Él no quería
estar allí, sin embargo, allí estaba. Unas cuantas mesas, varios pares de
sillas, y muchas más personas de las que el disfrutaba compartir una habitación,
había hombres de todo tipo, y mujeres de igual variedad, desvió la vista hacia
la puerta considerando seriamente irse, pero, tras ella, en la calle, no tenia
muchas esperanzas de hallar nada, no siendo el hombre ermitaño que era, sin embargo,
mientras miraba la muchedumbre, claramente allí dentro tampoco había nada que
mereciera la pena su tiempo, había tomado la determinación de retirarse cuando
un sonido inicio aquel juego lastimero…
Hombres y
mujeres, ordenados como niños en la escuela ocuparon sus lugares en las mesas
formando pares, y como le había sucedido en su tierna infancia había quedado de
ultimo buscando donde sentarse, al final, había una mesa vacía, sonrió con
burla pensando que mal organizado estaba aquello al no haberse asegurado que
fuesen grupos pares, pero esperar no le afectaba, por el contrario, le daría tiempo
y quizás una excusa para marcharse.
Apartaba la
silla de la mesa cuando junto a el una mano fina y de piel pálida le imitaba al
otro lado, alzo la vista curioso imaginando seria uno de los organizadores con algún
reclamo, pero para su sorpresa sobre su pecho solo había un numero y no el
emblema que los identificaba, cuando comprendió que se había detenido demasiado
tiempo en un lugar inadecuado busco sus ojos, brillaban como estrellas en el
cielo pero no supo si era furia o vergüenza, con un gesto la invitó a sentarse
sin saber como disculparse y sin mediar palabras ella ocupo su lugar, el busco
el suyo al frente, el cuchicheo a su alrededor solo hizo que fuera aun mas
incomodo que entre ellos no fluían las palabras
-Lamento
lo de antes – balbuceo al final – no me di cuenta que había mas participantes…
no quise… - y no supo como explicar que no había querido mirar sus pechos,
aunque, claramente había tenido tiempo de observarlos, no estaban nada mal
-Vi que
mirabas aquí – señalo el cartel numerado – al principio – agregó tras otro
silencio incomodo… pero sus comisuras se estiraron en una mueca que podría confundirse
con una sonrisa, intentaba ser graciosa yeso relajó el ambiente- ¿Qué haces aquí?
-Busco
algo que no voy a encontrar – respondió como si hablara consigo mismo, no creyó
prudente hacer una broma al respecto, todos estaban allí mas o menos por lo
mismo
-si lo
que buscas no está acá… ¿Por qué no lo buscas en un lugar que puedas hallarlo…
- ¿y eso dónde
podría ser? – notó lo delgados que eran los hombros de aquella mujer cuando los
encogió con incertidumbre
-Quizás
en una discoteca… o en un bar – había algo de rabia en aquella boca, pero desapareció
rápidamente, el hombre aquella ridícula charla en aquella ridícula situación supero
por mucho sus expectativas y lo que comenzó con apenas una sonrisa se convirtió
en una carcajada sonora, tan incontrolable y descuidada que dejo ver sus dientes
que no se alienaban correctamente
-No
frecuento esos sitios… tampoco bebo… así que opte por unas cuantas aplicaciones
y… vi la propaganda de este lugar… termine aquí… - sus ojos buscaron la puerta,
estaba al otro lado del salón en aquel momento…
-y esto comenzó
antes de que pudieras huir – esta ves los labios finos sonrieron sutilmente de
verdad, el brillo en aquellos ojos irradiaba la alegría de un niño cuándo se creía
descubridor de algo que todo mundo sabe… no quiso quitarle aquello, asintió…
Solo tuvieron
escasos minutos para curiosear uno en la vida del otro, demasiado tímidos e
inexpertos para hacer las preguntas correctas, pero hallaron la confianza suficiente
para no quedarse en silencio, sobre la mesa, las cartas de cada cual, revelaron
sus profesiones, sus edades, sus gustos básicos y pasatiempos, ambos se
preparaban para averiguar lo que realmente querían saber cuando la campana los interrumpió…
y de pronto ambos estaban sentados frente a personas diferentes…
La mujer
delgada y con gafas frente a él no perdió el tiempo y lanzo una pregunta tras
otra sin darle siquiera tiempo en averiguar cosas sobre ellas, la mujer
voluptuosa que le siguió solo hablaba de ella misma, tras ella solo recordaba a
una que le superaba en varios años con una gigantesca verruga a un lado de la
nariz, no podía apartar la vista de eso y la mujer acabo claramente ofendida.
Varias veces
alzo la vista buscando entre las mesas a su primer compañera, en algunas oportunidades
logro verla, incluso cruzaron miradas, hasta que de pronto desapareció, incluso
cando los encuentros terminaron se esforzó en hallarla, le había causado una
grata impresión, le gustaría poder hablar un poco más… pro ya no estaba…
Tres mujeres
intercambiaron con él sus números de teléfono antes que se retiraran cada cual
por la dirección que había venido, miraba las anotaciones en su libreta, una de
las mujeres era muy atractiva seguramente la llamada, fue entonces que noto unos
hombros delgados en la barra de un pequeño bar, y con un suspiro siguió su
camino… pero antes de acabar de recorrer aquella cuadra regreso sobre sus pasos
impulsado por una fuerza que no pudo detener y lleno de vergüenza entro al
lugar y se sentó a su lado, hubiera jurado que esos hombros frágiles temblaron
-te
fuiste antes que terminara – murmuro un poco hablando consigo mismo, el hombre
que atendía el lugar se acercó ofreciendo sus servicios, ajeno a sus hábitos miro
que la mujer tomaba un café y pidió lo mismo que ella
-no me
tomo mucho tiempo darme cuata que allí no estaba lo que yo buscaba – alzo los
ojos hacia el y noto que sus palabras habían dado como una puñalada en el pecho
del hombre – lo siento, no lo decía por ti… si no en general – al ver que él se
relajaba agrego – encontraste lo que buscabas?
-No lo sé,
no se conoce demasiado a una persona en tan pocos minutos
-Se
supone que luego te pasas un número de teléfono o red social para continuar en
contacto y conocerse… ¿no era así? – allí estaba, aquel rastro de inocencia en
la mirada de la mujer hacia que le temblara algo por dentro
-Conseguí
algunos números – acepto y mostro los papeles, en ellos clavo sus ojos la
muchacha silenciosamente – sin embargo, imagino que no siempre consigues el de la
persona con la que quieres hablar un poco más…
-No se fijarán
siempre en ti las personas que te agraden – replico con algo de malicia –
muchas veces lo hará gente que no valga la pena…
No alzo
la vista de su café hasta que la tasa a su lado se alzo con cierta brusquedad,
en solo unos cuantos sorbos dejo el recipiente vacío de nuevo en su sitio con
un ligero estrepito, de su cartera retiro un billete el cual plegó y dejo bajo
el platillo, cuando miro a la mujer, claramente había una herida reciente en
sus sentimientos, ella quiso disculparse, algo ingenua, sin comprender el
verdadero motivo, pero no le dio tiempo
Garabateo
en una servilleta unos números, sobre ellos lo que parecía ser un nombre y lo
deslizo sobre la barra para que quedase justo frente a ella, iba a preguntarle
que significaba aquello, pero la calidez que había notado en aquella persona se
había escondido tras una dura capa de frialdad, sus labios se curvaron en una
mala mueca de sonrisa, se puso de pie y se marchó velozmente
Los ojos
de la joven, confundidos y vibrantes lo siguieron a través de las ventanas
hasta desaparecer, solo cuando se sintió segura de no ser vista lanzo el mas
largo suspiro que su pecho logró soportar, aquel hombre la intimidaba de una
manera que no lograba comprender, sujeto entre sus dedos finos la servilleta
tratando de desifra4 el nombre una vez más, y mirando con atención los humeros
algo mas claro debajo… había dos nueves que podían ser ceros u ochos… “que
letra más horrible” pensó…
Busco en
su cartera unos billetes que pagarían su consumición, y noto un montón de
papeles doblados justo al fondo y lo saco, aún habiéndose retirado antes,
incluso siendo contra las normas del sitio, varios le habían deslizado papeles
previamente marcados con sus nombres y números de teléfonos, varios tenían una
casilla de correo e incluso algunos eran tarjetas profesionales de presentación…
habría al menos unas diez…
Mirando la
ventana, que solo mostraba una noche silenciosa en el exterior, cogió todos
aquellos números y los arrojó al canasto más cercano, guardando en su lugar una
servilleta con una pésima caligrafía y números que le tomaría varios intento descifrar…
Cuando salió
a la calle el viento fresco del otoño le hizo estremecerse, no tenia mas abrigo
que el puesto, y debía caminar varias cuadras hasta la estación de ómnibus, además,
andaba con zapatos de tacones altos, y los odiaba realmente. ¿seria gracias a
ellos que se fijo en ella? No podía ser, cada vez que hablaron estuvieron
sentados… a menos que contaran aquel sutil encuentro sujetando la silla…
Aparto el
pelo de su rostro, había una huella de ilusión en sus facciones, si no fuera
por esa propaganda insistente de la aplicación de aquel lugar nunca hubiera
asistido, sin nada que perder quiso darle una oportunidad al destino, pero en cuánto
vio la clase de hombres que asistían a esos sitios supo que lo que buscaba no
estaba allí… mientras se alejaba miro el bar en el que había bebido su café…
tampoco podía decir que ese fuese un buen lugar para conocer a alguien…
Mientras le
daba la vuelta al furtivo encuentro que había el destino guardado para ella sintió
la tentación de descifrar aquel nombre y números allí mismo, saco la servilleta
de la cartera y se enfrasco en la tarea, sin dudas el primero debía ser un
nueve… pero el otro no estaba tan segura… el nombre era aun mas confuso… ¿Heum?
Aun si reuniera el valor de llamarlo… ¿por quién preguntaría? Ensimismada en
esa incertidumbre tropezó con alguien, sus dedos se abrieron por la sorpresa y
la brisa se llevo el trozo de papel a través de las rejas de una residencia
privada… su mano se estiro en vano hacia el vacío…
-Quizás
no era para mi- exclamo en voz alta tratando de resignarse…
-Esa era
mi servilleta? - exclamó el hombre con el que había tropezado…
Kevin Heves Maranetto Vranich
24/03/2023