar al puesto que hoy día ocupaba de la sociedad)
11 minutos registraba la pulsera
para el regreso del tiempo adicional, así que apresuró a coger una línea de
teléfono y llamó a su abuelo, cuando
este no contestó se preocupo enormemente, así que utilizó el viejo sistema de
internet de su aparato para revisar alguna información importante de porque su abuelo
podría no haberle regalado sus libros y no necesitó mucho para entenderlo,
nunca los había editado, nunca los había publicado… su abuelo había muerto en el
anonimato tres años atrás cuando en su realidad se hallaba aun vivo, incluso
irían a pescar el siguiente domingo, no solo eso, había dejado a dos hermosas
hijas en el mundo y él, su abuelo, había tenido un único hijo, el padre de John…
El escalofrío que comenzó en su
nuca se deslizó por toda su espalda, John parecía petrificado era un cambio de
primer nivel, un cambio donde el iluminado altera de tal manera su pasado que
este nunca llega a existir, y él seguía existiendo solo mientras los 7 minutos
siguieran corriendo en su pulsera y estuviera apartado de la realidad del nuevo
futuro
Llamo al número que todo Retroiluminador
sabía de memoria, emergencia tipo uno de Retroiluminación, le asombró que nadie
le respondiera (el tiempo de respuesta era de 10 segundos como máximo debido
que llamar a aquel numero era una verdadera emergencia que podía poner en
peligro la misma humanidad)
Se sentía torpe sin su ordenador así
que buscó el número, por si en esta realidad alterna había cambiado, en la
vieja internet, casi muere del susto cuando llega al simple y concreto descubrimiento
que no existía ninguna red de Retroiluminación, sin muchas vueltas buscó el
origen mismo del aparato y nunca había sido inventado, pálido y algo vacilante
se sentó, 5 minutos después regresaría a su tiempo adicional en el pasado,
debía pensar como revertir el cambio realizado, pero que podía hacer, era capaz
de cualquier cosa, el debía existir, pero ¿Como podía influir esta mujer que
había investigado en su pasado? ¿Alguno de los muchachos con los que ella
andaría influiría tan radicalmente en su futuro? Quizás uno de los hombre con
los que andaría en su futuro sería su propio abuelo, esto no lo había
considerado, no había hallado el nombre de su abuelo en la lista de hombres con
la que la mujer le indico encontrarse, ni tampoco podía darse por sentado que
la señora no olvidara algún muchacho con tan larga lista de personas.
Solo quedaban tres miserables minutos
y no entendía como esto podría haber afectado las cosas de tal manera, y cuando
una pequeña alarma anunciado que estaba en los últimos 60 segundos empezó a
comprender alguna cosas, el éxito de su abuelos le había iniciado hacia casi 50
años, poco después del momento destinado para el viaje, quizás el había ocupado
su cuerpo en esos escasos segundos que tomaba la decisión de editar o publicar
sus libros o quizás de escribir aquel cuento o poema que lo haría mundialmente
famoso en los años siguientes
Regresó al cuerpo de su
antepasado aun reflexionando aquellas cosas, si ese era el daño no podría
solucionarlo, ya estaría destruido su futuro, se sintió algo descompuesto, la
jovencita para la cual solo habían pasado un instante solo distinguió el cambio
de humor en el muchacho y al expresión sombría, atreviéndose a preguntar si
estaba bien, el casi no pudo responder pero asintió, ella entonces lo abrazo y
él quedó completamente desconcertado
-“Está bien (dijo) si realmente
es tan importante para ti que deje lo que estoy haciendo y vuelva a estudiar
como antes lo haré, te amo demasiado no quiero perderte por eso”
John, o mejor dicho el Retro en
el que la mente de John estaba casi se desmalla, solo pudo sentarse en el piso
allí mismo donde estaba, ella lo sostuvo y lo besó, el estaba absortamente
confundido y la apartó, ¿Era esto lo que había provocado? Que ella se enamorara
de su abuelo evitando así que este se casara años después con su abuela y
escribiera aquellas novelas que revolucionaron el mundo?
Fue entonces cuando su memoria
recordó donde había visto aquella muchacha antes, en la contraportada de su
primer libro, había una dedicatoria debajo, y por un momento su memoria fue tan
nítida que recordó cada una de las palabras
“Este libro te lo dedico a ti, amor mío, que al marcharte de mi vida
dejaste un vacío que solo escribir pudo llenar a medias, a ti que inspiraste cientos
de poemas, de cuentos, y de historias
que tantas veces desee que fueran ciertas para poder recuperarte así sea en mi
imaginación, te lo dedico a ti, y muy especialmente mi historia -el Retroiluminador-
con el cual logré convencerme que si tuviera algún día la oportunidad de
recuperarte, la sacrificaría por el bien de los demás, no sería justo que tu
tuvieras una segunda oportunidad de ser feliz a mi lado, cuando no me la diste
a mí para ser feliz al lado tuyo, aún así, no olvides que siempre te amé”
Había olvidado por completo aquel
pequeño cuento con el que el libro terminaba, aquel cuento escrito poco antes
de conocer a su abuela (y gracias al cual la había conocido ganándose la dedicatoria
en su segundo libro) había olvidado que aquel mismo cuento había generado la
inspiración necesaria en un puñado de hombres poderosos para llevar a cabo la
invención real del Retroiluminador, y que si no fuera por aquello mismo su
abuelo no hubiera tenido la suficiente influencia para que el con su despistada
memoria llegara al puesto de ser un Iluminado jamás.
Ahora estaba de pie apartando a
la mujer que había hecho todo aquello, que lastimando a su abuelo con una
herida que él había visto el resto de su vida plasmada en cada uno de sus
escritos, recordaba se pronto cuantas veces conversando con su abuelo se largo
a llorar recordando esta muchacha de su pasado sin jamás mencionarle como se
llamaba, nombrándola simplemente “aquella”. Y ahora él estaba allí con la
remota posibilidad de cambiarlo todo, de hacer que esa chica se casara
seguramente con su abuelo, que este jamás conociera el sufrimiento de la separación,
que fueran felices juntos durante toda la vida, que tuviera un puñado de hijas
como siempre había deseado… pero él… él a cambio nunca existiría, su abuelo
nunca seria mundialmente famoso ni reconocido por sus libros ni tampoco por
cooperar en el descubrimiento del Retroiluminador…
¿Podía él, John Zacarías
Maranetto Valdez valer más que el héroe de tantas personas? ¿Acaso no era justo
su sacrificio personal por la felicidad de aquel hombre que tanto había
admirado desde que era solo un niño? Que impedía que su abuelo, creador del mismo
principio del Retroiluminador no mereciera beneficiarse con él, siendo
simplemente feliz.
La muchacha había vuelto a
abrazarlo, estaba todo tan cambiado, aun quedaba escaso minuto y medio antes
que volviera a una realidad donde el desaparecería, una realidad donde su
abuelo era feliz, donde no concia el sabor de las lágrimas, donde había vivido
una vida plena con el amor de su vida, un amor que su abuela, bien sabía ella
misma, nunca había podido equiparar, la muchacha que tenía entre sus brazos era
tan importante para su abuelo como para la existencia de él mismo, y cuando
supo que solo le quedaban poco más de treinta segundos recordó vagamente aquel
final del cuento donde ahora, de una manera muy, muy extraña se sentía el
protagonista, y como si su memoria, su mala memoria hubiera sido siempre una
trampa no logró recordar exactamente como terminaba… aunque sabía que allí
estaba la clave de todo…
En los últimos 15 segundos,
quizás, la apartó, la besó y le dijo al oído
“Mi amor, tranquila, es una
broma, continúa estudiando si es lo que tú quieres, yo, yo siempre voy a amarte
aunque un día tú me dejes, también tú vas a amarme siempre aunque eso pase pero
no vas a saberlo hasta que sea muy tarde para corregirlo, pero aun así te amaré
siempre…”
Intento besarla sin saber muy
bien si él había hablado a través de los labios de su abuelo o su propio abuelo
le había dictado aquellas palabras en sus propios labios, pero entonces se encontraba
de nuevo en su escritorio, a la derecha de su computadora estaba el pedido que
la señora había realizado, en la larga descripción que detallaba exactamente el
cambio que pedía, rezaba al final con su propio puño y letra:
“…Y espero que no sea demasiado
tarde…”
Kevin Heves Maranetto
Vranich
27/04/2012