Ella sonrió, finalmente había logrado que él cayera presa de sus encantos, no en vano había perfeccionado con sus treinta y tantos años de vida la celosa arte de la seducción, acercó su copa de vino a la suya y el respondió el gesto haciendo que los delgados cristales tintinearan con el contacto…
La cena, hecha con sus propias manos, era el más sofisticado afrodisíaco a su alcance, aquel hombre no era un tipo ordinario, aunque lo tuviera en su casa, en su mesa y a su disposición, lograr alcanzarle con sus anhelos no resultaría del todo la más simple de las tareas, sus rasgos algo huraños le brindaban ese aire curioso, sabía, desde que se había empeñado en poseerle, que aquello no estaba destinado a una aventura de una noche, ni él lo aceptaría ni ella se conformaría con eso.
En los postres las charlas fluyeron como era esperado a juegos sutiles de doble sentido, el tono correcto y la modulación previamente ensayada comenzaban a surtir efecto, el alcohol de la bebida hacia su trabajo con eficiencia, el ambiente acogedor completaba el esfuerzo, el primer roce fue calculado como si de un descuido se tratase, el segundo menos discreto, y el tercero absolutamente intencional
La mirada penetrante se clavó en los dedos delgados que se posaban sobre los propios, pudo ver en sus expresiones que entendía perfectamente la situación, se resistía, sin razón alguna, no pudo evitar dudar de sus condiciones de mujer, su atractivo no era cuestionable, pero sus formas… muy bien conocía que no eran el agrado de la mayoría de los hombres, la naturaleza no le había sido particularmente generosa, pero en su lugar le habían cedido un encanto natural que le compensaba con creces, uno que no había parecido funcionar como esperaba… cualquier otro se hubiese abalanzado hacia ella incluso antes de los postres…
Suspiró, era el momento de hacer una jugada arriesgada, en el brillo de aquellos ojos estaba tácito el deseo de acompañarla, aún antes de hacer la invitación, de manera que cuando cogió su mano, poniéndose de pie, y fijo rumbo a su habitación, él no realizó ningún esfuerzo por detenerla ni apartarse de ella
No correría el riesgo de permitirle huir, no ahora que le tenia dentro de los límites de su santuario, no muchos podían dignarse de conocerlo, pero quienes lo hicieron, no habían podido escapar de allí impunemente, se giró sobre su eje quedando de frente, era alto y ella no tanto, debía alzar la vista para observarle, tendió sus brazos gráciles por ambos lados de su cuello, dejándole ligeramente aprisionado, sin duda entendía lo que ocurría, pero no parecía dispuesto a dar un solo paso en falso, ella, por otra parte, estaba decidida a jugarse por los sentimientos que se agitaban en su interior
La distancia se acortó presurosa y sus labios atraparon los del chico, finalmente parecía reaccionar, respondía a la caricia, pudo sentir que era envuelta por la cintura y oprimida con ligereza, con tibieza, pero, poco a poco, así como los besos subían su intensidad lo hacia la presión a su espalda, como si buscara que se convirtieran en uno, había sentido antes la pasión salvaje y sexual de otros hombres, pero este deseo era nuevo, como si quisieran mezclarse para formar un nuevo ser…
Con la agilidad propia de un felino desprendió los botones de aquella camisa y los de un pantalón, las prendas se amontonaron en el piso, no esperaría que el correspondiera el favor, así que con naturaleza logró que la falda que llevaba puesta se deslizara a lo largo de sus piernas y se reuniera con el resto de la ropa…
Puede que fuera la sorpresa cuando el se hincó y beso su vientre lo que la impulsó a retroceder, pero la cama impidió su acción y cayó sentada sobre esta, la vista, en ese momento, fue genuinamente la del éxito, tenia un hombre, y no a cualquiera, arrodillado frente a ella, sumido a sus encantos, prisionero a los más básicos e instintivos deseos, era suyo…
Sintió sus manos tomando su pie, alzándolo desde el tobillo, los mismos labios que le habían quedado ardiendo en los suyos besaron su empeine, una tormenta de besos que comenzaron a subir hasta deslizarse por sus muslos, dieron un ligero rodeo y acabaron una ves mas en su vientre, aquellos ojos oscuros se elevaron y le miraron fijamente, con una intensidad tan poderosa que olvidó respirar
Los dedos varoniles y ásperos repitieron el recorrido de sus besos, pero tomó una inclinación distinta, deslizándose por su entrepierna hasta llegar justo al límite dónde sus íntimos tesoros estaban resguardados, por un instante quiso que no se detuviera allí, pero no tuvo la fuerza para emitir el mas absurdo de los reclamos
Los dedos cambiaron su recorrido abruptamente y giraron sobre sus caderas, marcaron el contorno de su cintura y ascendieron por debajo de su blusa gasta los umbrales de su pecho, pudo sentir un pulgar ansioso remarcando su contorno… quería más…
Recogió las manos que usaba para apoyarse en la cama, justo tras sí, y las cruzó sobre su cabeza para quitarse aquella incómoda prenda de un solo tirón, pero sus puntos de apoyo no eran los adecuados y en mitad del proceso no logró mantener el equilibrio y cayó de espaldas sobre las mantas, cuando intentó concluir el trabajo una mano aprisionó con facilidad ambas muñecas, se halló sometida sin proponérselo, la tela le cubría aún el rostro, era incapaz de adivinar los pensamientos de aquel hombre
Pudo sentir la mano hábil deslizarse sobre el pliegue elástico de su ropa interior, arqueó la cintura alzando sus caderas para facilitar la extracción, sin embargo, claramente sobre sus pies, otro lienzo se depositó a un mismo tiempo, supo, sin verle, que se ya no tenía nada que le cubriera, se mordió los labios expectante, no era como se lo había imaginado, esperaba poder verle y saber a que abstenerse… pero su instinto apremió a sus elucubraciones, sus piernas se separaron sin que ella intentara controlarlo, pudo sentir que el hombre se colocaba en medio de ellas, estaba deseosa y dispuesta, le recibiría con placer… sin embargo, aquellos instantes le resultaron eternos
Un escalofrío la sacudió desde los pies a la cabeza cuando aquellos labios, jamás tan cálidos, jugaban en su ombligo, zigzaguearon sobre su piel como niños correteando por una pradera, hasta que la boca masculina se detuvo en el valle de su pecho, como si debiera decidir que cuesta enfrentaría primero
Los labios emprendieron la carrera en una dirección mientras una mano áspera partió en la opuesta, le apresaron con deseo y vehemencia, con el apetito insaciable de los anhelos mas profundos, profanó la cima de sus cumbres en juegos algo torpes, cariñosos y llenos de apasionada energía, se sintió temblar atrapada en el deseo, pero aun incapaz de responder o reaccionar a una sola de aquellas caricias, solo se dejó estar, entregada a un placer que jamás había vivido, sin importar cuantos hubieran tenido su piel o sus pechos o sus carnes, nunca antes de aquel momento había sentido que le quemaban como ahora…
Recobró la compostura, aquella boca había dejado las cumbres y se había deslizado a su cuello, había traviesamente jugado con cada centímetro de su piel hasta acabar en sus hombros, para luego regresar y apresar entre sus dientes el lóbulo de su oreja apenas descubierto por la tela…. Sintió que esta se deslizaba…
Finalmente lo pudo ver, sobre su rostro estaba el del hombre junto al que había cenado aquella noche, su mirada se clavaba en los ojos propios, como si tuviese un mensaje que darle, pero no pudo hablar, los labios habían encontrado a su presa en su boca y bebían de ella el elixir de todo lo que consideraba su existencia, quiso liberarse, deseaba abrasarlo, hacerle entender que ella estaba sintiendo aquella intensidad, pero sus muñecas aun estaban sujetas y no pudo moverse
Reaccionó a un movimiento que le había pasado en absoluto desapercibido, su caderas se habían abierto paso entre sus muslos, el vigoroso calor del hombre se había apoyado sobre el sagrado cofre de sus mas impuros deseos, jugó con su mente tratando de adivinarle, pero el rítmico movimiento le atontaban como a un niño en su cuna y los ardientes besos no le dejaban pensar con claridad, cuando le sintió retirarse con suavidad previó lo que sucedería a continuación, la expectativa superó cualquiera de sus experiencias por sí misma, cerró los ojos para entregarse plenamente…
El fuego ardiente de aquel hombre se extendió voluptuoso a través de sus rincones más privados, su columna se arqueó en respuesta sin que pudiera evitarlo, clavó sus uñas en las palmas de sus manos y agarrotó hasta los dedos de sus pies que colgaban al borde de la cama, alzó las piernas en el acto reflejo y las cruzó sobre la cadera masculina
Allí estaba el hombre deseoso de ella, finalmente le tenía para sí, había logrado doblegarlo para hacerlo suyo, torcido el hilo de las probabilidades y enmarañado los caminos del destino para hacerse de él…
Sus muñecas fueron liberadas y las manos masculinas se deslizaron entre la cama, el pelo y su espalda, se trenzaron detrás suyo y sintió otra ves aquel abrazo asfixiante, trató de corresponderlo, pero sus fuerzas no eran iguales… y tampoco su anhelante deseo…
Mientras sentía aquel cuerpo masculino empeñado a la tarea de complacerla comprendió algo que había pasado absurdamente por alto, por eso al concentrar su vista en la oscuridad tormentosa de los ojos que tenía frente a si la escoció un nuevo miedo…
¿Realmente le había atrapado? ¿y si tras aquel empírico encuentro no volvían a verse?
Aquellos besos comenzaron a quemarle la piel de una manera dolorosa, como si cada uno inyectase el veneno de la incertidumbre ¿realmente era suyo? Aunque en sus tratos había cuidado y esmero, ansiedad y deseo ¿eso le bastaba? ¿Era suficiente tener la piel de aquel hombre en contacto con la propia o quería atrapar realmente el calor de su alma libre? ¿acaso era su corazón lo que buscaba? ¿su amor?
¿No era este fuego que sentía simples gotas del sentimiento que aquel hombre era capaz de expresar? ¿No había en su interior un ferviente manantial dispuesto a liberarse? Ella quería beberlo… todo…
Mientras su mente era nublada por el estasis más soberbio, una idea abrió paso entre las nebulosas hasta un punto ubicado en los rincones del subconsciente… ella no quería poseerlo…
Ella quería ser suya…
Kevin Heves Maranetto Vranich
24/02/2024