Algunos dicen que
la historia de José es una historia triste, otros dicen que tiene un final
feliz. Muchos piensan que su historia es de telenovela o de película, otros
simplemente creen que es un caso normal, como tantos otros que suceden en esta
vida y pasan desapercibidos. Pero lo cierto es que José tiene su historia.
Él es un tipo
normal, tan común como su nombre, duerme, trabaja, mira tele, va al baño, come,
sale a caminar, va a la playa en verano y le gusta quedarse junto al fuego en
invierno, como todo el mundo
Sin embargo hace
ya varios años que José no es el mismo, no es el que era hace dos años, ni el
que era hace diez, José va cambiando, va creciendo, va madurando, y hoy José
con casi treinta años de edad se siente un hombre de mundo, pero también se siente
un niño pequeño perdido en la vorágine de una sociedad que no deja de cambiar,
y no le gusta cómo cambia.
A José le
cantaban el feliz cumpleaños cuando era niño, tenía su torta, sus regalos, sus
globos, cuando fue adolescente comenzó a salir, fue a los bailes, conoció
chicas, salió con unas, se enamoró de otras y se acostó con varias, así se hizo
hombre antes los ojos de la humanidad
Sin embargo cuando
José pasó ya de sus veinte encontró a una chica que era diferente a las demás, tenía
ojos oscuros, como muchas mujeres los tienen, un aire juvenil y un cuerpo
admirable, pero también hay muchas mujeres así. Lo que tenía aquella mujer de
diferente solo José puede saberlo, pero no lo supo enseguida, lo supo con el
tiempo
La primera vez
que le habló solo vio una chica bonita, acorde a sus gustos, alguien con quien
compartir una cena, quizás una noche, quizás unos meses de su vida, José sabía
que podía enamorarse de aquella muchacha, entonces eso no le importó, sería
como las veces anteriores… eso pensó José…
Salieron a comer,
pasaron algunas noches juntos y José se enamoró, y ella también lo hizo, al
primer mes le siguió otro, a los primeros seis le siguió el año, y a este otro…
y José descubrió que ella era diferente…
Quizás pasaba
tanto tiempo pensando en porque ella era diferente, porque quería compartir su
vida con esta mujer, que no se dio cuenta que ella dejaba de besarlo antes que él,
ya no deseaba acostarse a su lado tan a menudo, y no tenía tanto tiempo para acompañarlo
en una cena o viendo una película en el cine… José no supo que ella se había
enamorado de alguien más hasta que ella se lo dijo…
Fue una tarde muy
fría de invierno, habían comido en silencio, habían visto un cortometraje en la
casa junto a la chimenea, él no tenía que trabajar ese día, ella tampoco, fue cuando
la película termino y comenzaban a pasar las letras de los protagonista cuando
ella lo dijo
Luego, se levantó
y se fue, José puede asegurar que le dijo algo, que se le escapó una lágrima,
hasta está seguro que la trató de tomar de la mano, lo cierto es que aquella
mujer tomó sus cosas, salió por la puerta que estaba frente a José y nunca volvió
a entrar por ella… José estaba destrozado…
Faltó al trabajo el
día siguiente y casi lo echan,, comenzó a comer mal, a sentirse deprimido,
pensó en suicidarse pero no tuvo el valor para hacerlo, descubrió entonces que
había amado a esa muchacha y ahora ya no estaba junto a él, José se sintió terriblemente
solo…
Paso un mes, pasaron
dos, pasaron seis y un año también…hasta que un día una mujer se fijó en el…
José ya no
pensaba en mujeres, su experiencia lo había destrozado, así que cuando ella se acercó
para hablar murmuró unas disculpas y se marchó, lo hico la primera vez, la
segunda y una tercera…
Un día ella le
dijo que se veía un poco delgado y lo invitó a almorzar en su casa, él, sin
pensarlo, sin entender porque, aceptó, ese día no tenía ganas de comer solo
La comida fue
sabrosa y abundante, ella sirvió un buen vino, preparó las cosas con sus
propias manos, él elogió como un caballero su esfuerzo, incluso realizó un
cumplido por lo bonita que estaba aquel día…
Hablaron de
muchos temas, ya sobre la tarde ella le preguntó por su pasado, y él, si darse cuenta,
quizás con una copa de vino de más, o quizás porque ya no dolía como antes,
quizás no importaba, o quizás solo necesitaba contarlo… le habló de aquella
amarga experiencia… y esa mujer le escuchó atentamente…
Esa noche a José
le hicieron el amor, durmió en una cama que no era la suya, despertó temprano
con el sol y descubrió un desayuno sobre la mesa, ella no estaba.
Todos supieron
que José no era el mismo cuando fue aquel día a trabajar, José fue el único que
no se dio cuenta. Aceptó la invitación una vez más antes que esa semana
terminara, y varias más durante el mes, sin saber cómo, de pronto, había una
mujer en su casa, compartiendo su cama, preparando su comida, acompañándolo al
cine, llenando con luz el oscuro vacío que había encontrado dentro de su
corazón…
Paso muchos,
muchos años preguntándose porque no llegaba a él la mujer correcta, y cuando llegó
se sentía culpable, con su luz apagada, con su corazón herido, se maldecía en
silencio cada vez que ella lo besaba y despertaba el fuego que habitaba su
pecho, se sentía tan triste, tan solo,
se sentía culpable de no poder amarla como había amado a su primer amor…
Ese día, José
pensaba que su vida parecía una historia de telenovela, o de película, podía
ser triste o con un hermoso final feliz…
José tenía la
mano de su mujer entre las suyas, la miraba a los ojos y le sonreía…
Cuando minutos
después sostuvo a su hijo en brazos lo entendió todo, de pronto ya no tuvo
dudas y supo… supo que la suya era una historia de final feliz.
Kevin Heves
Maranetto Vranich
17/06/2013
17/06/2013